Si estuviera vivo, Hugo Chávez conmemoraría este lunes el aniversario de su fallido golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. Y lo haría con un nuevo alzamiento.
Así lo cree Rafael Ramírez, el que fuera por 12 años el “zar del petróleo” como presidente de la estatal PDVSA, el pulmón financiero (y el corazón y las piernas…) del país.
Ramírez, acusado por gobierno y oposición de corrupción, está en un lugar de Europa que no revela porque se siente perseguido.
Desde ahí se postula como candidato presidencial en unas eventuales elecciones que reclama gran parte de la comunidad internacional para resolver la crisis política que vive el país con el desafío de Juan Guaidó a Nicolás Maduro.
Contra ambos se opone Ramírez, un ingeniero de 55 años que de 2002 a 2013 puso a PDVSA y los miles de millones que entraron al país en el “boom” petrolero al servicio de las políticas de Chávez.
En diciembre de 2017, Ramírez dejó de ser embajador de Venezuela en Naciones Unidas y declaró una guerra abierta Maduro en la que se autoproclama portavoz del chavismo original y defensor del legado de Chávez, fallecido en marzo de 2013.
Chávez eligió como sucesor a Maduro por delante de otros pesos pesados del oficialismo. Ramírez ahora revela la influencia que tuvo Cuba en la decisión.
Conocedor como pocos del poder de PDVSA, cree que el deterioro de la empresa petrolera terminará por tumbar a Maduro.
Esta entrevista telefónica ha sido recortada por motivos de compresión y longitud
¿Me puede decir dónde está?
Estoy en Europa, pero me están persiguiendo, no puedo revelar mi ubicación.
Usted dirigió durante 12 años PDVSA y era el “zar del petróleo”. Me gustaría que me ayude a entender el impacto en el país de las recientes sanciones de Estados Unidos a la industria.
La industria petrolera es el eje fundamental del país. Es todo, el 96% de los ingresos viene de la renta petrolera. Estas sanciones agarran a PDVSA muy debilitada por la gestión de Maduro desde el año 2014, desde mi salida.
Tenemos una empresa petrolera de la que han salido 30.000 técnicos gerentes, hay más de 100 presos de la industria petrolera, una producción que escasamente llega al millón de barriles por día. Y la empresa está en manos de una persona (el mayor general Manuel Quevedo) que no tiene idea de cómo conducir el negocio petrolero, porque no viene del sector.
“Chávez impediría que Maduro hiciera lo que finalmente hizo, lo que pasa es que Chávez murió. Maduro no es hijo de Chávez. Los hijos de Chávez están en silencio”.
Pero las sanciones en sí mismas no deberían impactar de una manera tan importante a PDVSA. Venezuela produce un millón de barriles diarios. Los barriles comprometidos con Estados Unidos son 350.000 solamente. Es muy poco. Se pueden colocar en India o China sin problemas (…). Es una cuestión de gestión. Y a pesar del discurso antiimperialista, el 80% de nuestros productos (gasolina, diésel y nafta) son importados de Estados Unidos. Eso va a afectar porque no se hizo adquisición de combustibles en otros mercados.
Normalmente tenemos 10-12 días de previsión de almacenamiento de combustible bajo la premisa de que nuestras refinerías estarían operando, pero no tiene ahora las refinerías operando (…).
¿Se va a quedar pronto entonces Venezuela sin gasolina?
Ya está sin gasolina. Tiene un racionamiento extendido de la gasolina. Evitan el impacto en Caracas y en las grandes ciudades, pero si vas al interior, no consigues gasolina. Es un racionamiento que se va a agravar cuando se acaben las reservas (…).
Es una situación terrible que va a seguir teniendo efecto en el colapso económico del país.
¿La falta de gasolina puede ser la chispa definitiva para el descontento social?
