La situación se agravó hasta tal punto que se movilizó al ejército y a la policía para ayudar en la operación hasta que el aeródromo pudo ser reabierto.
El aeropuerto londinense de Gatwitck, uno de los mayores de Reino Unido y de Europa, se sumergió en el caos por la interferencia “deliberada” de unos drones.
Decenas de miles de pasajeros se vieron afectados y cientos de vuelos tuvieron que ser cancelados o modificados debido a la presencia de drones no tripulados.
La situación se agravó hasta tal punto que se movilizó al ejército y a la policía para ayudar en la operación hasta que el aeródromo pudo ser reabierto.
El responsable del dron todavía no fue identificado por la policía, según declaró el jefe de operaciones de Gatwick, Chris Woodroofe, y se están poniendo en práctica“medidas de mitigación adicionales”.
Pero, ¿cómo puede un dron llegar a causar tanto problema en un aeropuerto y cuáles son los riesgos que presentan estos dispositivos?
El término “dron” o vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés) les hace pensar a muchas personas en ataques aéreos. Sin embargo, los sofisticados robots voladores que se usan en el campo de batalla poco tienen que ver con los drones de los que hablamos en este caso.
La gran mayoría de los drones son en realidad pequeños cuadricópteros con control remoto que se usan principalmente por fotógrafosy aficionados.
Estos dispositivos se han convertido en una nueva moda y pueden costar desde unos US$50 hasta miles de dólares. También se usan cada vez más en industrias como la construcción y el comercio minorista.
En octubre de 2017, un dron chocó con un avión comercial en Canadá, golpeando una de sus alas. La aeronave sufrió daños menores, pero pudo aterrizar de manera segura.
Las investigaciones sobre los daños que los drones pueden causar a las aeronaves todavía son limitadas, pero varias instituciones han hecho pruebas para intentar delimitar el impacto.
Un experimento en la Universidad de Dayton, EE.UU., simuló una colisión entre un dron de 1 kg y una aeronave comercial viajando a 383 km/h, y se vio que causaba daños mayores.
Otra investigación hecha por la Alianza para el Sistema de Seguridad de Aeronaves no Tripuladas (ASSURE, por sus siglas en inglés) y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), sugirió que los drones podrían infligir más daño que la colusión con un pájaroe incluso provocar un incendio.
Ravi Vaidyanathan, profesor de robótica en el Imperial College de Londres, le dijo a la BBC que “la amenaza de los drones a las grandes aeronaves es pequeña, pero no ineludible”.
“La probabilidad de una colisión es pequeña, pero el dron podría ser arrastrado hacia una turbina“.
“Un dron que pese más de 2 kg podría romper el parabrisas de la la cabina del piloto en ciertos aviones”, agregó.
Martin Lanni, director ejecutivo de la compañía de seguridad aeroespacial Quantum Aviation le dijo a la BBC que “aunque un dron pueda parecer frágil, su batería es robusta y, comparado con un pájaro, puede ser más peligroso si atraviesa el motor o golpea su fuselaje”.
De acuerdo con UK Airprox Board (UKAB), el organismo que investiga accidentes ocurridos en el espacio aéreo de Reino Unido, hubo 92 casos de drones que estuvieron cerca de colisionar con aviones en 2017.
En Reino Unido, una legislación que entró en vigor en julio impide volar un dron a menos de 1 km dentro del perímetro de un aeropuerto. También es ilegal hacerlo volar más alto de 120 metros.
Pero algunos expertos dicen que esta medida no sería eficaz, ya que un avión que va a aterrizar vuela por debajo de los 120 metros.
Para que los aeropuertos puedan protegerse realmente de posibles ataques de drones, hay una opción más sofisticada, aunque también más costosa.
Se trata de un sistema desarrollado por Quantum Aviation que usa radares, detectores de radiofrecuencia y cámaras para detectar cuándo los drones están cerca y ubicar de dónde vienen, y qué puede ser integrado en aeropuertos.
“Se necesita saber de dónde vienen los drones”, dijo Lanni.
Este sistema puede “atascar” un dron haciendo que deje de funcionar de manera efectiva. En teoría, los drones tienen un modo predeterminado que los hace regresar a su lugar de origen o aterrizar de forma segura.
Además, DJI, el mayor fabricante de drones de uso civil en el mundo, introdujo sistemas de geodefensa en sus productos en 2013, una tecnología que puede evitar que vuelen en ciertos lugares y que ofrece advertencias al operador del dron si vuela en una zona restringida.
