México está en una carrera contra el tiempo para demostrarle a EE.UU. que puede disminuir la migración para que el vecino del norte no le imponga aranceles a sus productos, como amenazó el presidente Donald Trump.
Y desde su frontera sur, México envía el mensaje de que hace todo lo posible.
Si en algún lugar este mensaje es más claro es en Tapachula, la mayor ciudad de México en la frontera con Guatemala.
A Tapachula se llega cruzando el rio Suchiate por el puente fronterizo Rodolfo Robles, que se convirtió en una imagen emblemática con la entrada a México de las caravanas de migrantes el año pasado.
Ahí se pueden ver las medidas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para intentar frenar el paso de quienes llegan con la intención de atravesar el país rumbo a EE.UU.
La Guardia Nacional vigila la margen del río en la ciudad fronteriza de Ciudad Hidalgo, pero también tiene retenes en las principales carreteras que van del sureste hacia el norte del país.
En los hoteles de Tapachula, la Guardia Nacional hace redadas en apoyo al Instituto Nacional de Migración (INM) para detener migrantes.
En total, el gobierno mexicano ha destacado a 6.500 efectivos de la recién creada Guardia Nacional para cuidar la frontera. Este cuerpo de seguridad creado por el gobierno de AMLO es su estrategia para prevenir y combatir los delitos en un país con altos índice de violencia.
Tapachula es un punto crítico para los migrantes para regularizar su condición, ya sea obteniendo el estatus de refugiado, tarjetas de visitante por razones humanitarias o un oficio de salida. Este documento permite a los extranjeros transitar por el territorio mexicano durante 20 días y salir por cualquiera de las dos fronteras.
Pero en los últimos meses, las oficinas que tramitan estos documentos están desbordadas y han sufrido muchos retrasos, con esperas de meses. Los migrantes y los activistas aseveran que esta es una “estrategia” del gobierno para retrasar el paso hacia EE.UU.
“El muro de Trump está ahora en el sur de México”, coinciden los migrantes y activistas entrevistados por BBC Mundo.
Sin embargo, el presidente de México le aseguró a BBC Mundo que no es así.
“Estamos ordenando el flujo migratorio y respetando los derechos humanos”, dijo el viernes pasado, cuando realizaba una gira por hospitales rurales.
“Antes se pensaba nada más en el uso de la fuerza, en medidas coercitivas. Ahora se está invirtiendo en el sureste de México y se está apoyando que haya inversiones, actividades productivas y empleos en El Salvador, Honduras y Guatemala para que la gente tenga trabajo y no se vea obligada a migrar”, aseguró.
Pero algunos creen que AMLO en realidad está atrapado. “El gobierno de AMLO es rehén de la política coercitiva y xenofóbica de Trump hacia los migrantes”, dice Luis García Villagrán, activista y abogado especialista en migración.
García Villagrán cree que ahora en el sur de México, especialmente en Tapachula, están siendo retenidos miles de migrantes de todas las nacionalidades.
“Lo que menos quería hacer AMLO era ir contra los pobres y los mas desprotegidos. Ese fue su discurso y lo que lo llevó a al presidencia. Y ahora, es lo primero que está haciendo obligado por el gobierno de EE.UU. Tiene las manos atadas, está secuestrado por la política de EE.UU.“, dice el activista.
Para García Villagrán, el muro de Trump ahora empieza en el Suchiate -el río que sirve de frontera natural entre Guatemala y México- y lo está pagando de alguna manera el gobierno de México.
“El muro aquí es la militarización de la frontera y una serie de tramites burocráticos exagerados, y que están tardando demasiado y que no permite a los migrantes avanzar. Ellos también son rehenes, detenidos por México, que a su vez es obligado por Trump”.
Para el abogado, el discurso de AMLO es “esquizofrénico” porque dice una cosa y en realidad hace otra.
Tapachula antes era solo una ciudad de paso, pero en se ha convertido en una de “estadía forzada” en los últimos meses.
