Lo peor está por venir. La frase es de Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y fue pronunciada el pasado 29 de junio, seis meses después de que la OMS recibiera la primera notificación sobre la aparición de un nuevo virus que causaba neumonías atípicas en Wuhan (China). Seis meses que dejaban detrás más de 10 millones de casos confirmados, medio millón de muertos y tocadas las economías de prácticamente todos los países. Sólo una semana después, los casos confirmados han aumentado en más de un millón y los fallecidos suman 25 000 personas adicionales.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se sometió el lunes 6 de julio a un test por sospechas de coronavirus, cuyos resultados se revelaron este martes.
Al menos 21 personas murieron y otras 15 resultaron heridas al precipitarse hoy un autobús de estudiantes al embalse de Hongshan, en la localidad de Anshun, en la provincia suroccidental china de Guizhou.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció este 7 de julio que "surgen pruebas" de la posible transmisión por el aire de covid-19, después de que científicos internacionales alertaran de esta forma de contagio, y reiteró que la epidemia se acelera.
Cada tanto, Manary Figueroa sueña con la violación que dice haber sufrido a manos de unos soldados cuando tenía 5 años. Pero casi todas las noches su cerebro revive también los eventos posteriores al abuso sexual.
Los pacientes tratados con cloroquina o hidroxicloroquina, especialmente por enfermedades autoinmunes, no se vieron menos afectados por las formas graves de la covid-19 durante la pandemia, según un estudio francés publicado el martes.