Violencia, corrupción, miseria y narcotráfico, los riesgos a los que se enfrentan los migrantes en su ruta a EE. UU., según Verzeletti
Con una misa en Catedral Metropolitana, religiosos recuerdan a los migrantes víctimas de la tragedia en Chiapas y señalan indiferencia y corrupción de los gobiernos de la región.
Integrantes de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Guatemala y la Casa del Migrante participaron este viernes 17 de diciembre en una misa de 9 días en solidaridad con las familias de los guatemaltecos víctimas del accidente de un tráiler en Chiapas, México, y señalaron indiferencia de los gobiernos de la región, pese a que se ha convertido en un tema de “violencia migratoria”.
“A donde llegamos hermanos, por qué pasa esto, quiénes son los responsables. Los verdaderos responsables no están muy lejos de aquí, son aquellos que deberían de promover las políticas públicas para el desarrollo humano integral y no piensan en el bien común de los seres humanos”, dijo el sacerdote Mauro Verzeletti, quien ofició la misa en Catedral Metropolitana.
De acuerdo con Verzeletti, la crisis migratoria que ha dejado una estela de muerte y desolación para las familias guatemaltecas se agrava, principalmente, porque “vivimos en una sociedad altamente indiferente, donde las estructuras del narcotráfico crecen a cada día aprovechándose de los sueños de los migrantes, para aumentar su poder económico sin escrúpulos, sin misericordia, sin amor y sin ternura”.
También detalló que parte fundamental del problema se debe a la corrupción en los gobiernos, cuyas autoridades muchas veces están vinculadas a estructuras del narcotráfico y el crimen organizado.
“El compromiso de los que gobiernan las naciones consistiría en poner fin a todas las injusticias y a la corrupción en el sistema migratorio que hoy está quitando la vida de miles de personas por el contubernio de autoridades con el narcotráfico y el crimen organizado”.
Verzeletti señaló que el tema es tan complejo que se vive una dramática situación de la partida de niños y niñas que se suman al drama humanos, pues muchos están murieron en su ruta migratorio y otros se pueden en la frontera entre México y EE. UU.
Añadió que “la palabra migración significa duelo, debido a las innumerables dificultades como fronteras con muros que brincar, policías, militares y migra por evadir para así no ser atrapados, golpeados, robados o deportados”, además, los migrantes son calificados como delincuentes “por el hecho de tener que soñar tan alto para encontrar una vida digna”.
Verzeletti recuerda que “las tragedias han marcado la historia de esta región desde el 11 de septiembre de 2001 con la caída de las Torres Gemelas (en EE. UU.)”, cuando se empezaron a “levantar muros para impedir el paso de cualquier ser humano que busca un futuro mejor”.
Aseguró que desde ese momento ha habido tragedias y desapariciones en Tamaulipas, México, como la masacre de 72 migrantes en 2010, que fue una “tragedia horrible y sin precedentes en la historia de las migraciones de la región”.
El religioso añadió que en “ese contexto de violencia migratoria en contra de los pobres que buscan el pan de cada día”, han ocurrido otras tragedias como la masacre de 2019 en la que murieron otros 17 guatemaltecos, quienes “su único delito es que hayan migrado indocumentados”.
“Las autoridades gubernamentales, partidos políticos, opresores y multinacionales jamás han tenido la sensibilidad de reconocerlos como migrantes con derechos y dignidad, porque si no harían, aunque fuera el mínimo para que sus necesidades básicas fueran satisfechas”, agregó el religioso.
Durante la homilía Verzeletti agregó que las políticas gubernamentales de los países que se involucra en el tema migrante no han cumplidos sus ofrecimientos de crear acuerdos bilaterales y multilaterales “para consolidar y construir una política mundial de bienestar social”.