El primer ministro ucraniano Denys Shmyhal asegura que los defensores de la ciudad sitiada de Mariúpol pelearán hasta el final contra las fuerzas rusas.
Los residentes de la ciudad de Lviv, al oeste de Ucrania y cerca de la frontera con Polonia, se han despertado este lunes con los impactos de misiles de fuerzas rusas que han provocado al menos siete muertos.
De acuerdo al líder regional, Maksym Kozytsky, cuatro misiles fueron disparados contra instalaciones militares. Tres impactaron almacenes y otro un garaje donde se daba mantenimiento a automóviles.
“El enemigo quiere destruirnos como nación“, dijo el alcalde de la ciudad, Andriy Sadovyi.
Más explosiones ocurrieron durante el fin de semana en Kiev, la capital, en Járkiv, al norte, y en Mykolaiv, al sur del país.
Son ataques que ocurren semanas después de que Rusia dijera concentrar su ofensiva militar en la región del Donbás, al este del país, con el pretexto de defender a la significativa población rusófona de esa zona.
En los últimos días, el foco de la guerra también se sitúa en el asedio que se vive en Mariúpol, un importante puerto al sur de Ucrania donde las fuerzas locales se resisten a entregar a la ciudad a pesar del ultimátum impuesto por los rusos.
Este lunes tampoco habrá corredores humanitarios para evacuar civiles por segundo día consecutivo después de que funcionarios ucranianos y rusos no alcanzaran un acuerdo al respecto.
Los ataques de este lunes sorprendieron a muchos de los residentes de Lviv, una ciudad que hasta el momento no ha sufrido la guerra a la misma escala que otras urbes ucranianas.
Una de las locales sorprendidas fue Valya, de 70 años, quien asumió que estaría segura a pesar de escuchar las alarmas de ataque aéreo.
Desde que nació, Valya ha vivido en una casa cercana a las explosiones. Entonces escuchó las detonaciones que destruyeron su ventana.
“Me caí. Todo estaba temblando. Estaba muy asustada”, dijo.
Valya salió en pijamas, aturdida, hasta que un vecino le ordenó bajar a un sótano.
“Tuve suerte de que esto solo fue la onda y no el cohete”, afirmó.
Los defensores de la ciudad sitiada de Mariúpol pelearán hasta el final contra las fuerzas rusas, según asegura el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal.
Esta ciudad portuaria no ha caído a pesar de que Moscú ha dado un ultimátum a los últimos combatientes para que se rindan.
El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, dice que Rusia ha elegido arrasar Mariúpol hasta sus cimientos. Y funcionarios locales aseguran que las fuerzas rusas anunciaron que detendrán a cualquiera que entre o salga de la ciudad.
La captura de toda esta ciudad es vista como un gran premio estratégico para Rusia, dejándola en control de una vasta zona del sur y este de Ucrania.
En una entrevista con la cadena estadounidense ABC, Shmyhal declaró que las fuerzas ucranianas habían ignorado el ultimátum de Rusia para rendirse este domingo.
“La ciudad no ha caído. Todavía están nuestras fuerzas militares, nuestros soldados, y pelearán hasta el final. Y todavía están en Mariúpol”, dijo.
El ejército ruso asegura controlar casi todo Mariúpol, mientras que el Batallón Azov de Ucrania todavía resiste en Azovstal, una enorme fábrica de acero con vista al mar de Azov.
Justin Crump, un experto militar de la consultora de seguridad Sybilline, dijo a la BBC que podría haber entre 500 y 800 soldados ucranianos resistiendo en la ciudad.
“La fábrica de acero tiene búnkeres nucleares, túneles. Está hecha para sobrevivir un conflicto nuclear. Están bien preparados para la defensa”, Crump.
“Han tenido más de 50 días para fortificarlo y construir rutas de escape. Sospecho que a menos que sean arrasados estarán un tiempo largo. Es creíble que haya una resistencia de guerrillas”, añadió el experto.
Ucrania ha demandado que las fuerzas rusas abran corredores humanitarios desde Mariúpol para permitir que civiles y heridos de las tropas ucranianas puedan irse, pero hace semanas que no ocurren este tipo de evacuaciones a gran escala.
La situación es desesperante para los civiles de la ciudad, con casas destruidas y escasez de agua.
Mientras los defensores de Mariúpol continúan aguantando, los funcionarios ucranianos siguen negando cualquier posibilidad de concesiones territoriales para Rusia.
En una entrevista transmitida el domingo por la cadena CNN, el presidente Volodymyr Zelensky descartó la idea de dejar que Moscú se apodere de partes del este de Ucrania para detener el conflicto.
“Ucrania y su gente lo tienen claro. No tenemos derecho a los territorios de nadie más, pero no vamos a renunciar a los nuestros“, dijo.
Ucrania dice que cinco personas murieron en bombardeos en Járkiv este domingo y que otros dos fallecieron en Zolote, en la región de Luhansk, donde se les ha pedido evacuar a los residentes.
En el sur, en Mykolaiv, donde combatientes han estado aguantando el avance ruso en el puerto de Odesa, el gobernador asegura que ha habido constantes ataques de misiles.
Las autoridades rusas, por su parte, confirmaron la muerte del general de división Vladimir Frolov, subcomandante del 8° Ejército, el último de varios oficiales superiores en morir en el conflicto.