El vuelo AM2431 de la aerolínea Aeroméxico sufrió el accidente apenas despegó del aeropuerto de Durango hacia la ciudad de México
“Yo sabía que, a pesar de las llamas, tenía que saltar”.
Jacqueline Flores recuerda así los momentos que siguieron al accidente del avión AM2431 de Aeroméxico que este martes debía llevarla de Durango a la capital mexicana y terminó conmocionando al país entero.
“La aeronave quedó partida y el fuego avanzaba rápidamente. La gente había entrado en pánico”, recordó para BBC Mundo la sobreviviente.
Según el gobernador de Durango, José Rosas, el avión fue “repentinamente afectado por una ráfaga de viento que lo hizo descender bruscamente y tocar tierra con el ala izquierda, desprendiéndose los dos motores”.
Como consecuencia el Embraer E190 “se proyectó fuera de la pista”, arrastrándose unos 300 metros en un terreno desigual y lleno de maleza, según la información oficial que se dio en una conferencia de prensa.
La aeronave quedó muy dañada y, como contó Jacqueline Flores, al poco del accidente se cubrió de llamas y humo.
Pero aún así muchos de los pasajeros lograron salir caminando por su propio pie antes de que llegaran los equipos de emergencia.
En el avión iban “88 adultos, 9 menores, 2 infantes, 2 pilotos y 2 sobrecargos”, informó Andrés Conesa, director general de Aeroméxico.
Y aunque muchos sufrieron lesiones de diversos grados, todos sobrevivieron.
Por ello en los medios y redes sociales se empezó a popularizar el término “milagro en Durango“.
Según el gobernador del Estado, que la nave haya quedado en posición horizontal “facilitó la activación de toboganes y una evacuación oportuna de pasajeros antes de iniciase el incendio”.
Pero Guillermo Galván, director editorial de Transponder 1200, un medio especializado en aviación, destaca que para que se produjera el “milagro en Durango” tuvieron que juntarse tres factores.
Para empezar, el fuselaje de la aeronave se mantuvo en condiciones suficientemente buenas para que se pudiera evacuar. Según la aerolínea, la aeronave había recibido mantenimiento en febrero de este año.
El segundo factor destacado por Galván fue que la tripulación y los sobrecargos siguieron correctamente los procedimientos de emergencia.
Y el tercero es que los pasajeros actuaron correctamente y evacuaron rápidamente, a pesar de los momentos de caos y pánico que vivieron.
Flores, quien es originaria de Durango, pero residente en Colombia, dice que al ver que el avión se había partido unos dos asientos detrás de donde viajaba con su hija, de 16 años, y supo que tenía que salir por ahí.
La mujer cayó mal al saltar de la aeronave, lo que le dejó un tobillo hinchado.
“Pero, eso no importa: es un milagro que todos hayamos salido vivos. Somos muy afortunados”, le dijo a BBC Mundo.
Por lo pronto, el número de heridos todavía es incierto. Algunos reportes hablan de que más de 80 personas tuvieron que ser atendidas en distintos hospitales, la gran mayoría por lesiones leves, como la de Jacqueline Flores.
Sin embargo hay dos heridos de mayor gravedad.
Uno de ellos es el piloto, Carlos Galván, que tuvo que ser sometido a una cirugía de columna y una niña que tuvo quemaduras en el 25% del cuerpo, según el gobernador.
“Vi a la niña que se había quemado y a un señor que le sangraba la cabeza”, le contó Flores a BBC Mundo.
Las causas exactas del accidente todavía son objeto de investigación, aunque los expertos apuntaron al mal clima como la principal posibilidad.
El director general de Aeronáutica Civil, Luis Gerardo Fonseca, advirtió sin embargo que la labor de peritaje de las cajas negras y grabadoras de la nave “puede llevar meses, dependiendo de la complejidad”.
Por lo pronto, se sabe que los pasajeros abordaron el avión todavía sin lluvia, pero al poco tiempo se desató una tormenta de granizo acompañada de fuertes vientos.
Pero todavía “hay muchos cabos sueltos. Además del clima, también podrían haber factores técnicos a considerar”, explica Guillermo Galván, el director editorial de Transponder 1200.
El también piloto aviador e instructor de factores humanos en aviación dice que, en su experiencia, las autoridades de aviación no comparten la investigación de los accidentes.
Pero hacerlo “es necesario”, sostiene, “porque el gremio debe estar al tanto y aprender de ellos”.
Según Galván, el accidente de Durango es el mayor en la aviación comercial en México desde 2008.
Ese año, murieron 16 personas en un accidente de un avión Learjet 45 en la Ciudad de México. Entre las víctimas estaba secretario de Gobernación en turno, Juan Camilo Mouriño.
Y en un comunicado, Aeroméxico dijo lamentar profundamente el accidente de este martes.
“Estamos enfocándonos en atender esta situación y haremos lo que sea necesario para auxiliar a las familias de nuestros clientes”, aseguró la aerolínea mexicano.