Tal vez pienses que un elefante tatuado en el tobillo de ninguna manera podría vincularte con la mafia, pero en Japón puede ponerte en problemas.
Los fanáticos y jugadores que visitan estos días el país asiático para la Copa Mundial de Rugby (20 sept. – 2 nov.) fueron instados por las autoridades deportivas a cubrir la tinta en sus pieles para evitar ofender a algunas personas.
El motivo de esa advertencia es la relación entre los tatuajes y la Yakuza, una de las pandillas más poderosas y temidas de la mafia japonesa, que lleva cientos de años operando en el país.
“Algunos ven a los yakuza como un mal necesario; otros los ven como algo que, simplemente, debería desaparecer”, le dijo a la BBC Anton Kusters, un fotógrafo belga que estuvo dos años (2009 – 2011) infiltrado en la Yakuza y documentando su estilo de vida.
“Fue, por decir algo, una experiencia muy interesante”, explicó en el programa de radio de la BBC Newsbeat.
Los yakuza están involucrados en actividades criminales como la prostitución, las apuestas organizadas o la extorsión.
“Crecieron en este tipo de movimiento clandestino de vendedores ambulantes y jugadores de apuestas que comenzaron a unirse entre ellos y a sentir que eran los guardianes del Japón más antiguo y glorioso“, dijo Kusters.
Aunque les gustaba extorsionar a políticos, empresarios y empresas, algunos de los jefes más antiguos de la Yakuza estabán “muy en contra” de cosas como el tráfico de drogas.
“Siempre encontraban razones para hacer las cosas de cierta manera o para no hacerlas”, dijo Kusters.
Lo más importante que aprendió Anton durante su tiempo con una familia yakuza fue que juzgar a la mafia japonesa no es una cuestión de blanco y negro, como pudiera parecer.
“Hay una zona muy gris, muy turbia, en la que hacen cosas buenas. Por ejemplo, tras el tusnami, fueron los primeros en aparecer en la escena a ayudar.
“Pero al mismo tiempo se involucraban en cosas malas”.
Él dice que eso es lo que dificulta que los yakuza sean completamente rechazados por la sociedad.
“Los tatuajes son cruciales para los miembros de la Yakuza”, según Kusters.
Sin embargo, no se usan para marcar a quienes identifican como parte de una pandilla, como sí ocurre en algunas partes de Centroamérica y América del Norte.
En lugar de eso, son “un dibujo muy personal” de una escena de la vida de un miembro de la Yakuza o de algo simbólicamente importante para ellos y que pueda mostrar los atributos por los que se conoce a esa persona.
Fuente: Japanese Tattoos: History * Culture * Desig, de Brian Ashcraft y Hori Benny
Pueden cubrir casi todo el cuerpo, desde la espalda hasta las nalgas y la parte superior de las piernas, hasta los brazos, aunque debido al estigma de la sociedad japonesa con los tatuajes, a menudo terminan antes de los antebrazos y las espinillas.
“Mi contacto directo tuvo una juventud difícil y superó una gran adversidad, por eso tenía un tatuaje de un pez koi nadando río arriba, lo cual se traduce como una fuerte voluntad y el poder de superar algo. Es ese tipo de simbolismo“.
Kusters dice que los miembros de la Yakuza suelen reunirse en saunas públicas principalmente porque la falta de ropa significa que las pandillas rivales que se conocen pueden descubrir con quién están lidiando según los tatuajes de su cuerpo.
“La otra razón es poder ver que nadie tenga un arma oculta, pues estás completamente desnudo”.
“En realidad, es el tatuador quien decide si esa persona es lo suficientemente buena como para hacerse un tatuaje”, explicó el fotógrafo.
Si decide que merece la pena, el proceso puede demorarse en ser completado hasta un año, en sesiones semanales que cuestan más de US$12.000.
Esa es, de hecho, una de las principales maneras en que la Yakuza atrae a los miembros más jóvenes, señaló Kusters.
“Los más jóvenes, que tienen 16 o 17 años, se impresionan fácilmente. Los jóvenes perdidos que deambulan por las calles de Japón se sentirán, sin duda, muy atraídos por el estilo de vida de los yakuza porque de cierta manera son vistos como criminales ‘suaves’.
“Tener un tatuaje está obviamente en lo más alto de su lista de deseos. Y ahí sería cuando el yakuza dijera: ‘De acuerdo, te pagaremos esto y puedes devolvérnoslo’.
“Y así es como te conviertes en un miembro de la mafia”.
Los tatuajes japoneses cuestan tanto dinero y tardan tanto en completarse porque todavía se realizan sin equipos eléctricos, con aprendices que trabajan durante varias décadas.
“Usan un palo de madera fino con cuatro agujas en la parte superior y las empujan manualmente, a aproximadamente dos punzadas por segundo. Y varían el ángulo dependiendo de la cantidad de grasa en el área del cuerpo.
“Firman sus tatuajes, pero todavía lo hacen con el nombre de su maestro, pues existe una vieja tradición para que siga siendo así”.
Anton Kusters dice que los yakuza mantienen sus tatuajes cubiertos en público porque son muy conscientes de que están mal vistos.
Pero agrega que los occidentales que caminan en público con mangas largas no causarán ningún problema, siempre que obedezcan las reglas en los baños públicos, populares en todo el país.
“Históricamente no se atrevieron a decir ‘no queremos que la Yakuza tenga reuniones aquí y ahuyente a los otros clientes’. Entonces dicen de una manera muy opaca ‘no permitimos tatuajes’, pues hace cientos de años solo los yakuza tenían tatuajes“.
La advertencia para los turistas es llevar una camiseta en las saunas, como lo han estado haciendo los equipos de rugby de Nueva Zelanda y Samoa, y como el equipo de rugby de Gales dice que hará.
“Cubrir tu tatuaje y mostrarles a otras personas en la piscina que entiendes que podría ser ofensivo y que has tomado medidas para cubrirlo, es mostrar que eres consciente de tu entorno y que los respetas”, explicó Kusters.