Por estrés: la justificación de un hombre que torturó a una niña hasta matarla
De acuerdo con las acusaciones, sometió a la niña Naiara a una tortura despiadada durante horas.
Iván Pardo, de 36 años, verdugo de la niña Naiara, de achaca su brutal crimen al “estrés” que, según dice él, sufría cuando mató a la menor.
La víctima era su sobrina política, hija de la pareja de su hermano.
ABC.es informó que la niña convivía unos días en casa de Pardo, junto a la madre del acusado y a dos sobrinas carnales de él, dos niñas que tenían en ese entonces 12 y 14 años.
El crimen contra la niña se registró el 6 de julio de 2017 en Sabiánigo, Huesca, España y se juzga desde este miércoles 16 de septiembre en la Audiencia Provincial oscense, en un juicio con jurado que preside el magistrado Santiago Serena.
“Lo quiero achacar al estrés, al cúmulo de problemas con la empresa, porque no le encuentro explicación”, afirmó este miércoles Pardo a preguntas de su abogada defensora, cuando ella le preguntó en el juicio qué explicación o motivación da a la mortal tortura a que sometió a Naiara durante horas.
Esta declaración del acusado ante el tribunal va en línea con lo argumentado también por su abogada en el escrito de defensa, en el que afirma que Iván Pardo, cuando cometió el crimen, “no estaba pasando por una situación fácil” ya que tenía “problemas en el trabajo, con su pareja y de salud”.
La publicación añade que según la abogada -en línea con lo que ha ratificado de viva voz el acusado-, el señalado atravesaba una situación de “alto estrés” que le desencadenó “ira incontrolable, estado de arrebato y obcecación insuperables”.
El verdugo de Naiara permaneció durante todo el juicio con la cabeza agachada, mirando constantemente hacia el suelo y moviendo su pierna derecha de forma nerviosa, constante y compulsiva.
Su defensa pidió que el acusado sea condenado por un delito de lesiones dolosas y homicidio culpable, mientras que la Fiscalía y la madre de la víctima reclaman para él prisión permanente revisable por asesinato agravado.
Por su parte, el padre biológico de Naiara solicita una pena de 25 años de prisión por asesinato y cuatro años y medio por otro delito contra la integridad física y moral.
Pardo aseguró ante el tribunal que no quería matar a la niña y que le pide perdón “cada día”. “Se me cayó el mundo”, ha dicho al ser cuestionado cómo reaccionó al saber que Naiara está muerta.
En la primera sesión del juicio se ha dado lectura a los escritos de la Fiscalía y de las acusaciones, en las que relatan la prolongada y brutal tortura a la que Iván Pardo sometió a su sobrina política hasta matarla.
Pardo se declara único y exclusivo culpable de lo ocurrido y exime de responsabilidad a su hermano y a su madre.
También se ha negado a contestar las preguntas de la fiscal y de las acusaciones. Solo ha aceptado responder a su abogada defensora y al letrado que defiende a su hermano Carlos Pardo y a la madre de ambos, Nieves Pena.
Hermano y madre también están acusados en este juicio y la fiscal del caso pide para ambos tres años de prisión, ya que los considera culpables de un delito de violencia psíquica y física habitual en el ámbito familiar.
El padre biológico de la niña pide 18 años de prisión para el hermano y la madre de Pardo, de estos 15 por un delito de asesinato por omisión y tres por otro contra la integridad física y moral.
Sin embargo, la madre de la víctima no pide para ellos pena alguna. Esos dos acusados proclaman su inocencia y reclaman su libre absolución.
Entre las pruebas incriminatorias aportadas al proceso figuran mensajes que se intercambiaban entre ellos, en los que aluden a los violentos castigos que sufría la pequeña para, supuestamente, exigirle que estudiara más.
Pardo tenía 33 años cuando cometió el crimen. De acuerdo con las acusaciones, sometió a la niña Naiara a una tortura despiadada durante horas.
Luego se negó también durante horas, a que se llamara a los servicios médicos para intentar salvarle la vida.
“Quise ganar tiempo para ver si la reanimaba”, afirmó el acusado este miércoles, durante el juicio.
La Fiscalía detalló cómo Iván Pardo sometió a Naiara a una tortura “de forma salvaje, despiadada e inmisericorde”, con brutales golpes, descargas eléctricas y quemaduras que dejaron decenas de marcas en todo el cuerpo de la pequeña.
El acusado también está señalado de obligar a sus sobrinas carnales, de 12 y 14 años, a presenciar la brutal agresión e incluso a ayudarle facilitándole los objetos que les iba solicitando para los tormentos que aplicaba a Naiara.