Ahora es considerada por los migrantes y activistas una “trampa” en la que miles de migrantes han quedado “atrapados” y no pueden seguir su camino hacia el norte.
En las oficinas para tramitar las regularizaciones, entre ellos las de el INM y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) hay larguísimas filas donde la gente pasa días y noches.
El INM no da datos de cuántas personas están tramitando algún documento porque “muchos están en dos o más procesos a la vez”, según una portavoz.
La COMAR dice que ha recibido en su oficina de Tapachula 19.793 de las 31.355 solicitudes de refugio en todo el país de enero a junio.
Y en esta oficina hay un rezago en 16.871 solicitudes.
“Las distintas autoridades nos tienen atrapados, incumplen los plazos en que nos tienen que dar nuestros papeles y nosotros tenemos que esperar aquí meses. Sabemos que es una estrategia para cansarnos. O para que se nos venzan los documentos y nos puedan deportar”.
Habla Rosa, una Hondureña que con sus siete meses de embarazo y sus dos hijos pequeños, lleva un mes y medio durmiendo a la intemperie, en una ciudad que se conoce por sus altas temperaturas y sus chubascos.
Pero lo mismo repiten la mayoría de migrantes entrevistados por BBC Mundo: “Llevamos aquí esperando meses. Estamos atrapados. No nos quieren dejar pasar”.
María (también nombre supuesto) es otra migrante de Honduras. Cuenta que llegó a Tapachula a finales de enero con su esposo y sus tres hijos, de 15, 10 y 3 años de edad. Dice que salió de su país porque las maras querían reclutar a su hijo mayor.
“Le dijeron que tenía que trabajar para ellos, pero como no quiso le cortaron dos dedos de la mano izquierda“, dice mostrando la foto con la mano recién amputada, los dedos todavía sangrando.
“Mi primer esposo era policía y lo mató el crimen con tres balazos en el abdomen”.
María cuenta que su familia no quiere permanecer en México, que quieren seguir hacia EE.UU.
“Si México nos deporta estará poniendo en riesgo nuestra vida”.
Enseña un montón de papeles con los trámites que ha hecho con el gobierno mexicano.
“Hemos cumplido con todos los requisitos, hemos hecho filas interminables y ahora solo estoy esperando una respuesta. El plazo para que lo hicieran ya se venció”, dice.
A falta de cifras oficiales, los activistas hablan de 35.000 a 100.000 migrantes “atrapados“en Tapachula.
“Seguramente son muchos miles. Solo con personas solicitantes de asilo ya lo son. Más quienes están en trámites migratorios, más quienes simplemente no han accedido a ninguna fórmula. Más quienes están establecidos en Tapachula de manera permanente. Todo junto quizás supera 100.000”, dice Salva Lacruz del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, A.C.
Muchos de ellos están literalmente atrapados en las estaciones migratorias, donde antes tardaban 3 o 4 días y ahora pueden quedarse varios meses.
Allí están incomunicados y la prensa no tiene acceso.
“La situación es dramática dentro. Por ejemplo, la Estación Migratoria Siglo XXI tiene capacidad para unas 900 personas, pero hay hasta 2.500 o 3.000. En esas condiciones de hacinamiento es imposible mantener la higiene. La gente padece de enfermedades respiratorias, digestivas o en la piel“, dice el portavoz del centro de derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
Dice que cada vez hay más familias con niños pequeños.
“También hay un excesivo uso de la fuerza, hostigamiento y golpizas para que los migrantes se dejen deportar”, asegura.
Los migrantes que han estado en las estaciones migratorias las definen como “cárceles”.
En Tapachula la semana pasada comenzaron redadas en los hoteles baratos, en los que normalmente se quedan los migrantes que no consiguieron entrar a algún refugio o que tienen algo de dinero para no dormir en las calles.
BBC Mundo fue testigo de uno de esos operativos.
