Banderas mapuche, pañuelos verdes y morados, puños en alto, camisetas con mensajes políticos, gestos del público y artistas reivindicando el derecho a manifestarse y cánticos contra la policía y el presidente Sebastián Piñera.
Mientras continúan en Chile las manifestaciones iniciadas en octubre del 2019 y el país se encamina a un plebiscito que definirá este 26 de abril si se aprueba o rechaza un cambio constitucional, la política se ha tomado el Festival de Viña del Mar, el certamen musical más importante de Latinoamérica.
Lejos de funcionar como escape o distracción de las tensiones y demandas de cambio que experimenta Chile, y pese a las medidas tomadas por la organización y las autoridades, desde su inauguración el pasado domingo, el popular certamen ha servido de reflejo y amplificador de la crisis que vive el país en los días previos a un mes de marzo que se anticipa “caliente”.
Aunque se restringió el ingreso de pancartas a la Quinta Vergara, donde tiene lugar el festival, y la dirección televisiva ha optado por disminuir la transmisión de imágenes del público, los mensajes referidos a la crisis se han hecho oír desde la inauguración del certamen, mientras las fotos de carteles de protestas y los videos del público coreando consignas contra las autoridades han circulado ampliamente en redes sociales.
El artista portorriqueño Ricky Martin, quien inauguró el certamen, cerró su show entre vítores, mientras pedía al país, “que se expresen, que exijan lo básico, los derechos humanos”.
“Yo estoy contigo Chile…Y nunca callados, siempre con amor y con paz, pero nunca callados”, dijo.
El popular imitador y artista chileno Stefan Kramer realizó una rutina completa valorando las protestas y cerró su actuación describiendo la necesidad de un cambio de conciencia en Chile. “Es una herida profunda, pero la violencia no la va a sanar, tenemos que hacerlo entre todos”, dijo entre aplausos al concluir la presentación.
La actriz chilena Javiera Contador realizó un aplaudido stand up, donde se refirió, entre otros temas, a la baja popularidad del presidente Piñera (debajo del 8% en distintas encuestas) y su decisión de promover el “apruebo” en el plebiscito.
Mientras el país tiene un debate pendiente sobre cómo regular la propaganda política en un nuevo entorno social y tecnológico (con mayor acceso a redes y plataformas de mensajería que superan la legislación anterior), los mensajes sobre el plebiscito se adelantan al inicio de la campaña oficial previsto para este miércoles y pueden tener más resonancia que los espacios oficiales que se abran para ello.
“Me encanta este #ViñadelMar2020 reivindicativo”, comentó sobre su actuación en redes el cantante español Alejandro Sanz, que ha sido parte del festival en otros años y que se encuentra en el país sudamericano para realizar dos conciertos.
Las actuaciones, sin embargo, no han estado libres de críticas. Hay quienes denuncian demagogia o inconsecuencia en la expresión de artistas que reciben importantes ingresos y publicidad por participar en el certamen.
Pero también hay quienes se conmueven con la capacidad de cantantes e interpretes para mostrar empatía y representar las demandas y esperanzas de cambio que están en la base de las manifestaciones.
“Hoy todo lo que digas o no digas en el ámbito público va a ser leído desde el contexto en el que estés. Y el contexto en Chile hoy es político. Así que estamos entendiendo todo como político, y además, nos estamos planteando una definición muy amplia de lo público, que abarca ya no sólo la calle, sino también la televisión, las redes sociales, el festival…”, señala Milena Grass, profesora de la Universidad Católica y directora del Núcleo Milenio de Investigación sobre Arte, Performatividad y Activismo.
“Hay una discusión sobre el arte en los últimos 20 años: sobre si el arte puede ser autónomo, o sea, estar por sobre la política, o si el arte es siempre político, incluso el que no surge del activismo es siempre político. Pero yo creo que es imposible que el arte no sea político: incluso si dijeras que eres apolítico, esa ya es una postura que expresa una política, una ética, que asume qué relación eliges tener con lo público”, explica.
Mon Laferte realizó una de las presentaciones más esperadas del festival. Sobre el escenario, este lunes la galardonada artista chilena expresó parte de las contradicciones que representa el certamen y que se vieron reflejadas, por ejemplo, en la cancelación de su tradicional “alfombra roja”, donde circulaban otros años modelos y artistas mostrando joyas y vestuario.
