Estas madres quieren hasta tal punto que sus hijos se reproduzcan, que no solo les consiguen parejas sino que los cuidan cuando se aparean al punto que pueden atacar a sus rivales.
Los bonobos, una especie del género chimpancé, viven en sociedades matriarcales en las que las hembras ocupan los rangos principales del grupo.
Y ese comportamiento dominante de las hembras tiene un fuerte impacto en la vida sexual de sus hijos, según un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology.
“Queríamos ver si el comportamiento de las madres bonobo cambiaba el éxito sexual de sus hijos y efectivamente lo hace”, señaló Martin Surbeck, primatólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania y autor principal del estudio.
“Es la primera vez que podemos demostrar el impacto de la presencia materna en un aspecto muy importante del desempeño masculino, la fertilidad“, agregó el investigador.
“Nos sorprendió mucho constatar que las madres tienen una influencia tan poderosa y tan directa en su número de nietos”.
Las madres usan diferentes estrategias para influir el comportamiento sexual de sus descendientes varones.
Los machos jóvenes suelen acompañar a sus madres, que los acercan a las mejores hembras en etapa de ovulación.
“Las madres actúan como un pasaporte social para sus hijos”, señaló Surbeck.
Por otra parte, el hijo de una madre de alto rango puede acceder a los árboles mejores en cuestión de acceso a alimento.
“Y en esos árboles se ven muchas instancias de copulación“, afirmó el científico del Instituto Max Planck.
Pero las madres no solo aproximan a sus hijos a sus potenciales compañeras sexuales.
Cuando los jóvenes finalmente logran copular, las madres vigilan la escena bloqueando potenciales ataques de otros machos rivales.
Y si la madre ve a uno de esos rivales copular con hembras deseables, puede llegar a atacar a la pareja en pleno acto sexual e incluso agredir al macho.
“Una vez vi a una madre arrastrando a un macho rival agarrándolo de una pata. De por sí, esta acción no aumenta las posibilidades de reproducción de su hijo, pero muestra hasta qué punto la madre se involucra”, señaló Surbeck.
Los científicos observaron diferentes poblaciones silvestres de bonobos en la República Democrática del Congo y de chimpancés comunes en Tanzania, Uganda y Costa de Marfil.
Las madres de ambas especies son conocidas por ayudar a sus hijos durante combates, pero solamente las madres bonobo se implican en el comportamiento sexual de sus hijos.
La diferencia puede deberse a que las sociedades de chimpancés comunes son patriarcales y las madres tienen menos influencia.
Cuando se trata de hijas, la realidad es muy diferente. Las madres bonobo no ayudan a su descendencia femenina a tener éxito sexualmente.
Tal vez el motivo es que “en los sistemas sociales bonobo, las hijas suelen irse y formar su propio grupo y solo los hijos machos permanecen”, afirmó Surbeck.
“Y las pocas hijas que no abandonan el grupo no reciben ninguna ayuda de su madres”.
El aliento a los hijos varones da buenos resultados, ya que los machos que viven con sus madres tienen tres veces más probabilidad de reproducirse que aquellos que viven en grupos sin su progenitora.
Surbeck y sus colegas quieren entender mejor en el futuro qué beneficios aporta a las madres ayudar sexualmente a sus hijos.
Los investigadores especulan que esas acciones permiten una continuación indirecta de los genes maternos.
“Estas hembras han encontrado una forma de aumentar su éxito reproductivo sin tener más hijos ellas mismas“, afirmó el investigador.
Surbeck cree que, en los seres humanos, la relativamente temprana edad a la cual las mujeres no pueden tener hijos podría también estar relacionada con la existencia de un método indirecto para continuar la línea genética.