Bondad y esperanza en tiempos del coronavirus
Solidaridad es una acción que los guatemaltecos conocen bien en momentos de crisis. Ya sea dando la milla extra desde su lugar de trabajo o bien entregando a otros un poco de lo que tienen. Son personas que extienden la mano al necesitado para darle una luz de esperanza en tiempos difíciles.
La maestra Elizabeth Valenzuela Rodríguez es un claro ejemplo de que se puede dar más. Ahora que los niños están alejados de las aulas debido a la emergencia del covid-19, desde la distancia enseña a sus estudiantes para que continúen aprendiendo en casa.
¿Cómo lo hace? Imprimió las guías de estudio que el Ministerio de Educación (Mineduc) tiene colgadas en su sitio web, añadió hojas de trabajo con ejercicios para reforzar el aprendizaje, se puso una mascarilla y emprendió camino hacia la casa de cada uno de sus alumnos para repartirlas, así está en contacto con ellos.
Elizabeth es maestra desde hace cuatro años en la Escuela Oficial Rural Mixta cantón Lourdes, zona 17. Allí imparte clases a niños de tercero primaria, de nueve años.
El establecimiento está dentro del perímetro del área metropolitana, pero el acceso no es sencillo. Hay un bus que la lleva al poblado, pero solo hay un horario para abordarlo por la mañana y otro para retornar. Así que debe movilizarse por su propia cuenta.
Son 12 estudiantes los que tiene a su cargo y los visitó a todos, su esposo que también es docente la llevó en su automóvil, también la acompañó uno de sus hijos.
“Eran pocos niños, entonces, ¡tenía que hacer un buen trabajo! Pero si fueran 30 o 40, hubiera hecho lo mismo”, asegura.
Su intención era entregar el material para que fuera apoyo a sus alumnos, cuando el Mineduc comenzará a trasmitir por la televisión el programa “Aprendo en Casa”.
“Me puse a pensar en mis niños”, dice Elizabeth, con voz temblorosa, conteniendo las lágrimas. “No todos cuentan con una televisión y se quedan en el olvido. Me preocupan mis estudiantes”, agrega. Eso la motivó a salir a la calle en plena cuarentena para acercar el aprendizaje a los estudiantes.
La maestra imprimió las guías, adjunto ejercicios como rompecabezas con piezas para colorear y formar oraciones. Con instrucciones sencillas, los niños deben crear cuentos basados en ciertos personajes, usar mayúsculas y signos de puntuación. Las tareas también refuerzan la escritura y la lectura.
Pero que sus alumnos reciban las guías va más allá de que tengan material para trabajar y que aprovechen el tiempo durante la suspensión de clases, Elizabeth busca que los niños vean un motivo para quedarse en casa y así evitar el contagio del covid-19.
Pensando en protegerlos, la maestra llegó la semana pasada a cada hogar con mascarilla y llevando un bote de alcohol en gel. Antes de entregar el material se desinfectó las manos y dio a las madres un poco de gel para que también lo hicieran.
“Una niña se quiso tirar a abrazarme y le tuve que decir: ‘Hoy no nos vamos a abrazar, pero sí vamos a juntar nuestro codo’. Para ellos es muy difícil esta situación”, dice la maestra, quien de continuar la suspensión de clases volverá a las casas de sus estudiantes en 15 días con nuevas hojas de trabajo.
“Yo fui una niña que se crió en el área rural, con muchos problemas para estudiar, sé lo que es eso, viví en carne propia el no tener los recursos. Cuando trabajo con estos niños recuerdo mi niñez y tengo que aportar más… cumplir con mi trabajo”, dice Elizabeth.
Entrega alimento y esperanza
Javier es argentino, tiene 10 años de vivir en Guatemala, es un pequeño empresario y cada día de sus ganancias aparta un porcentaje que destina para comprar víveres con los que apoya a personas de escasos recursos.
Lo hizo durante la erupción del Volcán de Fuego, ahora ayuda a quienes pasan un mal momento por la crisis económica que ha generado el covid-19.
A través de las redes sociales varios guatemaltecos se han sumado a su causa y le han donado víveres y artículos de limpieza para que se repartan entre las personas que más lo necesitan. Una labor que comenzó 20 días atrás.
Comenzó ayudando a gente que veía en la calle, en los semáforos, a limpia vidrios y lustradores. Con el pasar de los días recibió llamadas y mensajes con historias de personas que necesitaban alimentos. Hay ocasiones en que el número de alertas supera las cien.
Gracias a los aportes que ha recibido, Javier ha logrado repartir 1 mil 200 bolsas de productos y más de 400 pares de zapatos a personas de las zonas 3, 5, 6, 8, en Mixco y Villa Nueva.
“Recolecto todo en mi casa, armo las bolsas, los kits de limpieza, y una vez por semana salgo a repartir”, dice, este fin de semana espera entregar 250 bolsas de alimentos y otras 250 con productos de limpieza.
El trabajo de recoger los víveres y de guardar los productos lo hace solo, mientras atiende su negocio. En la distribución cuenta con la colaboración de amigos que lo acompañan a cada lugar donde reúnen a las personas que serán beneficiadas.
Para llevar un mejor control en las entregas, tiene una base de datos con los nombres y números de teléfono de las personas que le han notificado necesitan la ayuda, las contacta y las cita a todas en un mismo día y en un punto determinado para lleguen por los víveres.
Hasta ahora ha recibido donaciones en especie y efectivo, principalmente de guatemaltecos que viven en el exterior. Algunos aportes han venido de Bélgica y Francia.
Este es un trabajo de equipo, Javier recibe y coordina la entrega de víveres, y guatemaltecos solidarios donan los productos y lo mantienen al tanto de quién necesita la ayuda.
“La necesidad es mucha y algo la paliamos. Conozco gente que estuvo dos o tres días sin comer, y lo que comen es lo que logramos llevarle”, dice Javier, agradecido por esta oportunidad de socorrer al prójimo.
Ante la pregunta ¿por cuánto tiempo más hará esta labor? el argentino responde: “Hasta que nos den los recursos. Ojalá fuera siempre, pero vamos a ver hasta dónde llegamos”.
Si desea sumarse a este movimiento solidario que busca socorrer a guatemaltecos que están pasando escasez frente a la crisis del covid-19, puede comunicarse al teléfono 5875-7888.