La mayor parte de los fallecidos reportados en Guatemala tras la erupción del Volcán de Fuego pertenece a esta pequeña comunidad.
Las casas, la escuela, los animales, los cultivos de café, los de piña, todo quedó enterrado bajo una mole de polvo. La colonia San Miguel Los Lotes desapareció el domingo bajo tres metros de sedimentos.
Se trata de la comunidad más afectada por la explosión del Volcán de Fuego en Guatemala, que dejó decenas de fallecidos, prácticamente todos de esta colonia.
Quedó un paisaje lunar, en blanco y negro, sólo interrumpido por los focos de fuego entre los escombros.
Los pocos sobrevivientes de esta aldea que, cubiertos de polvo y llorando, volvían con la primera luz del día a recoger lo que quedaba de sus pertenencias, no creen que vayan a poder regresar.
La comunidad desapareció.
“Parecía película, una película que todo parece como una mentira. Y hasta aquí llegaban las fumarolas. Yo logré rescatar a un hijo, pero la mayoría de las personas se quedó enterrada”, explicó Walter Amílcar Mijangos, uno de los sobrevivientes de la aldea.
El hombre se encontraba rodeado de agentes de la Policía Nacional Civil, bomberos y personal de la Coordinadora Nacional de Desastres (Conred) en el punto anterior a la comunidad.
En el ascenso de la carretera, antes de llegar al núcleo urbanizado, podían verse carros volcados, árboles arrancados, perros muertos y el río de lava convertido en un camino de ceniza.
En el lugar donde se encontraban las casas, solo se veían aquellas que tenían segundo nivel. Las demás eran solo una montaña de ceniza.
Para orientarse en la búsqueda de cuerpos, los bomberos se fijaban en puntos oscuros entre la arena. E iban rescatando fallecidos, uno a uno.
Entraban a las casas por los tejados, porque las puertas y ventanas estaban tapadas por ceniza, y seguían sacando cuerpos. De niños, de adultos. Cuerpos calcinados que solo eran huesos y que, al tratar de trasladarlos se descomponían en pedazos.
Las labores de rescate en Los Lotes tuvieron que interrumpirse varias veces en el transcurso de la mañana por nuevos retumbos del volcán.
Además, a la sensación de caos se unieron las contradicciones entre los diferentes órganos a la hora de ofrecer el balance de muertos.
Al final de la jornada, Conred contabilizaba 65. Mientras Erwin Villagrán, jefe de comunicación de bomberos voluntarios, indicó que eran 97.
Y según Villagrán, el 80% de los fallecidos era de San Miguel Los Lotes, la única localidad en la que habían realizado labores de rescate.
Mientras tanto, los sobrevivientes de esta comunidad seguían en una romería entre los albergues habilitados y las morgues, en busca de sus familiares.
En uno de estos refugios, habilitado el instituto Simón Bergaño, en Escuintla, personal de la Procuraduría General de la Nación (PGN) tomaba a las familias datos de los desaparecidos.
“¿Cómo era Brithis?”, pregunta un delegado de la PGN.
“Era delgadita, su cabello era puro negro”, responde Floridalama Méndez, de 38 años y también habitante de San Miguel Los Lotes, acompañada de dos niños pequeños.
“Cuando nos dimos cuenta, detrás venía la lava. Yo solo salí corriendo, no me di cuenta, solo salí corriendo. Me faltaban cuatro hijos, pero ya aparecieron dos”, cuenta la mujer.
“No me quedó nada de nada. Vivíamos en bastante pobreza, no tenemos cultivos, pero ahora ya no me quedó nadita. Ni casa”.
Uno sus hijos pequeños, que solo la escucha, comienza a llorar. Al verlo, su hermano pequeñito, de dos años, también empieza rompe en llanto.
La mayor parte de habitantes de Los Lotes se encontraban en las afueras de la morgue de Escuintla, donde se están realizando as labores de identificación de los cuerpos.
Alex Rogelio Hernández desde la morgue cuenta que logró rescatar a uno de sus hijos pero que aún busca a otros cuatro.
Y recuerda cómo fue el momento de la erupción. “Se veían una nube negra y blanca, muy caliente, y también cayó agua”.