Michael Jackson es quizá la estrella más grande del pop que jamás haya existido.
A una década de su muerte —el 25 de junio de 2009, a los 50 años—, todavía es considerado un ícono, mientras el fantasma de los abusos contra menores sigue rodeando su figura.
En 2005, Jackson fue hallado no culpable de abusar sexualmente de un menor de 13 años. Más de diez años antes, en 1993, había sido investigado por el mismo delito y el caso se resolvió con un acuerdo fuera de tribunales.
Estos escándalos no afectaron dramáticamente las ventas mundiales de los clásicos de Jackson ni detuvieron un multitudinario homenaje de sus fanáticos en el estadio Staples Center cuando falleció en Los Ángeles.
“En ese momento su música estaba por todos lados; la radio y la televisión la reproducía constantemente”, recordó Matthew Price, periodista de la BBC que cubrió el evento.
“Como periodistas hablábamos de la leyenda, del rey del pop, pero hablábamos mucho menos sobre los rumores de las supuestas relaciones sexuales de Michael Jackson con niños. Simplemente no se usaba la palabra ‘pedófilo'”, dijo el pasado marzo en el programa de la BBC Beyond Today.
Pero este año—a la luz del movimiento #MeToo que hundió a celebridades como Kevin Spacey y Bill Cosby tras ser acusadas de acoso y abuso sexual— un documental de HBO levantó nuevas acusaciones contra Jackson y abrió el debate sobre la permanencia de su legado musical frente al fantasma de los abusos.
La familia de Jackson declaró que no hay “ni una sola evidencia” que pruebe las denuncias hechas en el filme Leaving Neverland (“Abandonando Neverland”) y demandó a HBO por US$100 millones.
El documental provocó que algunos dejaran de escuchar la música de Jackson y que estaciones de radio en países como Nueva Zelanda y Canadá dejaran de reproducirla. Otros, sin embargo, opinaron que hacer desaparecer su obra musical no es la solución.
“Después de las primeras dos horas, me pareció intenso y bastante extenuante. Al terminar de verlo, me fijé que en mi celular tenía unos 15 o 16 canciones de él. Las borré y me dije a mí mismo: ‘hasta aquí'”, dijo Scott Bryan, periodista musical de la BBC que tuvo acceso al documental antes de su estreno el pasado 3 de marzo.
Una reacción similar tuvo el crítico musical del New York Times Wesley Morris, quien abordó el conflicto existencial que le suponía admirar la obra de Jackson pese a estas acusaciones en un artículo titulado “Michael Jackson lanza un hechizo. Leaving Neverland lo rompe”.
En el largometraje de cuatro horas, dos hombres describen con detalles explícitos lo que Jackson, según denuncian, les hizo cuando eran niños y lo querían y confiaban en él.
Wade Robson y James Safechuck alegan que fueron víctimas de abuso sexual por parte del músico durante siete y cinco años, respectivamente, durante la década de los 90.
Una vez estrenado el documental, cientos de usuarios en redes sociales expresaron su indignación y algunos decretaron que más nunca oirían la música de su ahora “exídolo”.
El propósito del filme, sin embargo, no era promover el rechazo de la obra de unos de los artistas más brillantes de la música moderna, según le dijo a la BBC el director, Dan Reed.
“Jackson era un intérprete fantástico y debemos ser capaces de seguir oyendo su música y a la vez darnos cuenta de que era un depredador pedófilo“, dijo Reed.
La afirmación de Reed de que era un “depredador pedófilo” es puesta en duda y rechazada por muchos de los fieles seguidores de Jackson, quienes a menudo defienden su inocencia.
Peter Bowes cubrió para la BBC el proceso legal contra Jackson en 2005 y recuerda que sus fanáticos “eran los más devotos” que hubiera conocido y “creían 100% en él”, le dice a BBC Mundo.
“El resultado de un juicio tiene mucho que ver con la manera en que la gente es recordada. Y, a diferencia de Bill Cosby, Jackson fue declarado inocente“, añade.
Bowes explica que uno de los testigos clave de la defensa de Jackson en ese juicio fue Wade Robson, uno de los protagonistas del documental Leaving Neverland.
“Robson entonces tenía 22 años y negó sostenidamente que Jackson le hubiese hecho daño o abusado sexualmente de él”, recuerda.
Él mismo ha dicho en diferentes entrevistas que en ese entonces no quería reconocer que había sido abusado por razones personales y que también quería proteger al artista.
Algunos esperaban que la exhibición del documental causara un impacto grande y afectara a las ventas de la música de Jackson, pero no ha sido así.
De hecho, las ventas combinadas de canciones y álbumes aumentaron en un 10% en los días posteriores al estreno del filme, de acuerdo a la firma especializada Nielsen Music.
Asimismo, las reproducciones en streaming de videos y canciones también incrementaron en un 6%, a casi 20 millones en comparación con 18,7 millones la semana anterior.
Las estaciones de radio, por el contrario, sí registraron una disminución del 13% en la reproducción de sus canciones entre el 3 y 5 de marzo.
De igual modo, el espectáculo del Circo del Sol centrado en Jackson se ha mantenido, al igual que un contrato valorado en US$250 millones que tienen los representantes del patrimonio del artista con Sony Music para distribuir su música por los siguientes siete años.
Tras décadas de acusaciones en su contra, cabe preguntarse qué puede cambiar ahora.
“Con el movimiento #MeToo creo que vivimos un cambio cultural en cuanto a la relación de las personas con las celebridades”, señaló el periodista musical de la BBC Scott Bryan.
“Va a ser muy difícil sentir que puedes sencillamente borrar a alguien como él. Pero a la vez no creo que haya celebrarlo tampoco”, añadió.
Para Bowes, es más probable que en 20 años Jackson siga siendo recordado por su música y no por los señalamientos de abuso contra niños.
“Tendría que aparecer una evidencia realmente impactante para cambiar las cosas. Siempre será el rey del pop y siempre habrá una sombra de sospechas sobre él”, sentenció.