La historia del “asesino del torso” que violaba y mutilaba a varias mujeres durante los setenta en Nueva York y Nueva Jersey
Richard Cottingham fue condenado a 200 años por seis asesinatos, pero él afirma que cometió más de cien durante los setenta.
Aunque pueda tener un aspecto inofensivo y hasta cierto punto tierno, Richard Cottingham es recordado por los brutales asesinatos que efectuó en la década de los setenta en Nueva York y Nueva Jersey.
Comúnmente es reconocido como The Torso Killer (El asesino del torso), ya que asesinó a dos mujeres de la forma más macabra posible: las decapitó y les cortó las manos.
Fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de seis mujeres. Sin embargo Cottingham afirmó que había matado a más de cien personas a lo largo de los setenta.
Su historia es retratada en el documental que se publicó en la plataforma de streaming Netflix llamada “Netflix Crime Scene: The Times Square Killer“. Nació el 25 de noviembre de 1946 en el barrio del Bronx, Nueva York, y contrario a lo que dicta las historia de los asesinos en serie, Cottingham tuvo una infancia bastante normal y hasta incluso feliz.
Sus padres lo apoyaban en las cosas que hacía, lo incentivaron al atletismo y no fue criticado por un pasatiempo particular: la crianza de palomas.
Todo eso cambió en 1958, cuando Richard y su familia se mudaron a River Dale. En ese momento Cottingham era calificado como alguien reservado y distante. En vez de quedar con amigos para salir a fiestas, él decidía quedarse solo en su habitación y mirar pornografía.
Su vida parecía bastante normal: se había graduado en la universidad y empezó a trabajar como informático en 1970. Sin embargo, la gente a su alrededor afirmaba que sentían cierta “desconfianza” hacia Cottingham.
La realidad era que Cottingham, cuando terminaba su jornada laboral, buscaba satisfacer sus deseos más oscuros. El primer registro de los crímenes de Richard fue en 1968, y fue a Nancy Vogel, de 29 años.
El cuerpo de Vogel se encontró desnudo y maniatado en el interior de su automóvil. Las autoridades afirmaron que había sido violada y estrangulada. Aún con eso, no se encontraron pistas con respecto al que perpetró el crimen.
Los siguientes cinco años a ese asesinato, Cottingman intensificó sus crímenes ya que cometió asaltos y agresiones sexuales a mujeres. Sin embargo, a finales de la década, en 1979, hizo los dos crímenes más crueles de su vida.
Había contratado a dos trabajadoras sexuales, una identificada como Deedey Goodarzi y las invitó a pasar una noche en un hotel cerca del Times Square. Fue ahí que las decapitó y les cortó las manos, y había prendido fuego a los cuerpos para no dejar pistas antes de huir de la escena del crimen.
En mayo de 1980, Rchard fue capturado en un hotel del Times Square, luego de que varios clientes del hotel reportaran a una mujer que gritaba en una de las habitaciones. La policía se topó con Cottingham a punto de escapar y a una mujer desnuda y magullada.
Se enfrentó a los siguientes cargos: secuestro, asalto agravado, intento de asesinato, asalto sexual agravado, posesión de armas, entre muchos otros. Los Tribunales de Nueva York y Nueva Jersey lo llevaron a juicio y lo condenaron a 200 años de prisión por seis homicidios que se le relacionaron.
“Amistad”
Varias décadas después Weiss Goodarzi, quien era hija de Deedey Goodarzi, le escribió cartas al victimario, quien se encontraba en prisión, y logró entablar una amistad con él. El fin último era lograr que Cottingham confesara otros crímenes. Y lo logró.
“La magnitud de lo que hizo es insondable, pero me hice amiga de Richard por el bien de mi madre y por mi búsqueda. Estoy haciendo estos por las madres que perdieron a sus hijas y a mi propia madre. Y para estas chicas que sus vidas terminaron una noche o un día por Richard jugando a ser Dios. No estaré tranquila hasta que averigüemos quiénes eran. Por eso hago lo que hago”, dijo Jennifer en una entrevista al NewJersey.com.
La hija de la víctima cuenta que cuando empezó a averiguar más detalles sobre el crimen de su madre, él también empezó a revelar más información sobre otros femicidios y estima que hay alrededor de 75 casos que aún no se resuelven.