La violencia con armas de fuego es frecuente en la vida estadounidense, pero el problema se ha politizado dividiendo a los que abogan por un control y los que, por otro lado, defienden su derecho a portarlas.
Analizamos algunos datos detrás del uso de armas de fuego en Estados Unidos.
Este año se han reportado más de 130 tiroteos en Estados Unidos, incluyendo el ataque en una escuela de Nashville, Tennessee, donde murieron tres niños y tres adultos.
Datos del Archivo de Violencia de Armas de Fuego, un centro de investigación sin fines de lucro, muestran que el número de tiroteos masivos ha aumentado significativamente en años recientes.
En cada uno de los últimos tres años ha habido más de 600 tiroteos masivos, casi dos al día como promedio.
Estados Unidos no tiene una definición simple para “tiroteos masivos”. El Archivo de la Violencia de Armas de Fuego lo define como un incidente en que cuatro o más personas mueren o son heridas. Sus datos recogen tiroteos ocurridos en hogares y espacios públicos.
El ataque más mortífero ocurrió en Las Vegas en 2017. Murieron más de 50 personas y 500 resultaron heridos.
La gran mayoría de tiroteos masivos dejan menos de 10 muertos.
En 2021 murieron 48.830 personas con heridas relacionadas a armas de fuego en Estados Unidos, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Es casi un incremento del 8% con respecto a 2020, año récord de muertes por armas de fuego.
Los tiroteos masivos y los asesinatos ganan mucha atención mediática, pero la mitad de esas muertes de 2021 fueron suicidios.
Ese año, más de 20.000 muertes fueron homicidios, de acuerdo a CDC.
Los números muestran que más de 50 personas son asesinadas cada día por un arma de fuego en Estados Unidos.
Es una proporción significativamente mayor de homicidios que en Canadá, Australia, Inglaterra y Gales, por ejemplo.
Calcular el número de armas de fuego en manos privadas en el mundo es difícil. Los últimos datos de Small Arms Survey, un proyecto de investigación con sede en Suiza, estimó que en 2018 había 390 millones de armas de fuego circulando en Estados Unidos.
En este país hay una tasa de 120,5 armas por cada 100 residentes, un incremento del 88% desde 2011. Sobrepasa por mucho las tasas de otros países alrededor del mundo.
Datos recientes de Estados Unidos sugieren que la posesión de armas de fuego creció significativamente en los últimos años. Un estudio publicado por Annals of Internal Medicine en Febrero encontró que 7,5 millones de estadounidenses se convirtieron en nuevos portadores de armas entre enero de 2019 y abril de 2021.
Esto, a su vez, expuso a 11 millones de personas a armas de fuego en sus hogares, incluidos cinco millones de niños. Aproximadamente la mitad de nuevos propietarios de armas en ese período eran mujeres, mientras que el 40% eran negros o hispanos.
La mayoría de estadounidenses apoya controlar las armas de fuego.
Un 57% de encuestados dijo querer leyes más estrictas, aunque este número disminuyó el año pasado según una encuesta de Gallup.
Un 32% dijo que las leyes deben mantenerse, mientras que un 10% dijo que las leyes deberían ser menos estrictas.
La problemática es extremadamente divisiva y politizada.
“Los demócratas apoyan leyes más estrictas con unanimidad”, halló otro estudio de Gallup, con casi un 91% en favor de restringir las leyes.
Solo el 24% de los republicanos estuvo de acuerdo con la misma declaración, junto con un 45% de votantes independientes.
Algunos estados han tomado medidas para prohibir o regular estrictamente la posesión de armas de asalto. Las leyes varían según el estado, pero California, por ejemplo, ha prohibido la posesión de armas de asalto con excepciones limitadas.
Algunos controles cuentan con el apoyo generalizado de personas de todas las divisiones políticas, como las restricciones que rigen la venta de armas a personas con enfermedades mentales o en listas de “vigilancia”.
A pesar de años de problemas financieros y conflictos internos, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) sigue siendo el lobby de armas más poderoso de Estados Unidos, con un presupuesto sustancial para influir en miembros del Congreso sobre la política de armas.
Durante los últimos ciclos electorales, esta y otras organizaciones han gastado constantemente más en mensajes a favor de los derechos de las armas que sus rivales en el lobby de control de armas.
Varios estados han eliminado en gran medida las restricciones sobre quién puede portar un arma. En junio de 2021, por ejemplo, el gobernador de Texas, Greg Abbott, promulgó una “ley de portación sin permiso” que permite a los residentes del estado portar armas sin licencia ni capacitación.
De manera similar, en abril del año pasado, Georgia se convirtió en el vigésimo quinto país del país en eliminar la necesidad de un permiso para ocultar o portar abiertamente un arma de fuego. La ley significa que cualquier ciudadano de ese estado tiene derecho a portar un arma de fuego sin licencia o permiso.
La ley fue respaldada por la NRA y los líderes dentro de la organización calificaron la medida como “un momento monumental para la Segunda Enmienda”.