Guatemala, México y Bolivia. Esos son los tres países de América Latina con las menores tasas de desempleo.
Guatemala, México y Bolivia. Esos son los tres países de América Latina con las menores tasas de desempleo.
Suena como si fuera el sueño de cualquier país, pero, en realidad, tener un bajísimo desempleo no es necesariamente una señal de que la economía está bullente, ni que todos los que quieren trabajar pueden regodearse eligiendo entre los que ofrecen mejores sueldos.
Si la historia fuera así de simple, estos tres países pagarían sueldos altos y sus economías estarían con el acelerador en primera.
En algunos casos, ocurre que un desempleo bajo es señal de que existe un gran mercado laboral informal o que muchos potenciales trabajadores, simplemente dejaron de buscar trabajo.
“Si hay personas desalentadas que se cansaron de buscar empleo y ya no lo hacen más, estas personas se califican como “inactivas” y no entran en el cómputo de desempleo. Y esto no es bueno”, le dice a BBC Mundo, Verónica Alaimo, especialista senior de la División de Mercados Laborales del Banco de Interamericano de Desarrollo, BID.
Por eso, no solo basta mirar el nivel de empleo en un país, sino también, hay que mirar cuánta gente busca trabajo.
Guatemala tiene la menor tasa de desempleo de toda América Latina, con un 2,2%, un nivel muy inferior al de Estados Unidos, que actualmente tiene un 3,8%.
Pero justamente ese bajo desempleo en la mayor economía de América Central, no es una señal de que todo va bien.
Por el contrario, según el Banco Mundial, este país es uno de los más desiguales de la región en la distribución del ingreso, según el Banco Mundial.
“Tiene algunas de las peores tasas de pobreza, desnutrición y mortalidad materno-infantil, especialmente en las zonas rurales e indígenas”, señala el organismo.
Algunos trabajan en la calle, en pequeños comercios improvisados o realizan actividades de subsistencia que apenas les generan ingresos para comer.
“Muchas personas no pueden darse el lujo de estar desempleadas. Necesitan trabajar para sostener a sus familias. Y eso muchas veces se traduce en trabajos precarios, trabajos informales, sin acceso a la seguridad social, o trabajos muy poco productivos y con bajos salarios”, dice Alaimo.
Los casos de México y Bolivia (con niveles de desempleo de 3,2% y 3,3%, respectivamente) son distintos a la compleja situación económica de Guatemala.
Pero a pesar de las diferencias, la informalidad laboral sigue siendo la piedra en el zapato.
En México, el desempleo está en su nivel más bajo en más de una década, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), algo que internamente se recibe como una buena noticia.
Pero al mismo tiempo, los trabajadores informales llegan al 56,9% y muchos analistas dicen que puede ser más alto, considerando zonas indígenas y rurales.
Bolivia, por otro lado, es el país que más ha crecido en América del Sur, con un promedio de 5% en la última década.
Eso le ha permitido mantener un cierto nivel de estabilidad económica con un impacto positivo en la generación de empleos.
Durante el boom de las materias primas, Bolivia supo aprovechar los excedentes y hacer un colchón de ahorro que le ha permitido seguir creciendo y generar empleos.
Pero por otro lado, economistas del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), han advertido que una gran parte del empleo pertenece al sector informal, lo que los hace muy precarios.
Jürgen Weller, jefe de la Unidad de Estudios del Empleo de la CEPAL, le dice a BBC Mundo que entre 2003 y 2014 —con una interrupción en 2009— hubo “una evolución bastante positiva del crecimiento económico y la correspondiente generación de empleo asalariado”.
Pero entre 2015 y 2017, en el contexto de una contracción económica en los primeros dos años de ese período, “el desempleo regional aumentó marcadamente, aunque todavía sin volver a los niveles de inicios de la década anterior”, agrega.
El problema del desempleo en los últimos años a nivel regional “fue bastante generalizado”, dice, pero se concentró más en los países sudamericanos que fueron golpeados, entre otros factores, por la baja de los precios de sus productos de exportación.
“Eso no fue tan relevante en México y los países centroamericanos que tuvieron una evolución más favorable al respecto”.
El economista advierte que los grandes problemas del mercado laboral regional se pueden ver en el nivel bajo de ingresos y en el subempleo.
Hay países como como Bolivia y Guatemala que suelen tener un desempleo muy bajo, agrega Weller, pero “este bajo nivel de desempleo abierto refleja la existencia de un gran sector informal”.
Entonces, más allá de la cifra de desempleo en un país, vale la pena poner atención en la cantidad y la calidad de los mismos.
Pensando en esos criterios, el BID ha desarrollado el Índice de Mejores Trabajos (IMT). En este caso, países como Guatemala, México y Bolivia no tienen tan buen desempeño.
Entre 17 países de América Latina, Guatemala ocupa la posición 17, México el lugar 13 y Bolivia el 10.
“Los tres países están en la mitad de abajo del ranking“, dice Verónica Alaimo.
Sin embargo Bolivia, ha mostrado un mejor desempeño en el mercado laboral, al compararlo con los otros dos países.
“Bolivia se encuentra por encima del promedio regional tanto en participación laboral como en empleo”, agrega.
“Y se encuentra muy cerca del promedio regional en el indicador de salarios suficientes para salir de la pobreza”.
A nivel regional, América Latina está relativamente mejor en la cantidad, que en la calidad de los empleos.
“Yo creo que se relaciona con los bajos niveles de productividad laboral de la región, lo cual limita las posibilidades de empleos de calidad, formales y con salarios suficientes para superar la pobreza”, dice Alaimo.
Por eso es importante, dice la experta, mejorar las habilidades de los trabajadores, para que respondan a lo que necesitan los sectores productivos de cada país.
“Este es un problema latente en nuestra región, que puede ahondarse a medida que la revolución tecnológica transforma los puestos de trabajo, sin que esta transformación venga acompañada de capacitación para reconversión laboral”.