Es un acuerdo que se buscó por mucho tiempo y que ahora parece concretarse.
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ofreció al gobierno de El Salvador la posibilidad de construir, en su territorio, un puerto en las costas del océano Atlántico.
Se trata de una decisión inédita que pretende aumentar el intercambio comercial y de turismo.
Para Nayib Bukele, presidente de El Salvador, la oferta de Giammattei representa su “salida al mar en el Atlántico”.
Pero también busca ser un ejemplo para el resto de los países de la región y animar el proceso de integración centroamericana.
“Es algo histórico, no recuerdo que haya pasado algo tan grande en cuanto a unión centroamericana se refiere en el siglo pasado o en éste”, dijo Bukele.
Guatemala y El Salvador también acordaron un programa de “cielos abiertos” para que todas las operaciones aéreas entre ambos países se consideren locales o domésticas.
La idea es bajar el costo de los vuelos y con ello aumentar el turismo binacional.
Además, los gobiernos anunciaron que en los próximos meses se establecerá una política de libre tránsito de personas y mercancías. “Planeamos quitar las aduanas entre nuestros países”, aseguró Bukele.
“Es algo que va mucho más allá de cualquier tratado de libre comercio, mucho más de cualquier integración aduanera”.
Ambos países mantienen una estrecha relación comercial con un intercambio promedio de US$1.800 millones al año, según datos del Banco Central de El Salvador.
El 12% de las exportaciones de Guatemala a Centroamérica se destinan al mercado salvadoreño, por ejemplo.
Pero más allá del comercio binacional, para El Salvador contar con un puerto propio es fundamental asegura Javier Steiner, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de ese país.
“Casi la mitad de nuestras exportaciones van a Estados Unidos”, explica a BBC Mundo. “El tráfico normal es subirlas a un puerto del Atlántico de Guatemala o de Honduras para llevar las mercancías hasta Estados Unidos.
“Lo que quieren nuestros clientes es agilidad, para nosotros es importantísimo contar con una salida fácil para las exportaciones a Estados Unidos”.
Las exportaciones de El Salvador suman en promedio US$6.000 millones al año. El 42% tiene como destino Estados Unidos, la mayor parte productos textiles o agrícolas.
Las importaciones totales del país suman US$12.000 millones y de éstas el 30% proviene del mercado estadounidense.
Los productos más frecuentes en este rubro son aceites e hidrocarburos, medicinas y aparatos electrónicos.
La mayor parte de este comercio se mueve por puertos en costas del Atlántico, principalmente en Guatemala.
Hasta ahora no hay fecha para construir la terminal marítima que ofrece Giammattei, aunque el mandatario afirma que el plan ya empieza a revisarse. Inicialmente la idea es financiar el proyecto con fondos públicos y privados.
“Vamos a explorar cuanto antes la posibilidad de que El Salvador tenga un puerto en el Atlántico guatemalteco, de manera de seguir todavía integrándonos más”, asegura.
En otras áreas como el turismo los dos países mantienen un vínculo estrecho. Por ejemplo el 40% de los 2,1 millones de turistas que recibe Guatemala cada año proviene de El Salvador.
Las cifras son del Instituto Guatemalteco de Turismo. El programa de cielos abiertos pretende aumentar el intercambio de pasajeros y mercancías por vía aérea.
Pero todavía no está claro de cuánto será el incremento reconoce Motty Rodas, directora de la Asociación Guatemalteca de Líneas Aéreas (AGLA).
“Para el turismo es importante y también para los países, porque al final el beneficio que se busca es para el usuario“, explica a BBC Mundo.
“Un propósito es crear más volumen de pasajeros para las aerolíneas. Está bien, pero hay detalles que deben revisarse”.
Algunos de esos detalles son temas de seguridad, explica Motty Rodas. Es el caso de los pasajeros internacionales que pretenden seguir su viaje a Guatemala o El Salvador.
Los vuelos que tomen serían considerados como internos, por lo que pueden tener medidas de seguridad menos estrictas que los viajes internacionales.
Por ejemplo, desde 2006 existe un acuerdo para que los centroamericanos se muevan libremente por cualquier país de la región.
El único requisito es contar con un documento de identidad de su lugar de origen. Los viajeros internacionales, en cambio, necesitan pasaporte y con frecuencia visa del país de destino.
Así, para evitar problemas de migración son necesarios “aeropuertos controlados”, como explica Rodas.
En esos lugares, los pasajeros deben cumplir con los requisitos de aduana y migratorios, “porque el siguiente vuelo que tomen sería doméstico”.
Otro problema son las personas con restricciones legales de viaje y que actualmente pueden ser detectadas si pretenden abandonar Guatemala o El Salvador.
Con el programa de cielos abiertos, podrían burlar la vigilancia. Las aerolíneas, insiste la directora de AGLA, no tienen capacidad de separar a estas personas.
Un tema que analizarán los gobiernos de El Salvador y Guatemala. El presidente Giammattei dice que la intención es que las órdenes judiciales de arraigo sean válidas en ambos países.
Pero no sólo en el tema de pasajeros en líneas aéreas puede haber problemas. Los presidentes Giammattei y Bukele anunciaron la intención de abrir las fronteras al libre tránsito de mercancías entre ambos países.
Y eso necesita extremar las medidas de seguridad, advierte el presidente de la Cámara de Comercio de El Salvador.
“No se puede hacer de la noche a la mañana. Hay muchas precauciones para evitar abusos y contrabando”, explica Steiner.
“Tiene que haber un control muy extensivo de qué mercancías van a tener libre tránsito. Somos economías que dependen principalmente de las importaciones”.
Se refiere a mercancías que deben pagar aranceles para entrar al mercado de ambos países. Si evaden esa imposición fiscal pueden causar problemas para algunos sectores productivos.
Por lo pronto, los gobiernos de Guatemala y El Salvador no divulgaron los detalles concretos de la estrategia anunciada este lunes.