"Será un éxito", dijo un convencido Donald Trump el miércoles al inicio de su segundo encuentro con el líder norcoreano, Kim Jong-un, para avanzar en el diálogo sobre desnuclearización.
Antes de una cena informal en Hanói, Vietnam, ambos mandatarios estrecharon sus manos y se mostraron sumamente relajados ante los medios.
“Tengo confianza en que habrá un buen resultado”, coincidió Kim tras saludar al presidente estadounidense.
Pero ninguno de ellos dio pistas sobre los avances que podrían ser anunciados este jueves, la segunda y última jornada de esta cumbre en la que están previstas las reuniones de trabajo.
Tras el encuentro del año pasado en Singapur en el que ambos aseguraron iniciar una nueva era aunque sin asumir compromisos concretos, la duda es si la cita de Vietnam servirá para fijar algún tipo de acuerdo específico sobre el polémico programa nuclear norcoreano.
En la mañana del jueves, hora de Vietnam, los dos líderes acudieron al hotel Metropole donde celebrarán sus reuniones.
Se espera que tras esas discusiones, se haga algún tipo de anuncio o conferencia ante la prensa.
Antes de que comenzara ese diálogo, un periodista estadounidense preguntó a Kim si se llegaría a algún acuerdo y, para sorpresa de muchos -pues el líder norcoreano no suele contestar a prensa extranjera-, Kim contestó.
“Es muy pronto para decirlo, pero no diré que soy pesimista. Según mis instintos, tengo la impresión de que saldrán resultados positivos“, dijo.
En BBC Mundo respondemos a siete cuestiones básicas para entender de qué se hablará en esta cumbre, por qué es importante y qué se puede esperar de ella.
En Vietnam, Trump y Kim tienen en la agenda un tema fundamental, el mismo que en su primera e histórica reunión el pasado mes de junio en Singapur: las armas nucleares.
La mayor parte del planeta quiere que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares. Esta desnuclearización es algo que el país asiático siempre ha dicho que no hará hasta que sienta que ya no se enfrenta a una amenaza de Estados Unidos y otras potencias.
Por ello, Corea del Norte enfrenta actualmente multitud de sanciones internacionales que le impiden mantener relaciones comerciales o interactuar con normalidad con el resto del mundo.
No, en absoluto.
Cuando se reunieron el año pasado, Trump y Kim firmaron la Declaración de Singapur, que fue muy optimista pero con pocos detalles específicos.
Corea del Norte desmanteló su sitio de pruebas nucleares, aunque en realidad ya no lo necesita porque sabe que sus armas nucleares funcionan. Por lo demás, no hay más indicios que apunten a que ha puesto fin al desarrollo de su programa nuclear.
De hecho, funcionarios de agencias de inteligencia estadounidenses consideran que Corea del Norte nunca abandonará sus armas nucleares porque cree que son “fundamentales para la supervivencia del régimen”.
En las últimas semanas, Trump pareció haber reducido sus ambiciones al asegurar que estaría satisfecho con que Corea del Norte no realice más pruebas con misiles o bombas nucleares.
El miércoles, sin embargo, el mandatario negó haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización norcoreano.
Las nucleares son las armas más poderosas jamás creadas.
Corea del Norte ha quebrantado leyes y tratados internacionales que prohíben o limitan el uso o almacenamiento de estas armas al desarrollar su propio arsenal nuclear.
Aparte de la posibilidad de que un día pueda llegar a usar este tipo de armamento, también podría venderlo a otros países, cometer errores en su manejo que provocaran accidentes nucleares o, si el gobierno colapsara, permitir que esas armas cayeran en manos equivocadas.
Si se permite a Corea del Norte tener sus propias armas nucleares, podría alentar a otros países a seguir el mismo camino.
Sí, potencialmente. En repetidas ocasiones ha dicho que no tendría reparo en usar armas nucleares o convencionales en caso de amenaza.
Los países más preocupados por estas declaraciones son sus vecinos: Corea del Sur y Japón. De hecho, EE.UU. tiene decenas de miles de soldados en ambos países.
Pero Corea del Norte también afirma tener misiles lo suficientemente poderosos como para alcanzar el territorio continental estadounidense.
En los últimos años, también ha habido una creciente amenaza de seguridad cibernética desde Corea del Norte.
Sin embargo, la mayoría de analistas coinciden en que si Corea del Norte iniciara un conflicto, sería un movimiento suicida para el propio régimen.
Técnicamente sí. La guerra de Corea terminó con un alto formal en la lucha (un armisticio), pero nunca se firmó un tratado de paz.
En el marco de un pacto de posguerra, EE.UU. todavía tiene más de 23.000 efectivos militares basados en Corea del Sur y realiza pruebas regulares de entrenamiento con tropas surcoreanas.
Un resultado de esta cumbre de Vietnam podría ser algún tipo de declaración de paz, algo que Kim ciertamente desea.
En cualquier caso no sería un tratado de paz formal, ya que es un complicado proceso político con grandes implicaciones prácticas, sino más bien un gesto simbólico que sería bien visto en los países de ambos mandatarios.
Esta es una pregunta muy buscada en internet, sobre todo como consecuencia de noticias sobre la amenaza que representa Corea del Norte.
En teoría, y más allá de la cuestión de si requeriría el visto bueno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sí que se podría dar un ataque pero pocos analistas defienden que sea una buena idea.
Para empezar, hay una pregunta ética: en Corea del Norte viven 25 millones de personas, muchas de las cuales se sienten ajenas a toda esta cuestión.
Eliminar a Kim y a los principales líderes del país llevaría a una gran inestabilidad a un país vulnerable y empobrecido, lo que inevitablemente provocaría una crisis de refugiados que los vecinos de Corea del Norte quieren evitar a toda costa.
Además, Corea del Norte tiene armas nucleares, químicas y biológicas y un extenso ejército. A menos que todos estuvieran neutralizados, el país devolvería el golpe, aunque fuera en menor medida.
Como país comunista, Vietnam comparte algunas similitudes políticas con Corea del Norte y también tiene una historia de conflicto con EE.UU.
El país es visto como un posible modelo a seguir por Corea del Norte si saliera de su aislamiento.
Tras su reunión con Trump, Kim pasará algún tiempo en Vietnam en visita de Estado para analizar su industria y comercio.
Si finalmente llega a un acuerdo con la Casa Blanca contradiciendo décadas de propaganda contra EE.UU., tendrá que convencer a la élite de Corea del Norte de que hay beneficios para ellos.
Durante la cumbre, Kim no tendrá que preocuparse por posibles protestas en su contra. Vietnam no permitirá las manifestaciones y los periodistas que cubren el evento están siendo vigilados de cerca.