Modelo argentina narra los horrores que vivió al estar encarcelada en una prisión de Pekín en 2014
La joven comenta que dentro de la cárcel era obligada a ver programas chinos antes de dormir y que estaba constantemente bajo vigilancia de los policías.
Florencia es una modelo de origen Argentina que dio su testimonio de los horrores que vivió junto con otras 30 de sus compañeras en una prisión en China, donde permanecieron por más de un mes por una cuestionada redada migratoria ocurrida en el año 2014.
“Es importante que todos sepan lo que nos pasó“, dijo Florencia al momento de contar todo al medio La Nación con respecto a su desagradable experiencia en una cárcel pekinesa, en donde asegura que pasó por varios “horrores”.
Este caso que se mantuvo de “bajo perfil” para salvaguardar el bienestar e integridad de las jóvenes afectadas, sin embargo ha salido a la luz para retratar los horrores de los sistemas de seguridad en China, además de mostrar el método de “torturar, abusar y disuadir” del Partido Comunista, según las palabras de Yaqiu Wang, principal investigadora de Human Rights Watch (HRW).
Florencia empezó en el mundo del modelaje en el año 2010, de parte de la agencia Muse Management. En un inicio, comenta el dueño de la agencia Gastón Stati, las experiencias que estaba teniendo la joven habían sido “bastante positivas”, principalmente en trabajos en donde tuvo que viajar a la India.
“La India es un país muy difícil que no todo el mundo soporta. De hecho, la primera vez viajó con otra modelo de la agencia que no aguantó y volvió antes. En cambió Flor se quedó y ganó buena plata”. aseguró.
Luego comenzaron sus negociaciones con varias agencias provenientes de Asia, y fue así como contactaron con Rising Star, una agencia que ofrecía “buenas condiciones de trabajo” ya que se encargaban de los gastos de alojamiento, viajes y vivienda en general.
Según las palabras de Stati, la primera señal de peligro fue en el momento en que firmaron el acuerdo con la agencia, ya que afirmaba que no podía ofrecerle a Florencia una visa de trabajo, y que debía entrar al país como turista. Sin embargo, se obviaron esos detalles y se continuó con el trabajo de modelaje con Rising Star.
En 2014 Florencia viaja a Pekín, y durante las primeras cinco semanas fue una experiencia “fabulosa”, en palabras de ella. Disponía de un gran apartamento y lo compartía con varias modelos de otros países, además de ser acompañada a todos sus castings por cuerpos de seguridad.
Casting falso
Sin embargo, el 8 de mayo Florencia se reunió, junto con otras 30 modelos, en un apartamento para trabajar con una marca de zapatos, pero el encargado nunca llegó al lugar acordado, ya que se trataba de un casting falso
Pasadas unas horas, se presentaron varios policías y empezaron a tomarles fotografías. En un inicio, comenta Florencia, no le dieron importancia al asunto y hasta se comenzaron a reír. Sin embargo, la situación se tornó más agresiva.
Los policías alejaron a las modelos de sus representantes y las obligaron a subirse a una camioneta donde fueron trasladadas a una comisaria. Cada una de ellas fue interrogada en un lapso de seis horas, sobre todo para saber qué estaban haciendo en Pekín y el tipo de visa que tenían.
Florencia recuerda que varias de las chicas empezaron a llorar y gritar de la desesperación. En ese momento, comentó, un policía agarró por los pelos a una de las chicas y empezó a sacudirla.
Para ese entonces, las chicas aún conservaban sus teléfonos celulares, por lo que empezaron a comunicarse con sus agentes. Stati comenta que Florencia se comunicó con el y le dijo que había sido capturada, que no tenía mucha batería en su teléfono y que le estaría comunicando todo lo que pasara.
Lamentablemente ese fue el último mensaje que Stati recibió de Florencia.
Encarcelamiento
Luego de los interrogatorios, los oficiales obligaron a todas las modelos a subirse a un bus con un destino incierto. Pasadas unas horas en el recorrido, se percataron que habían llegado a una cárcel, donde los oficiales les confiscaron sus pertenencias y les dieron los clásicos uniformes de preso, una manta y un tupper donde comerían y bebían.
A las 31 jóvenes que se hallaban en la cárcel fueron sometidas a “chequeos médicos” donde afirma Florencia fueron denigradas y, algunas de ellas, fueron vacunadas con sustancias raras.
“Nos pusieron en una fila larga. Yo estaba muy asustada. Recuerdo las cortinas transparentes, como de carnicería. Me vienen flashes, todavía me da pánico“, cuenta.
Las celdas en donde trasladaron a las modelos, tenía un agujero como inodoro, y una plataforma de madera que fungía como cama. Florencia comenta que tuvo que compartir la celda con Marina, una modelo rusa de otra agencia, y que tuvieron que dormir abrazadas para sobrellevar la noche.
Los policías obligaban a las modelos a mirar canales chinos antes de dormir. “teníamos que sentarnos y ver los programas, aunque no entendiéramos nada“. comenta Florencia.
En ciertos momentos del día eran interrogadas por los oficiales, una de las modelos comenta que uno de los policías llevó a sus hijos y le pidió a ella que posara con ellos, según comenta “éramos una especie de atracción para ellos”.
Florencia comenta que uno de los peores momentos en su estadía en la prisión era cuando los oficiales obligaban a las modelos a bailar una especie de coreografía para un anuncio promocionando la cárcel. Comenta que los oficiales se burlaban de ellas y las hacían repetir la coreografía solo con la intención de molestarlas más.
“Lloraba todos los días. Lloraba porque tenía miedo de ser deportada. Lloraba porque me gustaba un chico y tenía miedo de no verlo nunca más. Lloraba porque no había conocido la muralla china. Lloraba por mi hermana y mi mamá”. comenta.
Liberación
A finales de mayo, los oficiales llamaron a Florencia, que se encontraba dentro de su celda. Para sorpresa de ella, le hicieron entrega de todas sus pertenencias, fue llevada al aeropuerto y se encontró con miembros de Rising Star, quienes le entregaron su valija.
“Tuve taquicardia, hasta que no despegó el avión no fui libre“, aseguró. Finalmente, luego de dos escalas, llegó a Argentina, donde fue recibida por su familia y Stati, quienes se alegraron de su regreso.
“Tuve otras situaciones difíciles en mi vida antes de esto, pero aprendí que para ser feliz alcanza con ser libre. Que te priven de cosas básicas como caminar, dormir o comer lo hace a uno valorar las cosas simples de la vida“, afirma.
Finalmente, Florencia dejó el modelaje y se dedicó a estudiar química industrial, además de perder todas las intenciones de visitar China nuevamente.