La pandemia ha cambiado nuestra vida, el modo de relacionarnos y, cómo no, nuestro modo de hablar.
Tanto que hemos creado palabras nuevas que forman parte ya de nuestro hablar cotidiano, aunque aún no se recojan formalmente en los diccionarios. Así ha pasado con “vacunódromo”, elegida como “palabro” del año por la revista puntoycoma.
Esta publicación, que es el boletín de los traductores españoles de las instituciones de la Unión Europea, celebra desde 2012 el concurso “El palabro del año”.
Para participar hay varios requisitos. El primero, ser una “palabra mal dicha o estrambótica”, lo que concuerda con la definición de “palabro” que da la Real Academia de la Lengua Española. La otra norma es que tengan un uso reiterativo en los medios de comunicación, la política o la administración, según aparecen en las sencillas bases de 2012.
Los lectores de la revista son los que cada año envían sus propuestas con una justificación que apoye la candidatura del palabro en cuestión.
Para la revista puntoycoma, el palabro del año ha inundado los medios de comunicación y “resulta chocante en un primer momento”.
La carta de presentación de su candidatura es que es un “término tristemente célebre y necesario, y además está mal formado” en contraposición a otras como “vacunatorio“, utilizado en América Latina, o “vacuguagua”, de uso en las islas Canarias, en España.
Ante la extensión de su uso en medios de comunicación, la Fundéu (Fundación del Español Urgente) recogía en marzo pasado este neologismo. Lo define como “grandes instalaciones habilitadas para vacunar”.
Se trata de un neologismo formado a partir del sustantivo vacuna y de la base culta -dromo. Esta última parte, -dromo, aparece en otros términos como hipódromo o velódromo, y que “generalmente aludía a lugares en los que tenían lugar carreras”.
“Hoy también se refiere al espacio de grandes dimensiones destinado a fines determinados, como en cosmódromo, rockódromo, y en este caso concreto, a la administración masiva de vacunas“, matiza la Fundéu en el artículo.
Sobre sus normas de uso señala la Fundéu que se adecua a las pautas del español y que su significado es transparente, por lo que no es necesario escribirla en cursiva o entre comillas.
Por otro lado, también es correcta usar la voz vacunatorio, que se usa en determinados países de América y que figura en el Diccionario de americanismos, para referirse a este tipo de lugares.
Cambio climático, más pandemia y el volcán que hizo erupción en La Palma (islas Canarias) son los temas que rodean a las finalistas a “palabro del año” 2021.
Entre las relacionadas con el volcán de La Palma, está fajanas, un terreno llano al pie de laderas o escarpes, formado comúnmente por materiales desprendidos de las alturas que lo dominan y piroclastos, que es cualquier fragmento sólido de material volcánico expulsado a través de la columna eruptiva arrojado al aire durante una erupción volcánica.
También apareció coladas, en referencia a masa de lava que se desplaza, hasta que se solidifica, por la ladera de un volcán y que, hasta el fenómeno del volcán se usaba para referirse a poner la lavadora.
También recogen como fenómeno curioso del año el uso de tóxico no como adjetivo, sino como sustantivo. Por ejemplo: “En La Palma ahora hay tóxicos en el aire”.
Basuraleza, usada para designar los desechos humanos abandonados en la naturaleza, entró en el concurso porque, señalan los organizadores, “si bien no es un vocablo estrictamente nuevo, se ha difundido mucho en 2021”.
Veroño es la mezcla de los vocablos verano y otoño. Nace por la extensión de altas temperaturas a épocas otoñales.
Pandemial, entendido como “perteneciente a la generación nacida o crecida en esta etapa” de pandemia.
Lisopado, palabro utilizado por muchos para hacer referencia al “hisopado”, la prueba hecha con un hisopo sanitario para detectar, en este caso, si se padece o no covid-19.
Mecagüendemia, expresión de fastidio extremo “ante la paranoia global organizada en torno al dichoso virus”.
Otros palabros candidatos fueron portacoz del juego de palabras entre portavoz y coz, sacudida violenta que hacen las bestias con alguna de las patas; demotanasia, una referencia a la pérdida de población en el interior de España y que nace de las palabras demografía y eutanasia; o virtuceno “a propósito de esta época virtual, sin lugar ni tiempo, en la que vivimos”.
El año pasado la ganadora fue, al igual que en esta edición, una palabra relacionada con la pandemia: zoompleaños.
La propusieron los estudiantes de Traducción e Interpretación de la Universidad de Alcalá (España) y es, a cuento del jurado, “una divertida combinación entre la palabra «cumpleaños» y el nombre de una de las plataformas de comunicación virtual más utilizadas a lo largo de 2020 para mantener el contacto con los nuestros”.
El ganador de la primera edición de este concurso, en 2012, fue austericio, usado “para designar la muerte por austeridad; excesiva, se entiende”.
En 2018 ganó viejenial, “una persona mayor que quiere parecer un millenial y en 2017 la aplastante ganadora fue fake news, noticias falsas, que obtuvo el podio no solo en este concurso, también para el diccionario de Oxford, que la reseñó como la palabra del año.