Este es el drama de una joven obligada a estar en cuarentena a tres cuadras de su madre enferma de cáncer: “Temo no poder decirle adiós”
Esta historia se vive en Argentina, donde madre e hija mantienen la esperanza de volverse a reunir.
Se trata de María del Carmen Zeits, de 21 años, quien vive en Bahía Blanca; mientras que su madre, Mirta, de 49, padece un cáncer terminal y actualmente está en General Campos, La Pampa.
Infobae informó que desde el 3 de julio intentó recorrió los 205 kilómetros que las separaban y el martes 21 de julio finalmente logró llegar a su pueblo.
Pero no todo es alegría, pues la obligan a permanecer aislada por 14 días por la pandemia del coronavirus, sin tener la oportunidad de despedirse
Tres cuadras separan a María del Carmen Seitz de su mamá Mirta, quien padece cáncer de huesos el cual hizo metástasis en sus pulmones y le causó la aparición de cuatro tumores en la cabeza.
Son Apenas 300 metros que no debe recorrer porque está en cuarentena, aislada durante 14 días
desde el martes en una casa que pertenece a la parroquia de General Manuel Campos, un pueblo con mil 200 habitantes, en La Pampa.
La publicación añade que al dolor y la desesperación por la inminente pérdida y la posibilidad de no despedirse de ella, se unió la odisea de un viaje que demoró casi 20 días.
Salud de madre empeora
La joven solo podría ver a su madre por video llamada, pero en los últimos días la salud de ella empeoró y ya no es posible.
“Ella está muy mal, el cáncer sigue avanzando, empeora día a día. Se enteró hace un año y medio cuando se produjo la metástasis. Hizo quimioterapia en la capital, Santa Rosa, que está a 180 kilómetros, porque acá no hay hospital, sólo una salita”, dijo a Infobae la joven.
Añadió que en los dos últimos meses empeoró la enfermedad, a su madre le aparecieron los tumores y se deterioró mucho.
“Tanto que los médicos dijeron que ya no se podía hacer nada, que volviera a su casa para estar en paz. Está con mi papá y mis hermanos, que se ocupan de todo, porque le cuesta hablar, tiene pocos momentos de lucidez, y depende de otros para comer, ir al baño, higienizarse, todo….”, manifestó.
La joven externó: “Y estando tan cerca, tengo miedo de no poder despedirme de mi mamá. Vine a eso, quiero cumplirlo y no me dejan”.
El primer intento de viajar lo hizo el 3 de julio junto a su novio, Sebastián Prats, un contador de 40 años que la llevó en su automóvil.
“Decidimos que al menos ella pudiera ir a estar con su madre en este momento difícil”, manifestó Prats.
En el auto de Prats salieron de Bahía Blanca y tomaron la ruta 35 hacia Villa Iris, pero por problemas con las comunicaciones, no pudieron hablar con Gabriel, el hermano de su novia, para avisarle de la demora.
Recuerda que en Darragueira -sobre la ruta 76, a 22 kilómetros del límite con La Pampa- y antes de encontrarse en la estación de servicio que está dentro del pueblo, los volvieron a detener.
“Nuevamente nos dijeron que no había posibilidades de pasar. Yo les dije que tenía que dejar unos recibos de sueldo en la estación de servicio, pero no hubo caso. Lo peor es que me secuestraron el registro y la cédula verde del auto, y todavía no los recuperé”, manifestó Prats.
“Mi suegra está muriendo”
Agregó: “Mi suegra se está muriendo. No quise hacer problemas, No me puse rebelde ni nada. Lo único que hice fue, como no querían firmar el acta que me hicieron, sacarle una foto. Además, me preguntaba: ¿si hubiera tenido la documentación en el celular, en la aplicación Mi Argentina, me hubieran quitado el teléfono?”.
Sin papeles, ambos regresaron a Bahía Blanca con el auto. Prats añade cuando los pararon en la entrada y les mostró a los policías el acta, le dijeron que era una locura, que era inconstitucional lo que me hicieron; sin embargo. el segundo viaje de Carmen fue peor.
Debido a los inconvenientes, la joven intentó tramitar el permiso “Regreso a casa” en La Pampa y así reencontrarse con su madre.
“Cada vez que llamaba me decían que estaban atrasados, que no sabían. Como no me lo otorgaron saqué el permiso de 24 horas por asistencia familiar y con ese decidí viajar”, recordó.
Como Sebastián no tenía los papeles del auto ni el registro, contrataron un taxi para llegar hasta el límite entre las provincias de Buenos Aires y La Pampa por la ruta 35, y allí la esperaría Juan, su padre.
Pero al llegar al lugar se toparon con una casa blanca con el escudo de la Policía de La Pampa en medio de la nada.
Retuvieron a la joven junto a su padre. El hombre, que tiene un reemplazo de cadera colocado hace poco tiempo, soportó seis horas en esa situación y debió regresar a General Campos, a 70 kilómetros de allí.
Según Sebastián, los policías “fueron súper empáticos” e hicieron varias gestiones para que pudiera entrar.
Le decían que les hacen el hisopado a los camioneros y no a ellos porque tienen miedo a quedarse sin personal de fuerzas de seguridad. El problema era el permiso desde Santa Rosa”.
Finalmente, según contó Prats, a las 21 horas y luego de gestiones con Cinthia Zalabardo, del Ministerio de Salud pampeano, y Rodrigo Ortíz, secretario de Gobierno, Carmen pudo dejar “esa oficina de migraciones” -como define su novio- y llegar, en taxi, a su pueblo natal.
Espera un segundo milagro
Llegó a la casa parroquial donde está alojada para cumplir la cuarentena, su familia le llevó comida y abrigo.
Ahora espera que un segundo milagro se cumpla y le permitan en un gesto humanitario recorrer las tres cuadras que la separan de su madre y verla de nuevo y decirle adiós.