Cuando una paloma fue atacada hace dos semanas en el patio trasero de su casa en Cascavel, en el Estado brasileño de Paraná, la publicista de 24 años Anna Carolina Lamezon se apresuró a protegerla del gato de su vecino.
“Mi madre lo vio, comenzó a gritar y trató de ayudar. Escuché los gritos y corrí a ver. Tomé la paloma por la cola y la metí al interior”, dice la joven, que ha estado enamorada de los pájaros desde la infancia y cuenta que ya ha rescatado otras palomas antes.
Anna Carolina dice que la paloma doméstica, el tipo de ave más común, que generalmente vive en las ciudades, tenía miedo y luchaba por volar. “Le faltaban algunas plumas en el ala derecha, pero nada serio”, recuerda.
Pidió ayuda a través de las redes sociales para averiguar si el animal tenía un hogar mientras la ayudaba a recuperarse: “Chicos, sé que es raro, pero mi madre le quitó esta paloma a un gato y es supermansa. Creo que tiene dueño. ¿Conocen a alguien que haya perdido una paloma?”
Su publicación se volvió viral. Tenía más de 71.000 me gusta y casi 15.000 retuits. Mucha gente alabó su actitud, pero también recibió numerosas críticas y ofensas.
“La gente me maldecía, me llamaba cerda y muchas otras cosas feas. Dijeron que las palomas tenían varias enfermedades y que no debería haberla rescatado. Decidí no responder, pero me asustó este tipo de reacción“, dice Anna Carolina.
Los comentarios que relacionan a las palomas con riesgos para la salud y la transmisión de enfermedades son comunes. Pero las personas que crían o defienden a estas aves afirman que esto es resultado de prejuicios y desinformación.
“No hay nada que diga que las palomas pueden transmitir más enfermedades que otros animales”, asegura la activista Fernanda Juliana, de 39 años, que creó el proyecto Save the Doves (Salva a las palomas).
“Las posibilidades de que alguien se enferme por una paloma son las mismas que las de enfermarse por un perro o un gato casero. Hasta los humanos pueden transmitir enfermedades“, dice.
Anna Carolina, que ya cría a dos pájaros, mantuvo la paloma que rescató en un vivero en su casa. Sin ninguna respuesta sobre si tenía un dueño, decidió liberarla.
Afirma que no tenía miedo de contraer ninguna enfermedad. “Todo es un mito. No me enfermaré por cuidar a un pájaro. No tuve ningún síntoma. No tengo motivos para preocuparme”.
Los estudios indican que los excrementos de paloma pueden transmitir, cuando se inhalan, hongos Cryptococcus, responsables de enfermedades como la criptococosis (infección pulmonar) y la neurocriptococosis (infección del sistema nervioso central).
Pero estas investigaciones señalan también que el contacto con excrementos de paloma que conduce a la criptococosis u otras enfermedades es raro.
“La gran mayoría de las personas expuestas no se enferman porque la resistencia natural a estas enfermedades es alta entre los humanos”, dice un documento técnico publicado en 2018 por la Sociedad Brasileña de Enfermedades Infecciosas (SBEI).
Estas enfermedades suelen afectar a personas con inmunidad debilitada, como los pacientes con sida y aquellos que han recibido algún tipo de trasplante. En ellos, pueden resultar de gravedad y conducir a la muerte.
Aun así, la criptococosis y la neurocriptococosis se conocen popularmente como “enfermedades de las palomas”.
Sin embargo, el veterinario Daniel Vilela, del Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama) de Minas Gerais, dice que no existe una “enfermedad de la paloma” en sí misma. “Es importante aclarar que hay otras formas de contraer la criptococosis”, dice Vilela.
Los hongos Cryptococcus están presentes en excrementos de otros pájaros, frutas podridas o materiales orgánicos en descomposición.
Otras enfermedades causadas por hongos o bacterias transmitidas por la inhalación de excrementos de aves incluyen a la histoplasmosis, salmonela y enfermedades alérgicas.
Vilela explica que el contacto con el animal en sí no suele conducir a la transmisión de enfermedades y que incluso cuando hay heces en un lugar, una higiene adecuada elimina los riesgos.
En interiores, donde las aves se refugian, las posibilidades de contaminación son mayores. “Pero eso sucedería con cualquier animal, no solo con las palomas”, dice Vilela.
El infectólogo Helio Bacha dice que clasificar a la criptococosis o neurocriptococosis como las “enfermedades de palomas” es equivalente a decir que la toxoplasmosis es la enfermedad de los gatos.
“La toxoplasmosis puede transmitirse mediante secreciones de gatos. Pero el gato no es la única fuente, porque también puede transmitirse de otras maneras, como agua o carne contaminada”, dice el infectólogo.
“Los hongos responsables de estas enfermedades están presentes en los excrementos de palomas, pero no necesariamente se transmitirán a las personas”.
Una de las principales razones por las cuales las palomas están más asociadas con enfermedades, según los estudiosos, es el hecho de que están presentes en grandes cantidades en las ciudades, especialmente en las zonas céntricas, donde hay muchos restos de comida.
Las palomas domésticas generalmente se alimentan de estos desechos naturales, semillas y alimentos que las personas les dan.
