La gestión de correo no deseado requiere tiempo y atención.
Le pido a la gente que done US$20 por enviarme emails no solicitados. Creo que todo el mundo debería hacerlo.
Permítanme empezar llevando esto al terreno personal: esto es lo que yo hago para ganarme la vida. Pasó mi tiempo pensando en cómo ayudar a la gente a tomar mejores decisiones sobre el dinero, el tiempo y la felicidad.
No es raro que la gente me contacte para consultarme sobre temas de investigación, pedirme orientación profesional o incluso asesoramiento para inversiones personales. Aunque, sin duda, es bueno tener este tipo de problema, la cantidad de correos puede ser alta y tediosa, lo que mina mi entusiasmo por responder.
Hace un par de años supe que Marc Andreessen (un exitoso inversionista de riesgo) contestaría a cualquier correo electrónico por US$100.
En el mundo del capital de riesgo, en el que las conexiones pueden hacer una gran diferencia, US$100 es un billete de entrada increíblemente barato. Intrigado, exploré la idea y me convencí de que es algo que todos deberíamos hacer.
Entonces, en mi página web personal encontrarás un enlace a una página web alojada en Earn, un servicio que permite a la gente obtener Bitcoins al completar determinadas tareas. Si alguien quiere ponerse en contacto conmigo, le digo que lo haga a través de Earn. Por esa vía, pido una donación de US$20 para una organización de beneficencia.
La gente se compromete a ello y el donativo solo se hace efectivo si yo respondo.
Al final, recibo el mensaje y decido si es o no interesante. En caso de que no lo sea, puedo rechazarlo (los mensajes de criptomoneda generalmente obtienen este tipo de respuesta negativa). En cualquiera de los casos, la persona recibe una respuesta clara en un tiempo bastante razonable.
En dos años he establecido cinco excelentes relaciones profesionales de esta forma. A menudo continuamos enviándonos correos electrónicos a la manera tradicional después de haber culminado la tarea inicial porque el donativo no es por mensaje. Así que esto no es una fuente de dinero, pero aquí está la clave: piensen en todos los mensajes de los que me libré.
Internet es increíble. Podemos comunicarnos al instante y de manera gratuita con cualquier persona en el mundo.
Claro, eso también conduce al spam: mensajes con los que hubieras querido no haber perdido tu tiempo. Se dice que la bandeja de entrada de tu correo electrónico es una lista de tareas pendientes a la que cualquiera puede agregar más y más. Enviar un email es prácticamente gratuito, pero filtrar los mensajes y leerlos supone costes y en más de un sentido.
En primer lugar, ocupa nuestros recursos más preciados: el tiempo y la atención. Toda vez que yo haya limpiado mi bandeja de entrada, estoy listo para tomarme un descanso, aunque en realidad no haya logrado nada.
En segundo lugar, y peor aún, es que todo ese correo electrónico inútil se amontona junto a los mensajes buenos. Incluso excluyendo el spam, si sale gratis enviar una solicitud mal redactada y escrita apresuradamente, recibiré más peticiones de este tipo que de las que han sido cuidadosamente elaboradas. Pero tengo que leer todos los mensajes para poder llegar a los buenos.
Aquí escribo un mensaje típico que recibo de una persona:
“Veo que compartimos algunos intereses y pienso que sería estupendo entrar en contacto. Deberíamos conversar en algún momento, quizá hay algo que podamos hacer juntos…”.
La mayoría de las aplicaciones de correo electrónico o antispam proveen de mecanismos para gestionar el correo no deseado. Pero existe una mejor manera: filtrar los mensajes que llegan dependiendo de si el remitente valora mi tiempo tanto como yo mismo lo hago.
Imagina si alguien que está intentado captar tu atención te pagara tomando como base cuán valiosa es tu atención para ti. ¿Que sucedería, por ejemplo, si nos pagaran US$1 por cada mensaje de publicidad que los anunciantes nos envían?
No podrías ganarte la vida mirando anuncios, pero el coste para el remitente de mostrar un anuncio mal orientado sería mucho mayor. Imponer un pequeño precio mejoraría la calidad de los anuncios que ves y reduciría también el número de los que recibes. Y el dinero sería un buen consuelo.
Y no sólo podría cambiar el comportamiento de los anunciantes. Una tarifa hace que cualquiera que busque tu atención considere si ponerse en contacto supone o no hacer un buen uso del tiempo y el dinero. Los vendedores, los reclutadores, las personas que están buscando simplemente contactarte para ponerse al día, pensarán detenidamente si vale la pena pagar esos US$10 para garantizar que leas su correo electrónico.
Hay opciones disponibles. Bitbounce es una “solución de lucha contra el spam” que exige que los remitentes que no están en tu lista de contactos te paguen un pequeño monto por cada correo electrónico; de lo contrario, el mensaje irá directamente a la bandeja de correo no deseado. El requisito de Bitbounce de usar una criptomoneda será un obstáculo para muchas personas, pero es un buen comienzo.
Idealmente, cada uno de nosotros podría personalizar los costos por remitente, tiempo, asunto y precio. Las personas con menos demanda en su “costo de atención” establecen el costo más bajo, asegurando así un equilibrio personalizado. Podríamos fijar a cero el precio para la familia, amigos y organizaciones que nos interesan, al mismo tiempo que establecemos un precio alto para el correo no deseado.
Sobre mi política de correo electrónico, ¿la gente no piensa que es algo egoísta, arrogante o grosero? ¿Y qué pasa con la gente para la que el costo podría representar una suma considerable de dinero?
Para la primera pregunta: todas las personas que se pusieron en contacto conmigo a través de Earn estaban felices de hacerlo. Eso ayuda a que el dinero vaya a algunas organizaciones benéficas que apoyo; no me estoy volviendo rico con ello.
Sin embargo, indudablemente no es perfecto.
Recuerdo cuando era una persona joven con demasiadas opciones de vida delante de mí. Yo envié emails a personas que admiraba, solicité su tiempo y orientación, y me sentí muy afortunado y agradecido cuando ellos me respondieron.
Tanto por gratitud hacia aquellos que me ayudaron como por desdén hacia quienes no lo hicieron, recuerdo haber adoptado la resolución de nunca “dejar de lado” a una persona joven que está en busca de orientación. Claro, eso es más fácil cuando no estás haciendo malabarismos con un trabajo de 50 horas a la semana y un niño de 3 años.
Utilizando este sistema, es posible que -sin saberlo- haya perdido algunas conversaciones estupendas o gente a la que podría haber ayudado. Me gusta pensar que las personas más motivadas podrían encontrar alguna otra ruta para llegar a mí.
Una vez que has experimentado cuánto menos abarrotado está tu correo electrónico bajo un modelo de “el remitente paga”, es raro que no todos lo estemos haciendo.
Los beneficios de este cambio se aprecian rápidamente. Ansío leer el correo electrónico porque casi todos los mensajes merecen la pena. Ahora paso menos tiempo leyendo y desechando peticiones genéricas.
Además, esto me compromete a dar una respuesta de mayor calidad porque sé que el remitente ha valorado también mi tiempo. La buena voluntad y la consideración forman un círculo virtuoso.
*Daniel Egan es director de finanzas conductuales e inversión en Betterment, una empresa de asesoramiento financiero en línea. Supervisa un equipo de expertos en inversión cuantitativa y en finanzas conductuales.
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