Chase Dekker cree que la suya es la primera fotografía que se hace en la historia de una ballena jorobada "tragándose" un león marino.
El pasado 22 de julio, este fotógrafo naturalista y biólogo marino estaba a bordo de un barco dedicado a la observación de ballenas en la bahía de Monterrey (California) cuando se produjo este episodio.
“No era un grupo grande, apenas había tres ballenas jorobadas y unos 200 leones marinos“, le comentó Dekker al programa Newsbeat de la BBC.
“Hemos visto hasta 100 ballenas con unos 3.000 leones marinos, algo que puede ser realmente impactante”.
Los animales se estaban alimentando en un banco de anchoas sobre la superficie marina, cuando la ballena terminó teniendo en su boca algo un poco más grande de lo que probablemente esperaba.
“Las habíamos estado viendo alimentarse durante bastante tiempo cuando de repente ocurrió esto -como yo lo llamo, el evento de una vez en la vida- y aún no me lo creo”, dijo.
“Tuve apenas un segundo mientras la ballena salía del agua para realmente darme cuenta de que lo que estaba arriba de ella era un león marino, antes de disparar el resto de la secuencia”, relató.
Dekker está “100% seguro” de que el león marino se fue nadando tranquilo después de haber estado en la boca de la ballena.
Las ballenas jorobadas no tienen dientes. Dentro de su boca apenas tienen una especie de barba cuyas cerdas les ayudan a filtrar la comida y el agua, y los leones marinos no forman parte de su dieta.
Dekker explica que una ballena usualmente se toma menos de cinco segundos para filtrar su comida, pero en este caso se hundió lentamente durante unos 15 segundos, dándole al león marino tiempo de sobra para irse nadando.
“La ballena en realidad nunca cerró sus mandíbulas sobre el león marino, así que no debió sufrir ningún daño. Se debe haber asustado mucho, estoy seguro, pero resultó ileso”, indicó.
Dekker afirmó que la evolución de los depredadores marinos -como las ballenas, los leones de mar, los delfines y los tiburones- los ha llevado a cazar juntos el mismo tipo de peces.
Por eso, él cree que terminar dentro de la boca de una ballena es una experiencia muy rara para cualquier cazador submarino. Algo por lo que solo los peces pequeños deben preocuparse.
Cuando Newsbeat habló con Dekker, él iba camino a Tonga adonde llevaba a un grupo de amantes de la naturaleza a nadar con las ballenas jorobadas, una actividad en la que -aseguró- no hay ningún riesgo de que alguien termine siendo engullido.
“Nadamos con las ballenas jorobadas, pero ese es un criadero, por lo que ellas no están allí para alimentarse”, explicó. “Ellas casi nunca abren la boca mientras están allí”.
Los nadadores no necesitarán preocuparse por la posibilidad de que las ballenas les golpeen por debajo del agua, pero sí tienen que tener cuidado con lo que ocurra fuera del agua.
“El año pasado tuvimos unos pocos encuentros durante los cuales las ballenas emergieron, dieron ese gran salto fuera del agua, muy cerca de donde nosotros estábamos, lo que era atemorizante”.
“Pero, nunca he estado cerca de tener la experiencia de Jonás (el personaje bíblico que pasó tres días en el vientre de una ballena)”, concluyó.