“Estas palomas existen donde hay humanos. Es un animal que ha sido domesticado, al menos, desde la Edad Media. Hubo una gran selección y llegaron a vivir muy cerca de los humanos, lo que destruyó sus características salvajes”, dice Vilela.
El veterinario afirma que la paloma doméstica es completamente diferente de las demás desde el punto de vista genético y adaptativo. “Ya no puede anidar en árboles, solo en lugares como casas y edificios. Tienen dificultades en entornos naturales”, explica.
Bacha señala que el vínculo entre estas enfermedades y las palomas en el imaginario popular es una “simplificación progresiva que puede conducir a una guerra contra estas aves“. Los activistas también señalan que la asociación de las palomas con estas enfermedades conduce a represalias contra estos animales.
“Mucha gente cree que la paloma es una ‘rata con alas‘ o una plaga urbana, pero eso no es cierto. Cada vez que llegan noticias sobre personas que murieron por la ‘enfermedad de las palomas’, comienza una histeria colectiva y muchas palomas mueren”, dice Fernanda Juliana.
Según la Ley de Delitos Ambientales de Brasil, en ese país las lesiones a los animales pueden ser castigadas con entre tres meses y un año de prisión, además de con multas.
“Por lo general, las personas pagan el equivalente a una canasta básica de alimentos y todo queda bien”, dice la activista, que aboga por sanciones más severas para este tipo de casos.
Fernanda Juliana señala que algunas autoridades incluso le han declarado la guerra a las palomas y han buscado medidas para exterminarlas, considerando que su presencia podría traer numerosas enfermedades a la población.
“Muchos municipios quieren tomar medidas para sacar a las palomas de las plazas. Pero eso no está bien. Lo correcto es desinfectar los lugares adecuadamente. La gente necesita más información sobre estos animales para que no piensen que la alternativa correcta es hacerles daño”, dice la activista.
“No existe una base científica o técnica en la literatura mundial para justificar tal práctica (matar a las palomas). Las poblaciones humanas en las grandes capitales de los países europeos han estado viviendo durante siglos con una enorme población de palomas, y nunca se han observado brotes de criptococosis o histoplasmosis y en ningún momento se mataron animales”, dice la entidad.
Cuando una paloma recibe comida en un lugar determinado, la tendencia es que ese lugar pronto reciba más pájaros. “Si solía haber 10 palomas allí, cuando son alimentadas, el número pronto se duplica o triplica”, afirma Vilela.
Por esta razón, la SBEI recomienda, para evitar la concentración de palomas en ciertos lugares, que no se les alimente ni se deje restos de comida a su alcance. “La alimentación debe controlarse, utilizando estrategias como la aplicación de anticonceptivos para el control de la población de aves que no les causan daños”, guía la entidad.
Sellar grietas y espacios que conducen a techos o sótanos y crear barreras físicas en lugares donde estas aves puedan posarse también evitan las concentraciones.
Cuando se acumulan las heces, es aconsejable humedecer los excrementos antes de limpiarlos para evitar la formación e inhalación de polvo que pueda estar contaminado con hongos y usar una máscara facial desechable.
Los expertos enfatizan que la preocupación con las palomas debe ser similar a la presencia de una gran cantidad de animales de cualquier especie, cuyos excrementos también pueden, en algunos casos, transmitir enfermedades.
“Si tuviéramos una gran cantidad de perros o gatos, como de palomas, los riesgos serían los mismos”, dice Vilela.
La publicista Brena Braz acostumbra rescatar palomas. Desde hace siete años cuida a las aves heridas, les da el tratamiento adecuado con atención veterinaria y luego las libera.
“He perdido la cuenta de cuántas rescaté. Este año creo que fueron alrededor de 20”, cuenta la mujer, quien tiene un canal de aves en YouTube.
En medio de uno de los rescates, se encariñó con una paloma y decidió criarla. “Titi es prácticamente un perro. Me sigue todo el día y me pide cariño”, dice Brena.
Ella dice que nunca ha contraído una enfermedad que pueda haber sido causada por pájaros y que los comentarios de personas que aseguran haber perdido el miedo a las palomas son comunes en su canal.
“Muchos dicen que ahora quieren una paloma o que han cambiado completamente su visión. Las palomas son aves muy dóciles, inteligentes y limpias. Aman el agua. Y no comen raciones si están sucias”.
Sin embargo, la SBEI aconseja evitar criar palomas en casa. Aunque Vilela difiere de esta recomendación. “No hay problema en criar palomas en casa. Hay varios criadores en Brasil, está muy extendido en otros países, no tanto aquí”, dice el veterinario.
“El hecho de que sean palomas no implica necesariamente un riesgo para la salud. Lo importante es tener una higiene adecuada después del contacto con el animal y derivarlo a un veterinario”.
Desde que comenzó el proyecto Save the Doves y comenzó a compartir información en las redes sociales, la activista Fernanda Juliana dice que ha recibido varias solicitudes de orientación de personas que desean ayudar a estas aves de alguna manera.
“Es importante ver este cambio de conciencia. He estado en varios países para tratar de entender cómo tratan esta causa y cuál es el problema de los prejuicios. Necesitamos poner fin a la desinformación y los prejuicios hacia las palomas”.