En cualquier caso, tras lo sucedido en Gatwick los aeropuertos se verán forzados a partir de ahora a tomarse este tema más en serio, sostiene Iain Gray, director de industria aeroespacial en la Universidad de Cranfield, Reino Unido.
“Los aeropuertos están atentos a estos problemas y quieren trabajar más de cerca con académicos para ayudar a definir la tecnología que se requiere para el futuro”, le contó a la BBC.
Desde hace algún tiempo, gobiernos de todo el mundo están probando diferentes maneras de gestionar los peligros que plantean los drones en ciertas áreas de riesgo.
Estas son algunas de las soluciones que se han puesto en práctica.
Durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, se usó la tecnología de Quantum Aviation (arriba mencionada) para garantizar la seguridad del espacio aéreo.
China también ha desarrollado herramientas que provocan interferencias y que son capaces de derribar drones a más de 800 metros de distancia.
Una de las formas tal vez más obvias de mitigar la amenaza es disparar al dron.
En el caso de Gatwick la policía dijo que no usó este método, ya que las balas perdidas podrían suponer un riesgo.
Sin embargo, varias compañías han desarrollado sistemas que pueden usarse para disparar a los drones, atraparlos, evitar que roten y hacer que caigan del cielo.
La empresa de ingeniería británica OpenWorks ha desarrollado una larga bazuca-un arma portátil de infantería- llamada SkyWall100 que dispara una red y un paracaídas a sus objetivos con gran precisión.
SkyWall100 fue distribuido entre fuerzas de seguridad y agencias gubernamentales en Asia, Europa y Norteamérica.
Algunas firmas de seguridad también han encontrado una manera de usar “interceptores de drones” que pueden lanzar redes y deshabilitarlos en el aire.
Este tipo de sistema fue usado durante los Juegos de Invierno en Corea del Suren febrero, y por la policía en Tokio, Japón, durante los últimos tres años.
Francia también ha usado esta técnica, demostrando con éxito que un dron equipado con una red puede atrapar a otro.
Otra opción son los láseres. Tanto Estados Unidos como China han experimentado con esta tecnología, capaz de derribar un dispositivo a los pocos segundos de localizarlo.
Boeing desarrolló un haz que ubica y deja inoperativos drones pequeños a varios kilómetros de distancia. Se dice que usa cámaras infrarrojas que son capaces de funcionar con poca visibilidad y en condiciones de niebla.
A principios de este año, China mostró un arma láser en una exhibición en Kazajistán. Afirmó que el llamado “Cazador Silencioso” fue efectivo para ayudar a la policía a interceptar drones y otros objetivos aéreos con “alta precisión”.
En Países Bajos, se ha descubierto otra técnica menos tecnológica que emplea águilas.
La policía está entrenando a algunas de estas aves para derribar drones “hostiles” aferrándose a los hélices de sus alas para deshabilitarlos.
Los entrenadores dicen que las águilas ven a los drones como una presa.
Se cree que la policía holandesa es la primera en el mundo en implementar este método.
En muchos países es ilegar volar un dron a cierta distancia del aeropuerto. En Reino Unido, no se pueden volar a menos de 1 kilómetro de su perímetro, pero las restricciones varían por país.
En Estados Unidos, los usuarios de drones deben notificar a las autoridades de control aéreo por adelantado si planean hacer volar estos dispositivos a menos de 8 kilómetros del aeropuerto.
Además, todos los drones deben estar registrados en ese país, según informa el sitio web UAV Coach.
En Canadá, los drones no pueden volar a menos de 5,6 kilómetros de cualquier aeropuerto, base para hidroaviones o bases aéreas. En Suecia se aplican leyes similares.
También se requieren permisos en Alemania, y la restricción es similar a Reino Unido: el límite son 1,5 kilómetros del aeropuerto, así como en España, en donde además estos dispositivos deben estar asegurados.
En cambio, en Sudáfrica las leyes son más restrictas. Es ilegal volar drones a menos de 10 kilómetros de un aeropuerto, helipuerto o pista de aterrizaje, y solo pueden operar en otras zonas durante el día y con visibilidad.
En 15 países, incluidos Arabia Saudita e Irak, volar un dron es completamente ilegal.
En América Latina, la regulación del uso de drones todavía no ha sido alcanzada en su totalidad.
En Argentina, no se pueden volar a menos de 5 kilómetros del aeropuerto, y Brasil prohíbe su uso desde 2015 en zonas muy pobladas.
En el caso de México, acaba de entrar en vigor -en diciembre de este año- una nueva ley que requiere permisos legales para quienes quieran volar drones.