Ciudades en todo el mundo han tenido que volver a pensar sobre la seguridad a raíz de la pandemia de covid-19. Las siguientes son aquellas que lo están haciendo bien.
Nada en la historia moderna ha cambiado la vida en las ciudades tanto como lo ha hecho la covid.
Desde el cierre de oficinas en el centro de la ciudad hasta la obligación de usar mascarillas o las restricciones en los restaurantes, las precauciones pandémicas han transformado el panorama de las ciudades en todo el mundo, probablemente a largo plazo.
De hecho, la pandemia es la primera en su escala que nos sucede como una especie “urbanizada”. Cuando la gripe española se desató a principios de la década de 1900, solo el 14% de los humanos vivía en ciudades, pero hoy esa cifra ha aumentado al 57%, según estimaciones de la División de Población de la ONU.
Como resultado, las ciudades han tenido que volverse aún más vigilantes en términos de protección de la salud y seguridad general para cuidar mejor a sus habitantes.
Para entender qué cambios han llevado a una mayor seguridad, la unidad de inteligencia de la revista The Economist publicó recientemente el “Índice de ciudades seguras 2021“, que clasifica a 60 urbes según 76 indicadores de seguridad en infraestructura, vida digital, seguridad personal, factores ambientales y, por supuesto, salud, que este año incluye preparación para pandemias y mortalidad por covid-19.
Aquellas clasificadas en la parte superior del índice, incluidas Copenhague, Toronto, Singapur, Sídney y Tokio, tienen factores que ilustran cómo la seguridad general se correlaciona con un fuerte sentido de cohesión social, inclusión total de la población y confianza en la sociedad.
Hablamos con los residentes de estas ciudades para ver cómo los cambios provocados por la pandemia han hecho que sus ciudades sean más seguras, inclusivas y resilientes; y sobre qué cosas los viajeros necesitan saber para mantenerse seguros cuando finalmente puedan visitarlas.
Clasificada en la parte superior del índice, la capital de Dinamarca se posicionó particularmente bien debido al nuevo pilar de seguridad ambiental del índice, que mide la sostenibilidad (incluidos los incentivos de energía renovable), la calidad del aire, la gestión de desechos y la cubierta forestal urbana.
Esto último tuvo un impacto absoluto en lo bien que la ciudad y sus residentes pudieron hacer frente a las restricciones pandémicas, que se eliminaron por completo a partir de septiembre de 2021.
“Los parques, las áreas verdes y las vías fluviales fueron extremadamente populares durante la pandemia. Los habitantes de Copenhague paseaban y compraban comida para llevar y disfrutban de los muchos espacios para respirar de la ciudad”, señaló el residente Asbjørn Overgaard, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Copenhagen Capacity.
La ciudad también continúa proporcionando “guías sobre el coronavirus” para ayudar a la gente, y mantiene una amplia señalización y marcas claras para crear espacio entre grupos al aire libre.
El espíritu comunitario del país, resumido mejor en la palabra danesa samfundssind, también permite a los ciudadanos del país trabajar juntos y confiar mutuamente -incluidos los funcionarios gubernamentales- para crear un entorno de vida más seguro.
El Índice de Ciudades Seguras encontró una alta correlación entre el control de la corrupción y las ciudades más seguras, por lo que no sorprende que la clasificación de Dinamarca como uno de los países menos corruptos del mundo haya permitido a sus ciudadanos confiar en sus instituciones y en los demás durante la pandemia.
Copenhague también implementó un programa masivo de pruebas de covid, que sigue siendo gratuito para todos, incluidos los turistas. Los datos recopilados permiten el seguimiento detallado de los brotes.
Además, la ciudad implementará pruebas de aguas residuales para detectar brotes temprano.
La ciudad más grande de Canadá ocupó un cercano segundo lugar en el índice de seguridad general, con puntajes sólidos en infraestructura y seguridad ambiental. Los residentes creen que esto se debe a que allí hay una cultura inclusiva que valora la comunicación dirigida a través de las comunidades, especialmente cuando se trata de concientización y adopción de vacunas.
Farida Talaat, residente de Toronto, señala cómo la ciudad inició una serie de programas de vacunación específicos para la comunidad a fin de hacer que la ciudad fuera más segura.
Por ejemplo, se implementó un plan para completar las primeras dosis de los residentes que no podían salir de sus hogares; y el Grupo de Trabajo de Científicos Negros sobre Equidad de las Vacunas se estableció al principio de las campañas de vacunación para garantizar un enfoque de la vacuna basado en la equidad.
Los residentes también se sienten seguros debido a la larga historia de multiculturalismo de la ciudad.
“En Toronto, es normal haber nacido fuera de Canadá. Descubrí que diferentes grupos étnicos y culturales interactúan entre sí y no viven en silos”, señaló Filipe Vernaza, quien vive en la ciudad desde 1998.
“Un grupo típico de personas probablemente tiene gente de diferentes etnias, orientaciones sexuales y religiones. Toronto es una ciudad de mente extremadamente abierta en la que puedes sentirte seguro siendo quien eres”.
Singapur, que ocupa el segundo lugar en seguridad digital, seguridad de la salud y seguridad de la infraestructura, utilizó esas fortalezas para moverse rápidamente durante los primeros días de la pandemia, implementando rápidamente el monitoreo digital y el rastreo de contactos.
