Te propongo un juego. Digamos "te amo" en inglés, francés, italiano, alemán y chino.
Repite conmigo: I love you, je t’aime, ti amo, ich liebe dich, “我愛你 (pronunciación 👉 wǒ ài nǐ)”.
¿Cuál de todos te suena más atractivo? ¿Por qué?
En una encuesta de 2020 de la revista Time Out les preguntaron a 37.000 personas de 30 países cuál es el acento más “sexy”.
Y la respuesta ganadora fue el inglés británico, que lideró el podio en Suecia, China, India, Japón, Corea del Sur, Malasia y Estados Unidos.
Otra encuesta de 2017 de Babbel -la aplicación para aprender idiomas en internet- entre 15.000 participantes de Brasil, España, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, y Australia, reveló que el sonido del francés es el más atrayente.
Más allá de cuál lengua sea considerada más sexy por su sonido -y quién responda esa pregunta-, ¿qué hace que un idioma o un acento suenen atractivos?
No hay una única respuesta porque “todo es según el color del cristal con que se mira”, dice la filóloga Carmen Álvarez-Mayo citando al escritor y pensador español Ramón de Campoamor y Campoosorio (1817-1901).
“El hecho de que una lengua nos resulte ‘más sexy’ que otra o nos guste más escuchar un idioma que otro depende de varios factores, los cuales cambian y evolucionan como las personas”, le dice a BBC Mundo la profesora de español de la Universidad de York, en Inglaterra.
Pero hay algunas claves y estudios sobre el tema.
Los sociolingüistas sostienen que nos gusta un idioma por sobre otro no por su sonido sino por la manera en que percibimos la cultura de donde surge esa lengua.
“La preferencia por ciertos acentos no tiene nada que ver con una base neurológica o las propiedades de la percepción del habla, sino que se trata de prestigio y prejuicio“, opina la lingüista Lisa Davidson, directora del laboratorio de fonética y fonología experimental de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos.
“Por ejemplo, los estadounidenses suelen glorificar algunos acentos europeos mientras discriminan a los hablantes de América Latina, América del Sur o Asia”, le dice Davidson a BBC Mundo.
Las especialistas consultadas afirman que tendemos a mirar con mejores ojos -o mejor dicho, a sentir que nos endulzan más los oídos- idiomas cuyas culturas admiramos por uno o varios motivos.
Y generalmente esa predilección en las encuestas, como las que mencionamos antes, recae en idiomas occidentales, principalmente europeos, como el italiano, el francés y en menor medida el español.
“Las lenguas romances en general parecen tener este prestigio”, detalla Davidson.
“Los europeos occidentales a menudo son vistos como una especie de sociedades deseables y de alto prestigio por los hablantes de otros países que no lo son”, describe.
Esa supuesta admiración también puede estar combinada con nuestros gustos o ganas de conocer el país donde se habla esa lengua.
“Por ejemplo, todos aquellos cuya lengua materna no sea el español y les interese el fútbol y sean seguidores de ‘La Liga’, es probable que tengan preferencia por el español, y a quienes les guste la música y sean fans de Shakira, Rosalía o Buena Vista Social Club, sin duda les parecerá ‘más sexy’ el español”, afirma Álvarez-Mayo.
La profesora de la Universidad de York también dice que muchas veces se da que nos gusta una lengua por influencia de lo que heredamos y cómo nos educaron.
“Cada uno de nosotros percibe los sonidos de las lenguas de diferentes maneras. Y eso depende en gran medida de las asociaciones que hayamos sido capaces de desarrollar a través de nuestras experiencias y vivencias, tanto a nivel individual como cultural, y, por supuesto, sin olvidarnos del tipo y el alcance de nuestra educación”, resume.
Como tendemos a que nos suene más atractivo un idioma cuya cultura posee algún tipo de prestigio, también podemos despreciar el sonido de una lengua por prejuicio.
Ese recelo generalmente está asociado a la sociedad y cultura que habla ese idioma.
En un estudio de 2007 de la Universidad de Cardiff, Reino Unido, sobre la valoración de los diferentes acentos británicos, también se evaluó “el atractivo social” y el “prestigio” que sentían los participantes sobre otras lenguas.
Allí se pudo observar que el inglés estándar, el escocés y el francés estaban muy arriba en la lista, mientras que las lenguas asiáticas, el alemán, y el acento de los habitantes de Birmingham eran los que peor calificaban para los encuestados.
“Esta es otra forma de saber que se trata de las actitudes de las personas hacia el lugar de donde provienen“, señala Lisa Davidson.
Mientras tanto, en otro estudio, esta vez de 2005, de la Universidad estatal de Georgia, en Estados Unidos, se evaluó cómo los hablantes nativos de inglés de EE.UU. construyeron categorías sociales para personas fuera del país y como esto puede llevar a una discriminación lingüística.
La conclusión fue que el inglés pronunciado con un acento “chino” fue evaluado negativamente y el inglés ruso calificado como “áspero”, “gutural” y “muy masculino”.
“Esto sucede porque se tienen ciertos estereotipos sobre la cultura”, opina la profesora de la Universidad de Nueva York.
“Mucho de esto está relacionado a las impresiones que la gente tiene sobre estos oradores de esa lengua. Y hay una buena parte de racismo involucrado allí”, concluye.
Como podemos observar, que un idioma te parezca atractivo o todo lo contrario es totalmente subjetivo y está directamente asociado a muchos factores que tienen que ver nuestra formación, entorno y aspiraciones.
Sobre gustos (en este caso sonidos), no hay nada escrito.