Ahora la cáscara de café solo es un fenómeno de moda pero si su demanda sigue creciendo al ritmo actual, podría reemplazar al grano, dice una agricultora salvadoreña.
La cáscara del café a menudo se tiraba a la basura en la granja de Aida Batlle, una cultivadora del grano en su granja familiar sobre las colinas del volcán Santa Ana, en El Salvador. Si mucho, usaba la cáscara como fertilizante barato pero nada que implicara un gran aprovechamiento.
Sin embargo, un día, de casualidad cuenta Batlle, pasó a la par de unas cáscaras que secaba al sol y sintió un delicioso aroma floral. Así que tuvo una idea: empapó las cáscaras secas en agua caliente y obtuvo un sabor que inmediatamente dio a probar a sus clientes.
Durante los últimos 10 años, Batlle mejoró la bebida artesanal que se convirtió en un deleite local, sin embargo, grandes cadenas como Starbucks la han puesto de moda con la introducción mundial de bebidas endulzadas con jarabe de cáscara de café, o rellenos de azúcar hechos con el mismo producto. Otros grandes competidores de café preparado como Stumptown, Coffee Roasters y Blue Bottle Coffee se sumaron a la competencia y ofrecen el producto en sus menús, como té y bebidas carbonatadas.
Esta moda ha hecho que los productores de café pueden vender al cáscara incluso hasta a un precio más alto que el propio grano. Batlle pasó de botar la cáscara a la basura a recibir US$7 por cada libra de cáscara, mientras que por el café a veces recibe US$1,20 por libra ya que hay un exceso de oferta.
Este reporte hecho por Bloomberg, da cuenta que por el momento es imposible calcular el volumen de ventas de este novísimo producto, pero es obvio que todavía son pequeñas, mientras que productores como Battle están felices de vender miles de libras de cáscaras de café por año.
Con información de: RT