"El Chapo" Guzmán puede recibir cadena perpetua si es hallado culpable
Son menos de 12 minutos de grabación pero se han convertido en una de las pruebas más contundentes presentadas contra Joaquín “El Chapo” Guzmán en su juicio en Nueva York: una negociación suya por seis toneladas de cocaína.
La grabación secreta de la charla telefónica de mayo de 2010 fue escuchada este jueves en la corte federal de Brooklyn, introducida por el gobierno de Estados Unidos como evidencia contra Guzmán.
En la charla se aprecia la habilidad negociadora del mexicano, que reduce el pago en efectivo que exigía su interlocutor colombiano, señalado como un representante de la guerrilla colombiana de las FARC cuyo nombre no fue divulgado.
El acuerdo para mover la droga hacia Guayaquil, Ecuador, implicaba el pago de dos toneladas con dinero y el resto a crédito, con la garantía de propiedades de Jorge Cifuentes, un exnarco colombiano que testificó esta semana contra Guzmán.
Cifuentes, que fue extraditado a EE.UU. en 2013 y se declaró culpable de narcotráfico, indicó que el trato negociado nunca se llegó a concretar, sin explicar por qué.
Tampoco fue precisado quién grabó el audio, que ahora parece arrinconar más a Guzmán, quien con 61 años arriesga cadena perpetua si es hallado culpable de los 11 cargos por narcotráfico y lavado de dinero que enfrenta.
Se trata de una charla de ribetes cinematográficos nunca difundida antes entre un narco mexicano y otro colombiano que involucra a la hoy desmovilizada guerrilla colombiana.
La grabación comienza y concluye con un diálogo entre “El Chapo” y un sobrino suyo que se encontraba en Colombia como su representante en la negociación.
Ambos hablan de problemas con el internet en su sistema de comunicaciones encriptadas.
Aunque ellos no lo sabían entonces, la licencia para el uso del sistema había caducado sin ser renovada, según explicó Cifuentes en la corte. Eso parece haber facilitado la grabación de la charla.
El sobrino de Guzmán le pasa luego la llamada al interlocutor colombiano y empiezan a saludarse.
“Lo que esté al alcance, cuente con el apoyo por acá, por esta parte”, dice desde México.
El colombiano responde que ya le puso “todas las cartas sobre la mesa” a su sobrino y que lo escucha para saber en qué puede colaborar.
Entonces el diálogo pasa rápidamente del protocolo a la negociación de ida y vuelta.
“El Chapo” dice, usando palabras y frases a medio terminar como para no delatarse, que según le informó su sobrino le ofrecen seis toneladas de cocaína para depositar en Guayaquil si pagan dos toneladas y medio en efectivo.
“Sí, en el punto se lo pongo. Le doy seguridad hasta que arranque”, responde su interlocutor colombiano.
“Mire, le voy a comprar dos (toneladas) y le vamos a dejar las propiedades de Simón ahí al frente por todo lo demás”, ofrece Guzmán usando el alias de Cifuentes.
De inmediato “El Chapo” procura mostrar garantías de seriedad.
Señala que él y su compadre “el de la M” son socios: una aparente referencia a Ismael “El Mayo” Zambada, acusado junto a Guzmán como el otro líder del cartel de Sinaloa.
También ofrece dejar en Colombia a su propio sobrino, Tomás, como respaldo de la operación: “Aquí hay seriedad”, afirma.
“Por acá también hay mucha seriedad”, responde el colombiano, que invoca “el nombre de la empresa”.
Luego “El Chapo” pide un número de cuenta donde depositar el dinero, pero de inmediato pasa a la cuestión de garantizarse la calidad del producto ya que, según dice, ha tenido problemas con la mercancía que había recibido en otras ocasiones.
Cifuentes testificó en la corte que Guzmán estuvo disconforme con la calidad de la cocaína que compró previamente a las FARC.
En la negociación telefónica, “El Chapo” sugiere enviar a “un muchacho” (que luego definiría como un “técnico”) a corroborar que “las cosas estén buenas”.
El interlocutor colombiano se muestra dispuesto a recibirlo, pero pide el depósito del 50% del cargamento para moverlo, aclarando que no manejan cuentas para pagos.
“El Chapo” lanza entonces otra propuesta: comprar dos toneladas (en vez de dos y media como le pedían) en efectivo y dejar las propiedades de Cifuentes como garantía de las cuatro restantes.
Luego de acordar la forma de pago, la negociación se enfoca en el precio: “¿A cómo nos las va a dar?”, pregunta el mexicano.
Acuerdan US$2.100 por kilo, incluido el flete hasta Guayaquil a US$100 por kilo.
El interlocutor colombiano le pasa la llamada al sobrino de “El Chapo” para que hablen sobre lo acordado.
“Son seis toneladas, se van a comprar dos y cuatro se van a dar propiedades”, le insiste “El Chapo” a su sobrino. Y le pide que arreglen rápido la garantía de las propiedades.
Entonces el interlocutor colombiano pide a través del sobrino de Guzmán que les adelanten US$50.000, a descontar luego del pago en efectivo.
Pero el capo mexicano, que comenta que en Colombia no tiene dinero, recuerda que primero quiere enviar a su “técnico” para corroborar la calidad de la mercancía.
“Que la mire primero y yo ahí le pago las dos toneladas”, dice con tono de querer poner los pasos en orden. “Mientras, vayan viendo lo de las propiedades”.
Su sobrino repite lo dicho por “El Chapo” para mostrar que están de acuerdo.
Y ambos se despiden con un “hasta luego”.