Con su camiseta albiceleste, Agustín aprovecha el “factor exótico” para “encontrar el amor”, asegura a la AFP.
Él y sus amigos compiten por saber quién conseguirá más números de teléfono.
“No sabemos qué hacer entre los partidos, así que nos hemos propuesto conocer mejor al pueblo ruso”, explica este ingeniero de 26 años.
En sus teléfonos móviles comienzan casi a coleccionar ‘selfis’ con chicas rusas, que han conocido en algunos casos mediante la aplicación de encuentros Tinder.
“Hay mucha competencia por la gran cantidad de hombres que han venido a Rusia para el Mundial. Y muy pocas chicas hablan inglés o español”, explica.
En las calles de la capital rusa, la barrera idiomática no parece impedir que los rusos y los aficionados confraternicen y se relacionen en un ambiente cordial, llegue hasta donde llegue ese buen ambiente.
Antes del inicio de la competición hubo una polémica política, motivada por unas declaraciones de la diputada comunista Tamara Pletneva, a la cabeza del Comité de la Duma -la cámara baja parlamentaria- para la Familia, que pidió a las jóvenes de su país que no mantuvieran relaciones sexuales con hinchas extranjeros para evitar un ‘boom’ de madres solteras dentro de unos meses.
El Kremlin afirmó al día siguiente, a través de su portavoz, que las mujeres rusas son libres para “decidir por ellas mismas”.
“Como los amores de vacaciones”
Maria S., una joven rusa de 25 años, esperaba “con mucha impaciencia el Mundial ya que multiplica las oportunidades de relacionarse con extranjeros”. Tomó además cursos de inglés para que fuera más sencilla la tarea.
Su amiga Liuba habla tres lenguas con fluidez, además del ruso.
“Normalmente tengo dos citas por semana. Ahora estoy teniendo cuatro. Tengo que rechazar algunas”, celebra esta joven, que vive en Nizhni Nóvgorod, al este de Moscú.
Tanto Maria como Liuba son conscientes de que es complicado encontrar un amor duradero con estas relaciones durante el Mundial, ya que los hinchas regresarán pronto a sus respectivos países.
“Es un poco como los amores de vacaciones. Nosotras nos quedaremos aquí”, lamenta Liuba.
Más allá de sus relaciones personales, Maria tampoco renuncia a un objetivo más patriótico: “Cambiar la imagen de Rusia”.
“Los turistas llegan con estereotipos en su cabeza. Creen que van a encontrar mujeres fáciles y vestidas de manera vulgar”, afirma esta estudiante de Arte.
En mayo, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) publicó un polémico manual con recomendaciones para seducir a las mujeres rusas, algo que fue ampliamente criticado como sexista y caricaturesco.
“Flirt Zone”
La ‘fan zone’ del Mundial-2018 que se ha instalado cerca de la Universidad Estatal de Moscú, se ha convertido casi en una “flirt zone” (zona de ligue), dice en tono jocoso el diario gratuito Metro, recogiendo algunos ejemplos.
Por ejemplo el de un aficionado brasileño que acaba de besar en una mejilla a la joven periodista del periódico.
“Es normal, quiere meterte en su cama, como todo el mundo”, explica otro brasileño a la reportera.
La gente de más edad compara esta ola de relaciones con visitantes extranjeros con la de los Juegos Olímpicos de Moscú-1980.
Ese evento fue citado como “un triste ejemplo” precisamente por la diputada Tamara Pletneva en su discurso contra las relaciones con extranjeros.
Elena, de 51 años, recuerda también un Festival de la Juventud Soviética, organizado en Moscú en 1985, durante el cual se enamoró de Giorgos, un joven griego.
“Teníamos 19 años y pasamos tres días juntos. Después se fue. Nos escribimos durante unos meses. Tenía que pedir a una amiga que me tradujera las cartas al inglés. Luego se terminó”, relata.
“Hoy están las nuevas tecnologías y ya no está la URSS. Se puede viajar fácilmente. Los jóvenes que se conozcan durante el Mundial podrán seguir juntos”, sonríe.