El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el martes que evalúa desplegar el ejército en la frontera con México, algo que describió como un "gran paso", en momentos en que una caravana de migrantes centroamericanos avanza a través de México.
“Vamos a proteger nuestra frontera con nuestro ejército”, dijo Trump durante una reunión con los líderes de los Estados bálticos, al tiempo que cuestionó a su predecesor Barack Obama, quien “hizo cambios que básicamente llevaron a la ausencia de fronteras”.
El presidente estadounidense Donald Trump dijo el martes que la ayuda de su país a Honduras está “en juego” si los cientos de migrantes centroamericanos que avanzan a través de México hacia Estados Unidos no detienen su marcha.
Por tercer día consecutivo, el mandatario arremetió en Twitter contra el Viacrucis Migrante 2018, un grupo de más de mil centroamericanos, la gran mayoría hondureños, que huyen de la violencia y la pobreza en sus países. Muchos esperan poder solicitar asilo en Estados Unidos.
En su serie de tuits anti-inmigración del domingo y el lunes, Trump ya había amenazado con abandonar el TLCAN -el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, actualmente en revisión a pedido suyo- y había exigido que el Congreso estadounidense aprobara leyes migratorias más estrictas.
“Dilúyanse, háganse cada vez menos”, fue el reclamo de autoridades migratorias mexicanas a activistas que acompañan al “Viacrucis Migrante”, la caravana de más de 1.000 centroamericanos que recorre México hacia Estados Unidos y que pareciera ser la pesadilla del presidente Donald Trump.
La caravana, en la que viajan familias completas, hasta con una veintena de integrantes incluidos abuelos, está detenida desde el fin de semana en Matías Romero, en el sureño estado de Oaxaca.
Ahí se ha instalado un diálogo entre los activistas que acompañan a los migrantes y las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM).
“Tuvimos un encuentro con la delegación del INM y ofreció ciertos beneficios, como visas humanitarias o permisos de libre tránsito”, dice a la AFP vía telefónica un miembro de la Coordinación de Pueblos sin Fronteras.
Pero habla bajo condición de anonimato porque, denuncia, desde que las imágenes de los migrantes, algunos andrajosos y caminando con sus pocas pertenencias a cuestas, fueron difundidas en medios estadounidenses han recibido amenazas.
“Nos llaman a nuestros celulares, nos mandan mensajes amenazantes, de muerte incluso. Es el sector racista de Estados Unidos”, relata el activista.
El lunes, Trump descargó su furia en una serie de tuits contra el avance de la movilización: “México tiene poder absoluto para no dejar que esa enorme ‘caravana’ de personas ingrese a nuestro país. Deben detenerla en su frontera norte”, escribió el mandatario en Twitter.
Un día antes, el jefe de la Casa Blanca ya había acusado a México de no hacer lo suficiente para detener la migración, insistió en construir un muro fronterizo y amagó nuevamente con sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio del América del Norte.
La caravana partió el 25 de marzo de Tapachula, Chiapas, fronteriza con Guatemala. El 80% son hondureños, el resto guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses. Inicialmente eran unos 1.500, pero poco más de 300, todos hombres, abordaron el tren de carga que conduce hacia el norte.
Con información de: © Agence France-Presse