El costo de los alimentos y servicios se ha disparado en los últimos meses, cuenta el británico Brian Turner, quien detalla lo apretado de su presupuesto mensual.
Es la tarde de un caluroso día de mayo y Brian Turner no ha desayunado ni almorzado. Quizás pueda comer algo esta noche.
Este hombre de 49 años vive con su perro Rocky en un acogedor apartamento en la planta baja de un edificio situado en la localidad de Ipswich, en el este de Reino Unido.
Rocky, de 6 años, es central en la vida de Turner.
Fue comprado cuando era un cachorro por él y su pareja Paula Macintosh.
Turner, un camarero cualificado, puso su carrera en pausa en 2009 para cuidar a Macintosh, que tenía graves problemas de salud mental.
En 2019, una noche de febrero Paula murió mientras dormía debido a una afección cardíaca no diagnosticada previamente.
Tenía 54 años.
Unos meses más tarde, la madre de Turner, Maureen, murió.
Y más tarde se desataría la pandemia mundial de covid-19.
“Ha sido difícil”, dice Turner.
Las fotografías de Macintosh ocupan un lugar privilegiado en una mesa auxiliar y una pequeña canasta de mimbre que contiene sus cenizas se encuentra en el alféizar de la ventana.
Durante años, Turner se las ha arreglado para sobrevivir con muy poco dinero.
Comprueba los precios en varias tiendas con asiduidad, rastrea las secciones de alimentos con descuento de los supermercados y compra a granel cuando es posible.
Desde la muerte de su pareja, se las ha arreglado para comprar suficiente comida para él y Rocky por solo unos US$50 al mes.
Pero el aumento de los precios de los alimentos y de las facturas esta haciendo que vivir con esa cantidad ya no sea posible.
“Desde que salimos del confinamiento, los costos se han triplicado”, cuenta. “El costo de vida se ha disparado”.
“Tengo que pedir ayuda a vecinos, amigos y familiares.
“He usado los bancos de alimentos varias veces”.
Obtiene unos US$800 al mes en un crédito universal, el pago del gobierno británico para ayudar con los costos de vida.
Sus gastos mensuales son:
“Cuando voy a Citizens Advice por comida, me dicen que están limitando la cantidad de paquetes de alimentos que recibo para asegurarse de que el reparto sea justo para todos, para que no sea como una compra semanal para nadie.
“A veces tengo que buscar y buscar”.
Y debido a que está lejos de ser el único que tiene dificultades financieras, la competencia en las secciones de alimentos de descuento se ha vuelto feroz.
“Hay más personas a las que les pasa lo mismo que a mi”, dice.
Fue diagnosticado con epilepsia y toma medicamentos para la migraña. Los intentos de Turner para conseguir un trabajo no han dado frutos.
Hubo un tiempo en el que llenaba hasta 15 solicitudes al día para todo tipo de funciones, desde catering hasta trabajos de oficina, pero ninguna tenía éxito.
“Hablé con algunos empleadores y se dieron la vuelta y me dijeron que debido al seguro de responsabilidad civil no podían contratarme por mis problemas de salud“, cuenta.
“Una parte de mí quiere volver a trabajar por el costo de vida y todo eso, pero hay otra parte de mí me dice que es mejor mantenerme a salvo que tener que lamentarme”.
Casi todo el dinero que le queda cuando paga sus facturas se destina a la comida.
Pero lo que gastaba en alimentos hace un año se ha duplicado y ahora gasta unos US$100 frente a los US$50 al mes de antes.
Como resultado de esto, solo tiene suficiente efectivo para comprar alimentos para una semana y media cada mes.
“Hay días en los que solo tengo una comida al día; se supone que no debo hacerlo debido a la medicación que estoy tomando, que tengo que tomar con la comida o alrededor de las comidas. A veces tiene un impacto en la medicación”.
Sin embargo, la rutina de alimentación de Rocky no se ha visto afectada por el aumento de los costos.
“Hay días que prefiero que mi perro coma y no yo”.
Preguntado si alguna vez renunciaría a Rocky para ahorrar costos respondió que “él es lo único” que le mantiene en marcha.
“Es el tipo de perro que si quieres y necesitas un abrazo, vendrá y te dará un abrazo.
“Tengo que pasar sin comida para pagar la suya y tengo suficiente para él en este momento para pasar un buen par de meses. Después de eso, no sé qué haré.
“Si no hubiera sido por él, definitivamente habría perdido la cordura.
“Muchas personas con las que he hablado están luchando también.
“Me gustaría que los parlamentarios intentaran vivir con el crédito universal durante tres meses; terminarían dándose cuenta de que no es suficiente para sobrevivir”.
El gobierno dijo que entiende las presiones que la gente enfrenta actualmente con el costo de vida.
Al igual que un número cada vez mayor de personas en Reino Unido y en el mundo, las preocupaciones de Turner sobre sus finanzas se han vuelto “constantes”.
“La gente confía cada vez más en nosotros de manera regular“, afirma Sally Harrison, gerente de servicios profesionales de Ipswich Citizens Advice.
“Antes acudían a nosotros en busca de un banco de alimentos cuando estaban teniendo un mes particularmente difícil.
“Ahora se está convirtiendo en la norma. Vienen a nosotros todos los meses porque no pueden pagar sus cuentas.
“La gente está preocupada y entra en pánico porque ha visto los enormes aumentos en los precios de la energía”, explica.
Preguntado sobre cómo pagaría los costos de viaje para pasar un día fuera de Ipswich simplemente por diversión, Turner dijo: “Eso no va a pasar”.
Las últimas vacaciones que tuvo fueron en 2015, cuando se fue un fin de semana largo para reunirse con algunos familiares.
No puede permitirse el lujo de subirse a un autobús que le lleve al centro de Ipswich para ir a hacer un solo recado, dice.
Necesita tener varias razones para ir a la ciudad para justificar el gasto.
Antes de su muerte, Paula le había dicho a Turner que quería que sus cenizas fueran esparcidas en el mar.
Su última petición sigue en la mente de Turner.
La verdad es que simplemente no puede pagar los costos de alquilar un bote o viajar a la costa en este momento.
“No puedo hacer eso todavía”, admite.
“Cuando las cosas se calmen, lo pensaremos de nuevo y saldremos a esparcir sus cenizas”.