Las autoridades de Guyana suspendieron el año pasado el permiso de vuelo por lo que consideraron fallos de seguridad del Boeing 737 que se estrelló al poco de despegar de la Habana.
El avión que se estrelló el pasado viernes tras despegar de La Habana y dejó 110 muertos y tres sobrevivientes había sido objeto de quejas de seguridad, según dijeron varios profesionales de la aeronáutica que estuvieron en contacto con el aparato.
Todavía se desconocen las causas de la catástrofe que conmocionó a los cubanos y sobre la que las autoridades de la isla abrieron una investigación.
Los investigadores informaron este sábado del hallazgo de una de las cajas negras del aparato. Se espera que el dispositivo, del que se reportó que se encuentra en buen estado, pueda servir para esclarecer qué falló.
La aeronave del modelo Boeing 737-200 pertenecía a la compañía mexicana Damojh (también conocida como Global Air) pero era operada por la aerolínea Cubana de Aviación, que comenzó a alquilarla hace menos de un mes, según declaró este sábado a la prensa el ministro de Transporte cubano, Adel Yzquierdo.
Esta es una práctica bastante habitual en la isla, según explicó Yzquierdo, pues el bloqueo económico que Estados Unidos mantiene sobre el país caribeño desde hace décadas le dificulta adquirir aviones.
El avión tenía unos 40 años de antigüedad y ya había volado para otras aerolíneas. El año pasado fue arrendado por la compañía hondureña de bajo coste EasySky para cubrir la ruta La Habana- Georgetown (la capital de Guyana), según confirmó a BBC Mundo el director general de la Autoridad de Aviación Civil de Guyana, Egbert Field.
Field explicó que, antes de que se cumpliera un año desde que se inició este servicio, se suspendió el permiso para volar de la aeronave y se revocó la licencia de EasySky porque “el desempeño del avión no era bueno”.
La modalidad de arrendamiento usada por Damojh con EasySky y Cubana de Aviación recibe el nombre de wet lease (“alquiler húmedo” en inglés), ya que la propietaria no sólo alquila la nave sino que también provee al cliente de tripulación y personal de mantenimiento.
Como explicó Yzquierdo, esto quiere decir que el avión accidentado se sometía a revisiones en México, donde están a cargo de la Dirección General de Aeronáutica Civil. La última la superó en noviembre de 2017.
“El avión sólo se quedaba dos horas en Guyana y luego se iba. Así que las inspecciones sobre asuntos mayores de mantenimiento se hacían en México y las de asuntos menores, en Honduras”, afirmó por teléfono Field.
A principios del año pasado, la entidad guyanesa empezó a recibir “información negativa” sobre el funcionamiento del Boeing. “Eran asuntos menores”, dijo Field.
“Le transmitimos a las autoridades hondureñas nuestras sospechas de que las inspecciones podían no estarse realizando bien en su territorio y algunos fallos que habíamos hallado”, explicó.
Field explicó que durante “una inspección superficial”, un inspector guyanés detectó fallos en el aparato. “No eran lo suficientemente graves para impedirle volar, pero nos preocuparon”, señaló.
Field contó también que “un observador” advirtió a la Autoridad de Aviación Civil que había visto al avión recorriendo una distancia más larga de lo usual para poder despegar, lo que llevó a los responsables guyaneses a solicitarle a EasySky que le entregara la caja negra que registra los datos del vuelo, algo “muy inusual”, según el funcionario.
Los resultados de la caja negra arrojaron que el avión “no funcionaba con normalidad” ni “a la perfección”, aseguró Field. “Eso, junto a la forma en que estaba siendo operado, que no era como dicta la aviación comercial, hizo que yo decidiera suspender el permiso de vuelo de la aeronave y revocar la licencia de EasySky en Guyana”.
BBC Mundo intentó sin éxito contactar a la Agencia Hondureña de Aeronáutica Civil, la empresa Damojh y la aerolínea EasySky para obtener sus versiones.
Después de conocerse la noticia del siniestro, un antiguo piloto de Damojh llamado Marco Aurelio Hernández le aseguró al periódico mexicano Milenio que él pilotó el Boeing siniestrado y que ya en 2013 había puesto una denuncia por “falta de mantenimiento”.
“Varios incidentes tuve en esta compañía como fallo de motor, se nos fue el sistema eléctrico despegando de México en una ocasión. Yo venía a bordo, íbamos México-Cuba, el jefe de mantenimiento iba a bordo también, tuvimos que regresar y reparar las líneas de electricidad”, dijo a ese medio de comunicación en un artículo publicado este sábado.
Hernández contó a Milenio que en los ocho años que trabajó para Damojh, tuvo que usar aeronaves sin radar, con llantas pinchadas y cuyos motores fallaron alguna vez en pleno vuelo.
La aerolínea no comentó aún las acusaciones de Hernández.
Otro piloto jubilado de Cubana de Aviación llamado Ovidio Martínez López publicó en Facebook un texto en el que dijo que Cubana de Aviación ya había alquilado un Boeing 737 a Damojh (no especificó si era el siniestrado o alguno de los otros dos 737 que posee la empresa) a “finales de 2010 o principios de 2011” y que sus inspectores le habían sugerido que no trabajara con la firma mexicana.
“En una ocasión, se perdieron arriba de Santa Clara y esto ocasionó que los inspectores de Seguridad Aeronáutica de Cubana de Aviación los chequearan en ruta, lo que dio por resultado que suspendieran de vuelo a un copiloto y a un capitán por problemas y desconocimientos técnicos graves“, escribió el viernes Martínez.
“Hay un expediente en Seguridad Aeronáutica de Cubana donde se recomienda a la compañía que no arriende más aviones a esa empresa (Damojh). En esta ocasión, se desconoció esta recomendación y volvieron a arrendarla…”.
Según el expiloto, tras ese primer incidente muchos sobrecargos, aeromozas y personal de seguridad de vuelo “se habían negado a volar en esa aerolínea”.
Al día siguiente, Martínez volvió a publicar otro mensaje en el que pedía que no se usara su opinión para “especular” sobre las causas del accidente y que se esperara a los resultados de la investigación.
Armando Daniel López, jefe de la comisión de investigación creada por las autoridades cubanas y presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), comunicó en declaraciones citadas por la Agencia Cubana de Noticias que la caja negra que se recobró es la que registra las voces en la cabina de control, mientras prosigue la búsqueda del dispositivo que graba los parámetros técnicos del vuelo.
Dos expertos enviados por las autoridades aeronáuticas de México se han sumado a las pesquisas.
A la espera del informe oficial de la comisión de investigación, las tres sobrevivientes del desastre continúan hospitalizadas en el hospital Calixto García de La Habana. Su estado es grave y su pronóstico reservado.