A un mes de la tragedia y la incertidumbre embarga a las más de tres mil personas que permanecen en los albergues que se han instalado en Escuintla.
Voluntarios de instituciones buscan como distraer a los más pequeños, pero los adultos y adolescentes están desesperados por vivir en condiciones de hacinamiento y sin nada de privacidad.
Los pobladores permanecen afligidos, pese al paso del tiempo, el futuro es incierto ya que las autoridades no les dan información concreta de lo que pasara con ellos.
La vida en los albergues no ha sido fácil para las familias que sobrevivieron a la tragedia, y menos para quienes han tenido que ser evacuados para evitar otra tragedia.
Vivir ya por un mes en un mismo techo, no tener la posibilidad de escoger que comer y padecer de enfermedades dadas las condiciones de vida, son parte del día a día de estas familias que lo han perdido todo.
El temor de no saber qué sucederá más adelante con las familias es el pan de cada día, pues los damnificados que permanecen en los albergues carecen de información al respecto.
Lo que los afectados le piden al presidente tras toda esta tragedia es que actué y que les deje de mentir, que les ayude y que no se enfoque solo en favorecer a un sector del país.
Este martes en conmemoración de las víctimas de la tragedia del Volcán de Fuego, el obispo de Escuintla llevó a cabo una misa en la cual, dio un mensaje de reflexión a los sobrevivientes y un llamado a las autoridades.
Con información de: Carlos Paredes