Dave Lee / Corresponsal de tecnología en América del Norte
“Voy a tratar de cambiar los votos de Donald Trump”.
No lo dice un oscuro hacker involucrado en una operación criminal, sino Bianca Lewis, una niña de 11 años.
“Voy a tratar de darle menos votos, incluso borrarlo del todo“.
Bianca, a decir verdad, sí es una hacker, pero de las buenas.
Ella fue una de las 39 participantes en una competencia que tuvo lugar el fin de semana, en la que niños y jóvenes de Estados Unidos tuvieron el reto de identificar fallas en los sitios web que reportan los resultados electorales.
La hackatón fue organizada por la ONG R00tz Asylum, como parte del Def Con, un importante encuentro de hackers que cada año se realiza en Las Vegas.
La competencia dejó un mensaje claro: el sistema de votos que se utilizará en las elecciones de mitad de mandato en noviembre, es, en muchos casos, tan inseguro que un niño puede aprender a hackearlo en pocos minutos.
“Estos sitios son muy importantes porque reportan los resultados al público“, le explicó a la BBC Nico Sell, fundador de R00tz Asylum.
“También le dicen al público dónde ir a votar. Ya te podrás imaginar el caos que se desataría si alguna de estas dos cosas se cambiaran”.
Hackear los sitios reales sería ilegal, así que los organizadores de la hackatóncrearon sitios que imitaban los verdaderos.
De los 39 niños entre los 8 y los 17 años que asumieron el reto, 35 lo superaron.
Lograron, por ejemplo, que el sitio que publica el escrutinio mostrara que se habían registrado 12.000 millones de votos, o que el ganador de las elecciones había sido “Bob el constructor”, un personaje de dibujos animados.
La competidora que más rápido logró infiltrar el sistema fue Audrey Jones, de 11 años.
Le tomó solo diez minutos.
“Los errores en el código nos permiten hacer lo que queramos”, dice Audrey.
“Podemos hacer que parezca que nosotros ganamos las elecciones”.
Los trucos que los niños aplicaron en la competencia no sirven para alterar el conteo de votos, pero sí para modificar los resultados que muestran los sitios oficiales.
No se necesita mucho esfuerzo para imaginarse el lío que se formaría si ello llegase a ocurrir.
La vulnerabilidad de estos sistemas ha sido un tema de preocupación desde las elecciones presidenciales de 2016, en algunos casos desde mucho antes.
En EE.UU., cada estado puede crear su propio sistema, pero con presupuestos apretados muchos dependen de bases de datos con una seguridad débil y máquinas de votación que utilizan programas que tienen más de una década.
En julio, el Congreso rechazó una propuesta del Partido Demócrata para invertir US$380 millones en aumentar la seguridad en las elecciones.
“Debemos tomar esta amenaza en serio”, dice Sell. “Los sitios de las secretarías de estado no deben ser así de vulnerables”.
“Es algo en lo que como sociedad debemos unirnos y arreglarlo, porque nuestra democracia está en riesgo”.
Bianca, por su parte, también lanza una advertencia a su manera.
“Deberían ser más seguros”, dice. “Los rusos están por ahí”.