Redacción / BBC News Mundo
La británica Lindsey Goldrick conoció a Paul Curran en Soulmates, una página web para encontrar pareja por internet. Era el año 2004.
Pero tras tener unas cuantas citas, ella decidió terminar la relación en febrero de 2005.
Fue entonces cuando Paul comenzó a acosarla.
“Al principio, recibí llamadas y correos electrónicos desagradables. En el último me dijo que me cuidara y que fuera feliz”, le contó Lindsey a la BBC.
Pero luego recibió en su casa una caja con algunas cosas quemadas.
“Poco después, se convirtió en acoso por internet”, asegura.
Lindsay dice que su acosador creó unos 15 sitios web “maliciosos” sobre ella.
“Solo pudimos probar diez, pero había al menos 15”, señala. “Estaban repletos de falsedades y de emails adornados con mentiras y con información privada y confidencial“.
Lindsay cuenta que supo de esas páginas web gracias a personas de su entorno.
“Él se dedicó a perseguir a varios de mis amigos y familiares, e incluso a mi exmarido en Estados Unidos. Les escribió a todos para que vieran las páginas web”, dice Lindsay, quien vive en el sur de Inglaterra.
“Y hay que tener en en cuenta que él nunca llegó a conocer a ninguno de ellos. Ni siquiera sabía sus apellidos”.
Pero no le bastó con eso.
En 2014, “compró un anuncio que aparecía entre los primeros resultados de Google con mi foto y un enlace (work.com/lindseygoldrick, ahora desactivado) con una desagradable mentira”, dice Lindsey.
Para ello, asegura, su acosador tuvo que pagar al buscador para que tuviera más repercusión.
“Me puse en contacto con la empresa [Google] y lo eliminaron. Pero, en realidad, lo movieron a la parte de abajo [de la página] y no lo quitaron del todo”.
“Él compró mi nombre (Lindseygoldrick.com, también desactivado) y cada posible variante, por lo que había .net, .org, y .co.uk. Pasé mucho tiempo contactando a todas esas compañías. Y Google cerró algunos sitios, pero al rato volvían a aparecer”.
“Paul Curran estaba al tanto de todo”, dice Lindsey.
“Cambió palabras en los sitios web que reflejaban mi vida en ese momento. Por ejemplo, cuando me casé y tuve un bebé”.
“Era muy aterrador. Sin duda, él estaba controlando cada parte de mi vida”.
También creó dos cuentas en Twitter usando su nombre. A través de esas cuentas, publicaba mensajes en los que anunciaba los sitios web y las fotos.
Lindsey se quejó varias veces a la policía, pero la campaña de acoso contra ella continuó hasta bien entrado el 2017, más de 12 años después de que terminara su relación.
Entonces, tomó acciones legales.
El juicio fue a su favor. Hubo “acoso civil”, estableció el Tribunal Supremo de Londres, Reino Unido, a principios de este mes de julio.
El acoso había afectado a su salud mental, sus relaciones personales y su carrera profesional.
Esta cuestión le causó a Lindsey “gran ansiedad, angustia mental y vergüenza”, sentenció el tribunal.
Antes del acoso, Lindsey trabajaba como consultora de marketing. Él tenía su propia consultoría.
Las autoridades planearon arrestar a Paul, pero descubrió que llevaba tiempo viviendo fuera de Reino Unido.
Tras más de una década, Lindsey recibirá una indemnización por daños y perjuicios. Se cree que este es uno de los casos más prolongados en el tiempo de acoso por internet.
En un comunicado, Paul, quien no estuvo en el juicio, expresó que no discutió “la mayoría” de las alegaciones y que pidió disculpas a Lindsey.
Tras la vista judicial, ella dijo que está “feliz de que todo haya terminado”. “Espero darles esperanza a otros porque hay ayuda ahí fuera”, declaró.
Ahora hace activismo contra el ciberacoso a través de Twitter: “No he tenido voz en 13 años. Hola”, se lee en su biografía de la red social.