Un convoy de 5 vehículos patrullaba las estrechas calles del centro de Tapachula y se detenía en los hoteles, en los que la noche cuesta entre 150 y 400 pesos (entre US$8 y US$21), pero que también es posible alquilar por horas.
Los oficiales INM entraban, veían en la recepción la lista de las personas hospedadas e iban a sus habitaciones mientras miembros de la Guardia Nacional los esperaban fuera.
Solamente un brazalete con las letras GN en su brazo izquierdo indicaba que ya pertenecen a esta nueva fuerza y no a la policía federal o la marina, como lo mostraban sus uniformes y sus vehículos.
En uno de los hoteles, BBC Mundo presenció cómo se llevaron de un hotel a un grupo de 4 adultos y 5 niños de Honduras. No utilizaron la fuerza, pero fueron firmes.
Una oficial llevaba de la mano a un niño pequeño. El hermano mayor le dio un beso en la mejilla a su hermanita pequeña que llevaba en brazos para intentar convencerla que estaban bien. Aunque él también estuviera visiblemente asustado.
“Estamos tramitando nuestros papeles. No nos regresen”, pedía una mujer con cara de sorpresa antes de ser metida en el vehículo y que sus puertas se cerraran con fuerza.
Los migrantes detenidos fueron llevados a la Estación Migratoria Siglo XXI, en las orillas de la ciudad.
Estas detenciones han sido duramente criticadas por los defensores de derechos humanos en México, que aseguran que para irrumpir en hoteles es necesario llevar una orden de cateo.
Oficiales de migración con ayuda de la Guardia Nacional también hacen detenciones en tráileres de carga, autobuses y el ferrocarril.
Según las cifras oficiales, en lo que va del año han entrado a México aproximadamente medio millón de migrantes en forma irregular.
De enero a junio, este país ha “devuelto” a 75.759 migrantes, según las cifras del INM, y la cifra aumenta aceleradamente en los últimos meses, llegando a 21,912 en junio.
En estas cifras se cuentan los que aceptaron volver a sus países de manera voluntario, pero también los deportados que, según los activistas y migrantes, son la inmensa mayoría de los casos.
El despliegue de la Guardia Nacional en apoyo a la INM “será permanente”, según el general Vicente Antonio Hernández, coordinador de la Guardia Nacional en el sur de país.
Aseguro que el objetivo del cuerpo de seguridad es “el rescate humanitario de migrantes”.
“¿Por qué es un rescate? por la vulnerabilidad de las familias, de las personas, que son objeto de la delincuencia. Siempre ellos son los que son agredidos, son saqueados. Los que vienen en busca de una mejor vida inclusive encuentran la muerte”, dijo.
E hizo referencia al caso de el salvadoreño Óscar Alberto Martínez Ramírez y su hija Angie Valeria de apenas 23 meses de edad, cuya fotografía ahogados en el Río Bravo, en la frontera norte, causó conmoción en todo el mundo.
Aseguró que de mayo al 2 de julio fueron “rescatados” 20.400 migrantes en la frontera sur y que unos 30 traficantes de personas han sido detenidos.
El lunes 15 de julio se cumple el primer plazo de 45 días acordado entre México y EE.UU. para hacer una primera revisión y ver qué tanto ha logrado México detener la migración.
El gobierno mexicano dice que el flujo migratorio de Guatemala a México se ha detenido y así lo constatan otros especialistas.
Sin embargo, en la frontera de Guatemala, en la ciudad de Tecun Uman hay todavía cientos de migrantes esperando pasar.
“Estamos entre la espada y la pared. Sabemos que nos espera la Guardia Nacional para deportarnos, pero no podemos dar marcha atrás. Salimos de nuestros países porque no había opción: mucha pobreza, delincuencia, asesinatos”, dice Arturo, de Honduras.
Algunos expertos dicen que los migrantes optaran cada vez por rutas menos vigiladas pero más peligrosas.