Ciudad Guatemala

Tucutícutu, Tucutícutu: Historia de las tradicionales posadas guatemaltecas


El sonido del golpe en la caparazón de la tortuga (tucutícutu), los faroles en la oscuridad, los cantos al Niño Dios y el olor a manzanilla son las huellas inconfundibles de las posadas guatemaltecas.

  08 diciembre, 2020 - 19:12 PM

Cada 16 de diciembre, el pueblo católico recuerda el peregrinaje de San José y la Virgen María previo al nacimiento de Jesús. La Biblia cuenta que la pareja tuvo que viajar de Galilea a Belén por un censo que impulsó el emperador romano Augusto César.

En ese recorrido, María que estaba embarazada, dio a luz al Niño Dios, en un pesebre de Belén. Esto sucedió porque no encontraron posada para pasar la noche.

Esta representación es importante para el pueblo católico porque se recuerda esa historia.

Se comienza el 16, para cumplir el novenario en la víspera del Navidad y se visita una casa diaria para recordar ese peregrinaje”, afirmó en 2016 el historiador Fernando Urquizú.

De las posadas existe registro desde la época colonial. (Foto: Hemeroteca PL)

 

Historia

De las posadas existe registro desde la época colonial. “En sus apuntes, el Santo Hermano Pedro de Betancourt, (siglo XVI) las describe como coloridas y llenas de alegría”, agregó ese mismo año el cronista de Mixco, Osberto Gómez.

Aunque la tradición es española, Betancourt la modificó para adaptarla en la evangelización. En aquel entonces, las posadas no salían de los conventos y Betancorut las saca a las calles para que la gente se integrara.

Para Urquizú, las posadas son elemento de socialización de la comunidad y una forma de difundir el evangelio.

“En la actualidad, pareciera que quedan rezagadas ante la modernidad y las nuevas formas de socializar de estas generaciones, por lo que los adultos deberían de fomentar esta tradición y motivar a sus hijos a preservarla”, enfatizó Urquizú.

Faroles

Los faroles de colores son otro elemento indispensable en las pasadas. Representa la luz y la esperanza. Los faroles son hechos con tablillas de madera, una vela encendida y papel transparente de colores “Los faroles van al frente de las posadas y  alumbran la entrada de la casa que visitan.  Generalmente la llevan los niños”, dijo Gómez.

Los faroles en las posadas representan la luz y la esperanza. (Foto: Hemeroteca PL)

Cantos

“En nombre del cielo/ os pido posada/ pues no puede andar/ mi esposa amada”, es el canto tradicional que se escucha en las posadas.

“Esta es una forma —a través de los villancicos—, de aprender la historia del nacimiento de Jesús. Todos los cantos de esta época están dedicados al Niño Dios”, indicó el historiador Fernando Urquizú.

En una posada no deben faltar el sonido tucutícutu de la caparazón de la tortuga. (Foto: Hemeroteca PL)

El Tucutícutu de la tortuga

En una posada no deben faltar el sonido tucutícutu de la caparazón de la tortuga y  los  chinchines. “El uso de estos instrumentos es de origen prehispánico. La iglesia aprovechó, cuando introdujo a  las posadas los instrumentos que había en las comunidades. Estos son  hechos con morro (chinchines)  tortugas, caña y madera (pitos y flautas) y fueron usados por los mayas.

El sonido que genera la caparazón de la tortuga es inconfundible en las posadas. (Foto Hemeroteca PL)

Origen

Las posadas surgen en España  entre el siglo X y XV. “Consistían en llevar de celda en celda dentro de los conventos al Niño Jesús”, dijo Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala, en el libro Aproximación etnográfica e histórica de las tradiciones populares en Navidad. En el siglo XVI llegan al país  gracias al Santo Hermano Pedro de Betancourt.

El sonido de los chinchines acompaña las posadas. (Foto Hemeroteca PL)
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