“Cuando me dijeron que sí iba al Festival de Viña, no sabía que hacer…Tenía miedo… Me decían: tienes que cancelar, no se puede hacer una fiesta en medio de todas las injusticias sociales, violaciones a los derechos humanos, no se puede hacer un festival en medio del estallido”, dijo Laferte.
La artista se encontraba además ante una circunstancia particularmente compleja. Tras haber denunciado la violación a los derechos humanos en Chile durante las protestas con un mensaje que escribió sobre su cuerpo en la entrega de los premios Grammy, y luego de haber sugerido la participación de la policía chilena en el origen de parte de los desmanes, la institución uniformada anunció el inicio de acciones legales en su contra.
“La verdad, yo estaba pensando qué hacer y un día me enteré por las redes sociales de un comunicado de Carabineros de Chile donde le pedía a la Fiscalía citarme a declarar… al principio pensé que era una broma… desde entonces hasta hoy, incluso en este momento, he estado con mucho miedo. ¿Puede ser un delito expresar una opinión?“, preguntó sobre el escenario.
“Noooo”, respondió el público.
“La verdad he estado muy asustada…y también me he sentido supervaliente…”, afirmó.
Las actuaciones sobre el escenario no sólo se han referido a la crisis social y política que atraviesa Chile.
A través del canto, el humor, el baile o la actuación han visibilizado no sólo los conflictos, sino también los nuevos paradigmas de una sociedad en proceso de transformación.
La actuación de Laferte fue buena muestra de ello: la artista subió al escenario a un amplio grupo de mujeres, cantoras, cuequeras: “Hoy cantamos más fuerte, contra la muerte, todas” entonaron a coro, varias de ellas muy emocionadas.
El mensaje tuvo especial resonancia de cara a la marcha y huelga feminista programada para el 8 de marzo en Chile y que se plantea como el inicio de un nuevo ciclo de protestas y manifestaciones en el país.
“En medio de nuestra actual crisis de legitimidad, los artistas del mundo pop, del cine, de la música, los del festival de Viña, pueden ocupar un lugar de opinión sobre lo público. Y sus opiniones pueden ser muy poderosas si sus discursos de hoy son coherentes con su trayectoria artística, personal, con sus obras, con los personajes de su canciones, sus actuaciones”, explica Grass.
Sobre un artista como Ricky Martin, la académica apunta a otro fenómeno que está en proceso de cambio en Chile: “Hay algo que tiene que ver con los medios. Durante mucho tiempo se ha elegido frivolizar al artista, sin dar cuenta de su mirada política“.
“Puede que porque sea funcional a ciertas agendas. Si estás en contra del matrimonio civil, no te conviene marcar que Ricky Martin es un activista por los derechos homosexuales parentales, que tiene hijos, etc. porque sino la obvio es que cuando te opongas a legislar sobre el tema algunas personas vayan y pregunten ‘¿Y cómo Ricky Martin?’. Eso está cambiando y sobre todo cuando el artistas visibiliza sus ideas políticas en sus performances”.
La enorme atención mediática que genera cada año el certamen -que se transmite por radio y televisión no sólo en Chile – ha sido también ocupada por manifestantes, pacíficos y radicales, que buscan aumentar el impacto de sus protestas.
Se ha puesto en juego así una vez más la capacidad de la policía chilena para garantizar el orden y la seguridad en las calles. Los resultados han sido insatisfactorios.
Fuera del escenario, en las calles aledañas al festival se han generado serios incidentes.
Uno de los hoteles donde se alojaban los artistas debió ser evacuado y suspendió sus operaciones, y en la primera noche del evento, seis automóviles fueron quemados.
En sólo dos días más de 40 personas han sido detenidas en desmanes en Viña del Mar bajo cargos como desorden público, agresión a la policía o saqueos. Carabineros reportó 30 agentes lesionados, 3 de ellos de gravedad.
Sólo después de estos hechos, el gobierno anunció un aumento de la presencia policial, y nuevas medidas preventivas.
Mientras, un festival diferente al de los últimos años continúa en Viña del Mar.