Fue coautor de uno de los crímenes de odio más impactantes de la historia reciente de Estados Unidos, un delito por el que fue condenado a la pena de muerte.
Este miércoles John William King fue ejecutado con una inyección letal en la Prisión Estatal de Huntsville (Texas) por el asesinato en 1998 de James Byrd, un afroestadounidense al que, junto a otros dos hombres, golpeó brutalmente, encadenó a una camioneta y arrastró durante kilómetros sobre el pavimento.
El caso tuvo un enorme impacto en la sociedad y poco más de una década después fue uno de los motivos por los que el Congreso estadounidense aprobó una ley contra los delitos de odio.
William, un racista confeso de 44 años de edad, fue el primer hombre blanco en ser condenado a la pena de muerte por el asesinato de unafroestadounidense en la historia moderna del estado de Texas, según informó The New York Times.
Su condena se produjo a finales de 1998, tras un proceso en el que los fiscales le señalaron como el líder del grupo que atacó a Byrd.
Otro de los condenados por el caso, Lawrence Russell Brewer, fue ejecutado en 2011.
El tercer atacante, Shawn Allen Berry, fue condenado a cadena perpetua y no a pena de muerte debido a que en el proceso se demostró que él no compartía la ideología de supremacismo blanco de Brewer y King.
Según ha señalado la prensa estadounidense, podría salir en libertad condicional en el año 2038.
King intentó apelar su sentencia numerosas veces, lo que le había permitido postergar su ejecución.
Pero en los últimos meses se quedó sin más opciones, luego que la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. rechazara una petición para revisar su caso.
Louvon Harris, una de las hermanas de la víctima, presenció la ejecución de este miércoles, tal como había hecho 8 años antes con la de Brewer en 2011.
En declaraciones al diario estadounidense The Washington Post Harris dijo que que ambos hombres trataron a Byrd “como un animal”: “Eran un peligro para la sociedad. Ahí es cuando empezamos a cambiar nuestra opinión sobre la pena de muerte”.
Sin embargo, otra de las hermanas, Betty Boatner, dijo en 2011 a la cadena de noticias CNN que había perdonado a King.
Y Renee Mullins, hija de la víctima, declaró que hubiese preferido cadena perpetua a la ejecución.