Al otro lado de la línea suele oírse la voz de una mujer asustada o llorando. O ambas cosas.
“¡Por favor, respóndanme!”, suplican. “¡No me hagan esperar!”.
Muchas dicen que llaman en nombre de “una amiga”.
Prácticamente todas están desesperadas por tener más información sobre lo mismo: cómo poner fin a un embarazo no deseado de forma segura.
Pero esta es una práctica que, en su país, las puede llevar a la cárcel.
El aborto en Honduras es ilegal en cualquier circunstancia, incluidos los casos de violación e incesto y de peligro para la salud de la madre o el feto.
Así, el Código Penal hondureño establece que “el aborto es la muerte de un ser humano en cualquier momento del embarazo o durante el parto”.
Sin embargo, los abortos no desaparecen.
Dada su ilegalidad no se conocen las cifras exactas, pero según un reciente informe de la organización Human Rights Watch (HRW), cada año se practican entre 50.000 y 80.000 abortos en el país centroamericano.
En esta situación, un grupo de mujeres ideó la manera de ofrecer información a aquellas decididas a interrumpir su embarazo: una línea telefónica.
Al tratarse de un servicio de información sobre una práctica ilegal que puede conllevar pena de cárcel, La Línea nació como un recurso clandestino.
“La idea de comenzar La Línea surge a través de capacitaciones recibidas con la organización Women Help Women en 2016”, le cuenta a BBC Mundo una de sus fundadoras, que prefiere mantenerse en el anonimato por razones de seguridad.
“Se da apertura a la línea en 2017. Iniciamos con alguna propaganda en Facebook e Instagram, con una llamada al mes”, prosigue.
“Luego repartimos volantes con el número en mercados, a la entrada de colegios públicos, universidades y en los baños de los sitios que visitábamos. Logró llegar hasta una llamada a la semana o varias consultas vía WhatsApp”.
Hace casi un año, a finales de agosto de 2018, la línea telefónica dejó de funcionar.
Poco antes de que la línea cayera, el personal de La Línea quiso ampliar su alcance e intentó colocar un anuncio que incluía su número de teléfono en el periódico hondureño La Tribuna.
El diario se negó a publicar el anuncio.
Unos días después, el teléfono celular de la organización recibió un mensaje de error que decía que no se podía contactar con el servidor.
Las voluntarias de La Línea pensaron entonces cómo reabrir la línea sin buscarse un problema.
“Si el periódico había denunciado el número de teléfono a las autoridades”, llevar el teléfono a una de las oficinas de la compañía telefónica podía dejarlas al descubierto, se lee en el reporte de HRW.
Hace unos meses, simplemente probaron a comprar un teléfono nuevo manteniendo el mismo número y funcionó.
Se mantienen en la clandestinidad y no saben por cuánto tiempo podrán seguir activas.
“Luego de ese parón, desde que volvimos a encender el teléfono resulta que la línea recibe muchas más llamadas”, explica la cofundadora que aceptó hablar con BBC Mundo.
“Somos unas cinco mujeres de profesiones varias, capacitadas en temas de educación sexual y procedimiento de aborto seguro de acuerdo a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, señala.
Si bien cada llamada es diferente, la principal pregunta que hacen las mujeres que acuden a La Línea es dónde pueden conseguir pastillas para abortar.
“Nosotras solo brindamos la información que necesitan. En cuanto a peligros y amenazas, sufrimos los mismos que todas las feministas en Honduras: insultos, prejuicios, amenazas y temor”, indica la cofundadora de La Línea.
“Particularmente tratamos de ser muy discretas en cuanto al tema de la línea; es decir, sobre quiénes atienden y cómo lo hacen, por temas de seguridad”.
“Una de las medidas de seguridad que tomamos es que hablamos solamente con mujeres. Les preguntamos su edad”, precisa.
“También dejamos que ellas hablen primero para saber de qué va el asunto y si se escucha como que solo desea curiosear o si realmente necesita ayuda”.
Honduras es uno de los seis países de América Latina y el Caribe que prohíbe el aborto sin excepciones.
Tres están en Centroamérica: Honduras, El Salvador y Nicaragua. Los otros son República Dominicana, Haití y Surinam.
La situación no parece que vaya a cambiar próximamente.
El Congreso hondureño rechazó en 2017 despenalizar el aborto en tres causales:
Con motivo de aquel debate parlamentario, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, expresó su firme rechazo al aborto y declaró que “el único que puede dar y quitar la vida es Dios”.
Su postura y la de su formación, el Partido Nacional, no ha cambiado desde entonces.
El Código Penal del país contempla penas de entre 3 a 10 años de cárcel por someterse a un aborto o practicarlo.
De acuerdo a los datos suministrados por la Fiscalía General de Honduras, en los últimos tres años siete personas han sido acusadas de practicar o someterse a un aborto y dos fueron detenidas, pero nadie ha sido condenado por estos motivos.
Las mujeres que están detrás de La Línea evitan entrar en la discusión política y explican que su intención es que disminuya el número de mujeres que recurren a métodos peligrosos para interrumpir un embarazo no deseado.
“Quiero asegurarme de que las mujeres no experimentan eso”, concluye su cofundadora.