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Chang’e-4: los hallazgos de la sonda china que confirman la teoría del gran impacto en la cara oculta de la Luna


La sonda china Chang'e-4 podría haber confirmado una vieja teoría sobre el origen de un cráter de gran tamaño en la cara oculta de la Luna.

  16 mayo, 2019 - 09:55 AM

El lugar donde aterrizó la nave no tripulada se encuentra dentro de una vasta depresión, creada por el impacto de un asteroide hace miles de millones de años.

Ahora, los científicos de la misión han encontrado evidencia de que este impacto fue tan poderoso que atravesó la corteza de la Luna, introduciéndose en su capa inferior, el manto.

Chang’e-4 ha identificado lo que parecen ser rocas de este manto en la superficie, una de las interrogantes que la sonda fue enviada a despejar.

Los hallazgos fueron presentados en la revista británica Nature, por Chunlai Li y otros científicos de la Academia China de Ciencias, en Pekín.

Explorando los alrededores

La cara oculta de la Luna (la que no se puede avizorar desde la Tierra) es más irregular que el lado que vemos en el cielo y presenta menos “maria”, como se les conoce a las llanuras oscuras formadas por antiguas erupciones volcánicas.

La nave china llegó hasta allí el pasado 3 de enero, convirtiéndose así en la primera en realizar un alunizaje con éxito en el desconocido extremo lunar.

Luego, el rover lunar Yutu-2 salió de la plataforma para explorar los alrededores.

La Cuenca Aitken es uno de los cráteres más grandes de los que se tiene noticia en el Sistema Solar. NASA

Chang’e-4 alunizó dentro de un cráter de 180 km de ancho en forma de tazón, llamado cráter Von Kármán.

Ese pequeño cráter se encuentra ubicado dentro de la Cuenca Aitken del Polo Sur lunar (SPA, como se le conoce en inglés), que tiene unos 2.300 km de ancho y cubre casi una cuarta parte de la circunferencia de la Luna.

No se sabe exactamente la edad de la Cuenca Aitken, pero se cree que tiene al menos 3.900 millones de años. Los científicos piensan que el asteroide que la formó tenía unos 170 km de ancho.

Yutu-2 ahora ha identificado rocas con una composición química muy diferente a las que se encuentran en otras partes de la Luna.

Los primeros resultados del Espectrómetro Visible y de Infrarrojo Cercano (VNIS, por sus siglas en inglés) de la nave sugieren que las rocas contienen minerales conocidos como (orto) piroxeno y olivina, con bajo contenido de calcio.

Estas encajan con el perfil de las rocas del manto lunar y sugieren que el antiguo impacto que formó la Cuenca Aitken atravesó la corteza de 50 km de profundidad hacia el manto.

Utilidad de los resultados

Los datos observacionales recogidos por naves espaciales orbitando alrededor de la Luna no han sido concluyentes en cuanto a la presencia de rocas del manto en la superficie.

Los científicos al frente de Chang’e-4 desean continuar con el examen de estas rocas y encontrar otras.

También han planteado la posibilidad de poner en marcha otra misión con el fin de enviar algunas de estas rocas a la Tierra para estudiarlas en laboratorios.

Una imagen de Chang’e-4, tomada por la cámara panorámica del rover lunar Yutu-2. GETTY IMAGES

Los resultados ayudarían a los científicos a comprender la composición química y mineralógica del manto, lo que a su vez podría arrojar luz sobre los orígenes y la evolución de la Luna.

Los miembros del equipo a cargo de la misión también intentan averiguar más sobre lo que sucedió después de que el asteroide chocara con la Luna y formara la Cuenca Aitken.

Los científicos estiman que el agujero en la superficie puede haber sido llenado por roca derretida (formando una “lámina fundida” en el interior), lo que complica la imagen geológica de esta región.

Patrick Pinet, del Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología (IRAP) en Toulouse, Francia, calificó los resultados como “emocionantes” y dijo que “podrían tener implicaciones considerables para caracterizar la composición del manto superior de la Luna”.

“Es de suma importancia avanzar hacia el desentrañamiento de la geología de la cara oculta lunar, para expandir nuestro conocimiento fundamental sobre la formación de la Luna y el origen de la asimetría de la corteza que existe entre sus lados cercano y lejano, así como poder preparar misiones futuras donde se retornen muestras (a la Tierra)”, dijo.

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