Maduro no entendió nunca que PDVSA tumba gobiernos. Es tan poderosa que tumba gobiernos. El sabotaje petrolero y el golpe de Estado (2002 y 2003) pusieron al presidente Chávez en la lona y Maduro cometió el error de arrasar con PDVSA, destruir la industria y es PDVSA la que está tumbando a Maduro, es la que lo va a tumbar.
Esas sanciones pueden provocar la salida de Maduro, pero por otro lado son controvertidas y con efectos que quizás sienta antes la gente que el gobierno. ¿Le genera eso una contradicción?
Estamos claro que las sanciones son ilegales. Yo no estoy del lado de los que aplauden sanciones o intervenciones. Es inaceptable la injerencia de cualquier país en nuestros asuntos.
Muchos dicen que la situación crítica de PDVSA tiene su origen bajo su presidencia, en esos años de bonanza, cuando el dinero que entraba a espuertas por PDVSA, que se convirtió en una empresa al servicio del gobierno. Y que siguió con los manejos corruptos de los ingresos, de los que le acusan a usted tanto el gobierno de Maduro como la oposición.
Si algo tienen en común Maduro y la extrema derecha es el ataque al chavismo. Cuando me atacan a mí están atacando la gestión del presidente Chávez. No hay nada, ni un papel que diga que yo estoy involucrado en temas de corrupción.
Pero su primo, Diego Salazar, sí está acusado de cobrar sobornos por US$200 millones y desfalcar a la petrolera.
No está acusado formalmente, está secuestrado. Yo lo que digo es que le hagan un juicio y si es culpable, tendrá que responder.
Yo cuando entregué la industria petrolera, entregué una empresa con US$284.000 millones en activos. Era la quinta empresa más importante del mundo y con una producción de 3 millones de barriles diarios. El último año le entregué a Maduro US$45.000 millones para que saliera de esta crisis como aporte fiscal y lo dilapidó.
Si no está acusado de nada, ¿por qué no regresa a Venezuela? ¿Qué teme?
No puedo porque el presidente de la República me amenaza, me dice que me va a capturar, que me espera la prisión, dice que me busca la Interpol, cosa que es mentira. Quiere silenciarme. Nunca voy a tener un juicio justo. Se ha ensañado en mi contra.
Cuando renuncié a Naciones Unidas iba a regresar a mi país, pero recibí llamadas que me dijeron que no viniera porque me iban a hacer preso.
Usted convirtió una empresa en un brazo del Estado, del gobierno. ¿No es eso el germen de la crisis actual de la compañía?
La oposición critica lo que hizo Chávez con el petróleo. Es una discusión sobre el modelo. Yo creo que el presidente hizo bien utilizando el boom de los precios para recuperar la situación económica y social de nuestro pueblo. Yo tenía que entregarle ese dinero al Estado y el Estado decidía qué hacer con el dinero. Es una política social. Una gente no está de acuerdo, otra sí. Yo estoy de acuerdo. Eso le dio al país sostenibilidad por lo menos por diez años. PDVSA se echó el país a sus hombros.
En los años de bonanza se entregó mucho dinero a la población, ¿pero se utilizó de verdad para generar reformas estructurales para que cuando volviera la crisis la gente estuviera mejor preparada?
Esa es la gran pregunta y el gran reto del país: cómo superar el rentismo petrolero. Me consta que se hicieron intentos, pero es que la situación que recibió Chávez era de devastación del Estado.
Y lo que está proponiendo ahora la derecha con el “Plan País” es peor: lo que hablan es de privatizar PDVSA y entregar el petróleo a las trasnacionales. Hay que hacer una discusión. El petróleo sigue allí, los presidentes pasarán y el petróleo sigue allí. Es la única manera que vamos a tener de recuperar el país.
¿Qué pasó entre Maduro y usted, porque él llegó a nombrarlo vicepresidente económico en 2013?
No hizo caso a mis recomendaciones. No entiende. Desde el primer día quería que le entregara PDVSA y le dije que no. Le dijeron que yo quería ser presidente y no podía permitir eso, y por eso me saca del país a Naciones Unidas.
