Millones de estadounidenses han votado esta vez por correo debido a la pandemia de coronavirus, lo que significa que es muy probable que el recuento de todos los votos se retrase.
Las elecciones presidenciales que celebra Estados Unidos este martes son inéditas, y puede que pasen días o incluso semanas antes de que se conozca quién resultó ganador: Joe Biden o Donald Trump.
Millones de estadounidenses han votado esta vez por correo debido a la pandemia de coronavirus, lo que significa que es muy probable que el recuento de todos los votos se retrase.
El resultado de las elecciones se suele anunciar la noche del día de las elecciones, que este año es este martes 3 de noviembre.
Diferentes estados concluyen las votaciones en horarios distintos. Las primeras urnas cierran en la costa este a las 19:00 hora local (00:00 GMT).
Después del cierre de las urnas se procede al conteo de votos en cada estado.
Los principales medios de comunicación estadounidenses “declaran” la victoria de un estado cuando creen que un candidato tiene una ventaja definitiva, pero eso es una predicción y no el resultado final. Lo mismo ocurre cuando los medios “declaran” ganador a nivel nacional.
Los presidentes de Estados Unidos no se deciden por el total de la votación popular a nivel nacional, sino ganando en los suficientes estados.
Cada estado tiene una cierta cantidad de “votos electorales” que se lleva por completo el ganador en ese territorio. El número de votos electorales de cada estado se basa en la población del mismo.
Para ganar la Casa Blanca se necesitan 270 votos electorales.
En 2016, la victoria electoral fue declarada a favor de Donald Trump alrededor de las 02:30 AM hora local del este (07:30 GMT), cuando la victoria en el estado de Wisconsin le permitió superar los 270 votos electorales necesarios.
Durante los comicios anteriores era común que algunos estados limitaran el voto por correo, restringiéndolo a personas mayores de 65 años, aquellos que sufrían alguna enfermedad o que se encontraban fuera de ese estado.
Pero, en esta ocasión, esta modalidad está ampliamente permitida en la mayoría de los estados.
En las últimas elecciones presidenciales en el país, casi una cuarta parte de los votos se emitieron por correo.
Según el Proyecto de Elecciones de EE.UU., hasta este 2 de noviembre más de 97 millones de estadounidenses habían votado anticipadamente, ya sea por correo o en persona. Esto ya es más que el número total de votos anticipados emitidos en las elecciones de 2016.
De estos votos un poco más de 62 millones son usando el servicio postal, en medio de los intentos de los estados por evitar aglomeraciones que puedan facilitar la propagación de la covid-19.
Sin embargo, el Servicio Postal de Estados Unidos, el responsable de entregar las boletas postales, está experimentando recortes presupuestarios.
El presidente Trump impidió que se disponga de fondos adicionales, entre preocupaciones en el país por si el organismo podrá hacer frente al volumen de papeletas enviadas o si habrá mayores retrasos.
Los votos por correo suelen tardar más en contabilizarse.
Los diferentes estados tienen diferentes reglas sobre cómo y cuándo hacerlo.
La mayoría de los estados solo contarán las boletas postales recibidas antes del cierre de las urnas.
Pero algunos estados, como California, aceptarán votos siempre que sean enviados el día de las elecciones, incluso si llegan semanas después.
El conteo de las boletas postales toma más tiempo porque cada voto debe tener una firma que se corresponda con la firma de la tarjeta de registro del votante.
Otro aspecto que retrasa el proceso es el momento en que se empiezan a contar esos votos.
Algunos estados como Florida, por ejemplo, comenzaron a contar las boletas enviadas por correo antes del día de las elecciones, pero ese no es el caso de la mayoría de los estados, que esperarán hasta el cierre de las urnas.
En 2016, el total de votos tardó más de un mes en escrutarse.
La entonces candidata demócrata Hillary Clinton llegó a ampliar su ventaja en el voto popular a nivel nacional, pero Trump ya había ganado los suficientes estados para asegurarse la presidencia.
Hacer fila en un recinto electoral seguirá siendo, por ahora, la forma más común en que los votantes estadounidenses entregarán su voto.
Y esa situación se complica debido a la pandemia de coronavirus y las restricciones a causa de ésta.
Algunos estados ya habilitaron centros para la votación anticipada en persona y se registraron enormes colas.
La mayoría de la gente votará este 3 de noviembre, y se estima que habrá abiertos menos centros electorales de lo habitual. También se advirtió de la falta de personal.
Existe la posibilidad de que el candidato que lleva la delantera en la noche de las elecciones no gane, una circunstancia que se ha vuelto más probable debido al voto por correo.
Biden, por un lado, aseguró que aceptará el resultado, pero insistió en que “se cuente cada voto”.
Hillary Clinton, quien fue la contrincante demócrata de Trump en 2016, ha dicho que Biden no debería conceder la victoria la noche de las elecciones “bajo ninguna circunstancia”.
“Creo que esto se va a alargar”, subrayó.
Mientras tanto, Trump advirtió que en la elección de noviembre puede producirse un “tremendo fraude” debido al voto por correo, pese a que hay muy poca evidencia de ello.
Y se negó a comprometerse a una eventual transferencia pacífica del poder si pierde.
El presidente llegó a decir que piensa que el resultado de estas elecciones puede terminar en la Corte Suprema de Estados Unidos.
Esto ha sucedido antes. En las elecciones de 2000, el candidato demócrata Al Gore afirmó que su estrecho margen de derrota en Florida ameritaba un recuento.
Se necesitaron 36 días para que el alto tribunal decidiera en contra de su reclamo y la contienda terminara a favor del republicano George W. Bush.
Además, este año pueden surgir otros desafíos legales, desde los requisitos de identificación para el voto por correo hasta la legalidad de los cambios hechos para esta votación debido a la pandemia.