Redacción / BBC News Mundo
Tras casi 48 horas de silencio, el Vaticano se pronunció este jueves sobre el reporte realizado por un gran jurado de Estados Unidos en el que denuncia el abuso sexual y violación de más de 1.000 menores por unos 300 “sacerdotes depredadores” en Pensilvania.
“Ante el informe que se ha hecho público (…) esta semana, hay dos palabras que pueden expresar los sentimientos frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor“, señala un comunicado.
La Santa Sede consideró que los hechos denunciados eran “criminales y moralmente reprobables” y condenó “inequívocamente” el abuso sexual de menores.
“La Iglesia debe aprender duras lecciones de su pasado y debería haber asunción de responsabilidad tanto por parte de los abusadores como por parte de los que los permitieron“, añade el texto.
El documento consideró que estos hechos “han traicionado la confianza” y “han robado a las víctimas su dignidad y su fe”.
El comunicado no se refirió, sin embargo, a la denuncia del gran jurado de que el Vaticano, al igual que altos cargos de la Iglesia de Pensilvania, participaron en “un encubrimiento sistemático” de los abusos durante las casi 70 años que cubre la investigación.
Pese a los duros cuestionamientos al inicio del texto, la Santa Sede agregó que “la mayor parte del informe se refiere a abusos cometidos antes de los primeros años 2000” y que no se han encontrado “apenas casos después de 2002”.
En criterio del Vaticano, esto demuestra “cómo las reformas hechas por la Iglesia católica en Estados Unidos han reducido drásticamente la incidencia de los abusos cometidos por el clero“.
El gran jurado anunció el martes que emitió acusaciones formales contra dos sacerdotes, quienes presuntamente abusaron de menores en la última década y resaltó, también, que el número de abusos puede ser mayor, ya que muchas víctimas han optado por el silencio.
Pero ¿qué dice el informe que llevó a este pronunciamiento del Vaticano?
El documento de más de 1.300 páginas revela que durante más de 70 años, más de 1.000 menores en Pensilvania fueron abusados o violados por sacerdotes católicos.
Muchos de los menores, según la investigación, fueron “manipulados con alcohol o pornografía” y “a algunos les hicieron masturbar a sus agresores o fueron manoseados por ellos”.
“Algunos fueron violados oralmente, algunas vaginalmente, algunos analmente”, agrega el informe de más de 1.300 páginas que documenta los presuntos abusos.
De acuerdo con el texto, las víctimas fueron mayormente varones, aunque también hubo menores de sexo femenino, adolescentes y preadolescentes.
El informe detalla diferentes tipos de agresiones sexuales, como el de un sacerdote que violó a una niña en el hospital después de que le extirparon las amígdalas u otro al que se le permitió continuar ejerciendo después de haber dejado embarazada a una menor de 17 años, con la que se casó y de la que luego se divorció.
Muchas de las víctimas, de acuerdo con la investigación, fueron drogadas por los sacerdotes y otras alegaron que fueron maltratadas o golpeadas por miembros de sus familias que no creyeron sus historias sobre los abusos.
Mientras, los funcionarios de la Iglesia describieron de manera “rutinaria y deliberada” las denuncias de abusos como “juegos bruscos”, “peleas y “conductas inapropiadas”, según el documento.
“No era ninguna de esas cosas. Era abuso sexual infantil, incluida la violación”, aseguró el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro.
La Iglesia en Estados Unidos se vio estremecida el pasado mes con la renuncia del entonces arzobispo de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, que dejó el cargo tras denuncias de que había abusado sexualmente de niños y adultos durante décadas.