Usted dice que es el defensor del legado de Chávez, pero Chávez eligió a Maduro y no a usted. ¿Qué diría Chávez ahora?
Si el comandante Chávez estuviera vivo, le daría un golpe de Estado a Maduro, sin lugar a dudas. Haría una rebelión, movería a todo el pueblo y a la Fuerza Armada.
Precisamente este lunes que es 4 de febrero, aniversario del golpe fallido de Chávez en 1992…
Precisamente.
Pero el caso es que Chávez eligió a Maduro y no a usted.
Yo nunca pensé en eso, no me interesaba (ser presidente). Buena parte de la decisión que tomó Chávez tiene mucho que ver con la influencia de los cubanos y con el cerco que le hicieron al presidente (durante su convalecencia en La Habana a final de 2012). Los cubanos le dijeron al presidente que Maduro era la cara visible internacionalmente (era canciller entonces) y que él volvería de la operación.
Le hicieron una promesa que no se cumplió. No volvió. Cuando nombra a Maduro lo que hacía era nombrar a alguien en el caso de que no pudiera asumir la presidencia el 10 de enero (de 2013, cuando comenzaba su nuevo mandato). Pero estaba bajo el entendido que todos nosotros seguiríamos en el gobierno.
¿Los cubanos engañaron a Chávez?
No sé, le dijeron que volvería, pero volvió sólo a morir.
¿Cree que el nombramiento de Maduro era sólo temporal?
O si (Chávez) no podía asumir su mandato, porque no podía. Que estuviera Maduro de presidente pero Chávez estaría vivo y todos estaríamos allí. Chávez impediría que Maduro hiciera lo que finalmente hizo, lo que pasa es que Chávez murió. Maduro no es hijo de Chávez. Los hijos de Chávez están en silencio. Chávez ya lo habría removido.
Usted es crítico con Maduro, pero también con la oposición y con Juan Guaidó, proclamado “presidente encargado” y reconocido como tal por muchos países.
Guaidó solo no puede dirigir al país. Ni solo la mitad del país contra la otra mitad. Una cosa es que Maduro sea un desastre, pero eso no quiere decir que el chavismo desapareció. Ahí está.
Y usted se postula como su candidato…
Debe haber una salida electoral. Son los militares los que deben promover una salida electoral. ¿Nuestro país está listo para ir a elecciones en este momento? No. Tenemos cuatro millones de personas fuera, la gente está pasando hambre. Ninguna de las dos partes o bloques va a sacar al país del foso en el que lo metió Maduro por sí solo.
¿Y usted cree que tendría apoyos para ser presidente?
Me tienen que dar garantías. Si Maduro me dejara recorrer el país y hablarle a los trabajadores, Maduro no me gana a mí una elección.
Pero Guaidó, Henrique Capriles o Leopoldo López tal vez sí le ganarían…
Bueno, quizás sí, quizás no. Vamos una contienda. De eso se trata el juego político.
“¿Nuestro país está listo para ir a elecciones en este momento? No. Tenemos cuatro millones de personas fuera, la gente está pasando hambre”.
Usted lleva muchos años fuera de Venezuela. ¿No cree que sobreestima su figura como líder?
La política es algo tan cambiante. No puedo ser candidato desde fuera, tendría que trabajar en el país. Incluso si no ganara, el esfuerzo es reconstruir el juego político, la institucionalidad. También se trata de capacidad ¿Quién va a levantar la industria petrolera? Es nuestra industria principal.
¿Cómo cree que termina esto?
Muy mal, ya terminó muy mal para mucha gente. Estamos en el escenario de lo muy mal. Hay una debilidad del Estado tan grande que nos amenaza con invadirnos cualquiera. Es como darle patadas a un perro. La salida de Maduro es cuestión de tiempo, es insostenible. Es cuestión de qué decida hacer nuestra Fuerza Armada, que ojalá se mantenga apegada al a Constitución. El problema es cómo vamos a salir y qué va a pasar el día después.