El hombre, que se desempeñaba como policía en la provincia de Buenos Aires, amenazó a la joven en reiteradas oportunidades y finalmente la asesinó de 15 puñaladas, según reveló su autopsia.
“Úrsula era un ser de luz”.
Así describe Graciela Nassutti a su sobrina Úrsula Bahillo, la joven argentina de 18 años que murió en manos de su exnovio Matías Martínez, de 25 años, el pasado 8 de febrero.
El hombre, que se desempeñaba como policía en la provincia de Buenos Aires, amenazó a la joven en reiteradas oportunidades y finalmente la asesinó de 15 puñaladas, según reveló su autopsia.
Su cuerpo fue encontrado entre unos pastizales en el paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de Rojas, donde ella vivía con su familia.
El caso de Úrsula Bahillo tomó notoriedad por las reiteradas veces que ella pidió ayuda, denunció a su agresor y no fue escuchada. También por las conversaciones y los mensajes de audio que envió a sus amigas, angustiada.
Los familiares reclaman que las denuncias en contra de Martínez no fueron atendidas correctamente, que el hombre violó la restricción de acercarse a ella y que el botón antipánico para que la joven avisara de un potencial ataque nunca llegó.
El crimen de Úrsula generó indignación y manifestaciones espontáneas en el pueblo que fueron reprimidas por la policía. También hubo protestas en la ciudad de Buenos Aires.
Su muerte se suma a la triste estadística de feminicidios que ocurren en Argentina.
En lo que va del año, 44 mujeres fueron asesinadas por hombres en el país sudamericano, según denunció el colectivo feminista Ni Una Menos, que convocó a una concentración para este miércoles frente a los tribunales de justicia en Buenos Aires y está prevista que se repitan las manifestaciones en otros puntos del país.
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Úrsula Bahillo era cariñosa y estaba llena de proyectos. Y desde siempre fue una niña deseada y querida en su familia.
“Mi hermana se casó y no podía tener hijos. Estuvo en tratamiento durante 10 años para quedar embarazada, todos los que te imagines: se le cayó el pelo, se le puso verde, azul…”, detalla la tía de la joven a BBC Mundo.
“Y un día quedó embarazada de Úrsula”, cuenta Graciela Nassutti que la cuidó con su marido cuando era un bebé porque la mamá de la joven, Patricia, trabajaba.
Graciela Nassutti describe a su sobrina como “un amor de persona. Yo digo siempre que ella me enseñó a decir te amo”, asegura.
A Úrsula le gustaba viajar y cuando cumplió 15 años hizo realidad su sueño de conocer los parques de atracciones de Disney, en Florida (EE.UU.).
También toda la familia solía irse de vacaciones junta a la costa bonaerense antes de que llegara la pandemia del covid-19.
Úrsula amaba la música, bailar y era fanática del club de fútbol River Plate. Y ella era muy popular. “Todo el mundo la conocía”, asegura su tía.
La joven terminó de estudiar la secundaria en 2019 y había comenzado la carrera de Psicopedagogía en Pergamino, una localidad en el norte de Buenos Aires, muy cerca de Rojas.
Pero la pandemia no le permitió continuar con las clases presenciales y se volvió a su pueblo.
“Comenzó a hacer cursos de acompañamientos para abuelos, para ayudar en los asilos de ancianos. Y este año se había anotado para estudiar para maestra de grado“, dice su tía orgullosa.
El 8 de febrero, el día que la mataron, estaba haciendo los trámites para iniciar sus estudios. “Pero no llegó”, afirma Nassutti en una conversación telefónica con una voz entrecortada por las lágrimas.
“El día del entierro había tanta gente… era una pueblada. Ahí te das cuenta que era muy querida”, analiza.
El feminicidio
Cuando la policía halló el cuerpo de Úrsula ese 8 de febrero a las 20:30 horas, también apresó a Martínez que intentó escapar, herido.
Los investigadores del caso pudieron determinar, a través de cámaras de seguridad, que la joven había dejado su moto en la puerta de un kiosco al que ingresó y que luego se fue caminando.
Aún no se sabe el rumbo que tomó y en qué momento y cómo fue atacada por Martínez, que estaba en su auto.
El feminicidio se conoció por una llamada al 911 de un tío del acusado, quien dijo que creía que su sobrino había matado a una joven porque le confesó en una llamada que “se había mandado una cagada”.
Úrsula Bahillo había denunciado varias veces a su exnovio por amenazas y violencia de género e incluso Martínez tenía una medida de restricción perimetral que le prohibía acercarse a ella, algo que había violado dos días antes del crimen.
El hombre también contaba con otras acusaciones de violencia y tres sumarios en Asuntos Internos de la policía. En la actualidad, el hombre permanece detenido.
“Yo desconocía toda esta situación que estaba pasando. Me da culpa no haber sabido“, le dice a BBC Mundo su tía.
“Ella estaba amenazada. Él le había dicho que nos iba a matar a todos”, agregó.
Quiero dormir mil años, y que se me vaya toda tristeza.
— 𝐔𝐫𝐬𝐮𝐥𝐚 (@UrsulaBahillo26) February 7, 2021
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“Quiero dormir mil años y que se me vaya toda tristeza”, había escrito Úrsula en su cuenta de Twitter un día antes de ser asesinada.
Graciela Nassutti contó que su hermana es muy religiosa y que el domingo pasado, tras la misa, recibió una llamada del papa Francisco.
“El Papa llamó a mi hermana para darle consuelo, que Úrsula estaba con Dios”, relató.
La familia ahora espera que justicia tras la muerte de la joven.
“Espero que se haga justicia. Este hombre tiene que pagar. Tienen que pagar todos. Lo único que pedimos es que tenga (prisión) perpetua. Y quiero preguntarle por qué lo hizo”, añade.
La tía también destacó el creciente número de muertes de mujeres en Argentina que se conocieron desde que inició el año.
“Yo creí que Úrsula iba a ser la última, pero al otro día asesinaron a otra chica”, dice.
Nassutti se refiere al caso de Florencia Figueroa, de 23 años, que murió por el ataque de su propio hermano, un expolicía bonaerense.
Florencia Figueroa había agonizado durante diez días atacada por Denis Figueroa, a quien ya había denunciado varias veces.
“Pido justicia por Úrsula, justicia por todas”, concluyó Nassutti.