El país también cuenta con una de las tasas de vacunación más altas del mundo (actualmente en un 80%), pero aún requiere un seguimiento estricto y el rastreo de contactos ante las nuevas variantes.
“Antes de que puedan ingresar a edificios o instalaciones, todos los residentes deben escanear su token TraceTogether o la aplicación de teléfono para registrarse en SafeEntry”, explica Sam Lee, residente de Singapur, que tiene un blog de viajes.
“Esto permite a las [autoridades] rastrear rápidamente a las personas que podrían haber interactuado con los infectados para que se pueda llevar a cabo una orden de cuarentena para contener o romper la cadena de transmisión del virus”.
Los viajeros también deben instalar el token TraceTogether o alquilar un teléfono con él instalado antes de ingresar al país.
Trabajar desde casa se ha convertido en un estándar en la mayoría de los lugares de trabajo para reducir las interacciones, lo que Lee señala que ha llevado a un transporte público menos concurrido.
Las atracciones turísticas y los centros comerciales tienen entradas limitadas, y los “embajadores de distancia segura” monitorean las multitudes para garantizar que el público cumpla con las órdenes sanitarias; las personas que no las cumplan se enfrentan a costosas multas.
El público también puede rastrear a las multitudes en los centros comerciales, oficinas de correos y tiendas de comestibles con la herramienta recientemente lanzadaSpace Out.
La ciudad más grande de Australia obtuvo el quinto lugar en general en el índice y se ubicó entre las diez primeras en seguridad sanitaria.
Australia fue uno de los primeros países en cerrar completamente sus fronteras durante la pandemia y ha mantenido bloqueos estrictos ante el aumento de casos, con un efecto positivo. La tasa de mortalidad de covid per cápita en Australia sigue siendo una de las más bajas del mundo.
A medida que las vacunas alcanzan el 70% en Nueva Gales del Sur, se espera que muchas de esas restricciones se levanten y las fronteras internacionales se abran en noviembre.
Además de sentirse protegidos de la pandemia, los residentes han tenido durante mucho tiempo una fuerte sensación de seguridad personal en las calles de Sídney.
“Realmente nunca me había sentido tan segura en un país, como al vivir en Sïdney”, dice Chloe Scorgie, fundadora del sitio web de viajes australiano Passport Down Under, quien se mudó por primera vez a esta ciudad en 2018.
“Viajé por Sídney sola y nunca sentí que estuviera en peligro”.
La ciudad también ocupó el primer lugar en seguridad digital, que incluye la política de privacidad de la ciudad, las protecciones y amenazas de ciberseguridad y el plan general de ciudad inteligente.
Sídney ha liderado este esfuerzo en parte con su marco estratégico Ciudad Inteligente, que incluye algunas de las innovaciones recomendadas para ciudades más conectadas y seguras.
Por ejemplo, el plan describe cómo se podrían colocar sensores inteligentes en contenedores de basura, farolas y bancos para recopilar información sobre el uso general, el flujo de transporte y la actividad peatonal.
De manera similar, la iluminación inteligente y las redes de CCTV podrían mejorar la seguridad después del anochecer y la economía nocturna.
Algunas de estas ideas ya se están poniendo en práctica en el sur de la ciudad en forma de centros llamados ChillOUT: espacios al aire libre donde los residentes pueden reunirse bajo iluminación inteligente, conectarse al WiFi y enchufar dispositivos electrónicos, donde los datos sobre su uso son enviados a los líderes de la ciudad, para que puedan comprenderlo mejor y hacer cambios basados en la forma en que sus ciudadanos interactúan con la infraestructura de la ciudad.
La capital de Japón ocupó el quinto lugar en el índice general y se encuentra en la parte superior del índice de seguridad sanitaria, que mide factores como atención médica universal, preparación para pandemias, esperanza de vida, salud mental y mortalidad por covid-19.
Aunque los casos aumentaron durante los Juegos Olímpicos, las tasas se han reducido drásticamente ya que las vacunas han llegado a casi el 60% de la población.
A la luz de las noticias positivas, Japón anunció el fin del estado de emergencia federal y el levantamiento gradual de las restricciones a partir de finales de septiembre de 2021.
En su lugar, el país planea fomentar el uso de su pasaporte de vacunación para la admisión en centros médicos y grandes eventos, e incluso animar a las empresas a ofrecer descuentos o cupones a los titulares de estos pasaportes.
Tokio también se ubicó entre los cinco primeros puestos por la seguridad de su infraestructura, que incluye seguridad en el transporte, facilidad para los peatones y redes de transporte.
Como ciudad transitable conectada por ferrocarril, Tokio se construyó para alentar las caminatas y la participación de la comunidad, lo que, a su vez, ha llevado a una participación ciudadana más fuerte en la seguridad, en forma de prevención y vigilancia del crimen en el vecindario, y un sentido compartido de responsabilidad en la prevención de los delitos.
“Desde los diversos centros de objetos perdidos en las estaciones de tren hasta los candados para bicicletas casi innecesarios, existe un inmenso respeto por el bienestar de los demás“, aseguró Sena Chang, residente de Tokio y fundadora de la revista The Global Youth Review.
Ella recuerda una vez que perdió su bolsa de la compra en el corazón de la ciudad, solo para encontrarla en el mismo lugar donde la había dejado, junto con una nota amable.
“Una cultura de colectivismo de siglos de antigüedad y un gran respeto mutuo hacen de Tokio la ciudad más segura en la que he vivido”, dice.