Karen White estaba en detención preventiva por tres violaciones que había perpetrado como hombre, cuando se llamaba Stephen Wood.
Bajo ese nombre ya había cumplido una pena de año y medio de cárcel por conducta obscena contra un menor.
Pero a pesar de no haberse sometido a un cambio de sexo y conservar sus genitales masculinos, las autoridades aceptaron enviarla a una cárcel de mujeres para cumplir con el resto de su condena.
Las autoridades carcelarias en Reino Unido han adoptado guías recomendando que, en general, el sitio de reclusión de presos debería coincidir con el género que expresan.
Y White, de 52 años, quien se viste como mujer y usa maquillaje, se autodefine como transgénero.
A los pocos días de su encarcelamiento, sin embargo, se aprovechó de su cercanía a las reclusas para asaltarlas sexualmente.
White ya ha admitido a dos de cuatro acusaciones por incidentes que ocurrieron entre septiembre y noviembre del año pasado y que involucran acoso sexual, toque indebido, exhibición de sus genitales y comentarios inapropiados sobre sexo oral.
Y el caso ha revivido la polémica de dónde encarcelar a mujeres transgénero que han sido condenadas por abusos sexuales cuando eran hombres.
El debate se centra en si la declaración personal de género es suficiente para que una transgénero sea recluida en una cárcel de mujeres.
Los grupos que se oponen a esa autodefinición alegan que le daría a hombres haciéndose pasar de mujeres transexuales acceso a mujeres vulnerables, como las que están en prisión.
Activistas defensores de los derechos de las personas transgénero, sin embargo, señalan que los presos de esa comunidad ya se encuentran entro los reclusos más vulnerables y han quedado defraudados por el sistema.
Por lo pronto, para Janice Turner, columnista de los diarios británicos The Times y The Guardian, en el caso de White los antecedentes estaban a la vista de todos para evitar esa transferencia.
“Encerrar a violadores en cárceles de mujeres, entre reclusas vulnerables que incluyen víctimas de violación es como poner al zorro en el gallinero“, escribió en su columna del Times.
La columnistacuestionó que la seguridad de las mujeres sea menos importante que la “expresión de género”.
Frances Crook, la gerente ejecutiva de la organización Howard League para la Reforma Penal, argumentó que las mujeres vulnerables estaban siendo puestas en riesgo por un pequeño número de hombres violentos cuyo principal interés es hacerle daño a las mujeres.
“Es un debate muy tóxico, pero pienso que el sistema penitenciario ha sido influenciado por conversaciones extremas y se ha visto forzado ha tomar decisiones que le han hecho daño a mujeres y puesto al personal en una situación extremadamente difícil”, dijo en un artículo de The Guardian.
Cuando Karen White compareció frente al tribunal de magistrados en la ciudad de Leeds, en julio pasado, declaró que no había asaltado a las reclusas porque no le atraían las mujeres y que sufría de disfunción eréctil.
No obstante, uno de las violaciones por las cuales fue condenada sucedió cuando estaba en su etapa de transición de hombre a mujer.
Frances Crook considera que cualquiera que haya cometido crímenes sexuales o violentos contra mujeres, que quiera ser transferido pero que no ha completado el cambio de sexo, o sea “todavía tiene su pene y sus hormonas masculinas”, no debería ser colocado en una cárcel de mujeres.
Según una investigación de la BBC, de los 125 presos transgénero en cárceles británicas, 60 son criminales sexuales.
Se cree que unos 25 ya están en cárceles de mujeres y otros 34 presos que nacieron hombres y viven como mujeres están en cárceles especiales masculinas para criminales sexuales. Muchos han solicitado la transferencia a prisiones femeninas, según las autoridades carcelarias.
El Ministerio de Justicia se ha disculpado por no tomar en cuenta el historial de ofensas de White y dijo estar revisando sus procesos de evaluación.
Un portavoz del Servicio Carcelario expresó que “aunque velamos por manejar con tacto y de acuerdo a la ley a todos los prisioneros, incluyendo los transgénero, tenemos claro que la seguridad de todos los presos debe ser nuestra absoluta prioridad”.