Tijuana fue colocada en el lugar en el que ninguna urbe quisiera estar: en lo más alto de la lista de las ciudades más violenta del mundo.
Se trata de un ranking que cada año publica el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) sobre las metrópolis con más homicidios en todo el planeta.
La organización con sede en México presentó el mes pasado su informe “Las 50 ciudades más violentas del mundo” en el que Tijuana aparece con una tasa de 138,26 homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes.
“Ningún dicho retórico altera ese hecho“, dijo el CCSPJP días después de la publicación de su informe.
Y es que las autoridades de esa ciudad, fronteriza con Estados Unidos, han rechazado durante los últimos días la metodología empleada en el ranking.
“Nadie puede ir en contra de la verdad, no hay lugar a dudas de que Tijuana tiene grandes retos en materia de seguridad”, dijo el secretario de Seguridad Pública municipal, Marco Antonio Sotomayor, en un comunicado en el que rechaza el estudio del CCSPJP.
“Pero que sea considerada por este estudio la ciudad más violenta del mundo es a todas luces falso y está totalmente alejado de la realidad que se vive en Tijuana”, añadió.
La controversia se centra en cómo se determinó la tasa de homicidios dolosos de Tijuana, y si éste debe ser el único factor a considerar para afirmar que una ciudad es violenta.
Una verificación de BBC Mundo a las cifras oficiales muestra que la tasa de homicidios dolosos en esa ciudad arroja resultados inferiores a los calculados del CCSPJP, aunque no por ello menos graves.
Ciudad que es hogar de casi 2 millones de personas -y miles más que diariamente cruzan desde o hacia EE.UU.-, Tijuana vivió uno de sus años más complicados de seguridad pública en 2018.
El CCSPJP indicó que la metrópoli tuvo 2.640 casos de homicidios doloso -cuando una persona muere por una acción intencional de alguien- el año pasado.
La tasa fue calculada con base en una población estimada de1.909.424 habitantes de la zona metropolitana de Tijuana, lo arroja una media de 138,26 homicidios por cada 100.000 habitantes.
En el segundo lugar de la lista está la también mexicana de Acapulco, en donde la tasa se ubica en 110,50, seguida de Caracas (Venezuela) con 99,98.
La oficina de Seguridad Pública de Tijuana rechaza, en primera instancia, el hecho de que el CCSPJS no solo considerara los homicidios dolosos ocurridos en su municipio, sino que les sumó los ocurridos en Playas de Rosarito.
Esa otra demarcación territorial del estado de Baja California se encuentra unida a Tijuana por una franja de 3 km de longitud de fraccionamientos semiurbanizados entre unas montañas.
Sin embargo, el CCSPJS lo catalogó como la misma zona urbana de Tijuana, pues la metodología de su estudio se enfoca en “manchas urbanas”, indicó el presidente de la asociación, José Antonio Ortega.
“Desde hace 10 años así lo hemos aplicado metodológicamente. Estamos ubicando manchas urbanas y no divisiones políticas que tienen esas ciudades”, dijo Ortega a BBC Mundo.
Para el secretario Sotomayor, sumar homicidios de demarcaciones vecinas es un criterio que “extrañamente”no es aplicado en el mismo estudio en zonas metropolitanas de grandes ciudades como Guadalajara, Monterrey o Ciudad de México.
“Ahí se contabilizan los homicidios de forma separada por municipio. Este error metodológico pareciera haberse utilizado para que Tijuana encabece el ranking”, señala Sotomayor.
En respuesta a esta crítica, el CCSPJS indica que solo considerando las cifras de Tijuana, la tasa de homicidios dolosos por cada 100.000 habitantesincluso aumenta para esa ciudad, situándola en 139,99.
“Si le quitamos Rosarito, saldría peor Tijuana”, sostiene Ortega.
BBC Mundo hizo su propia comprobación con base en los homicidios dolosos de Tijuana y Playas de Rosarito registrados en el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) que el CCSPJP cita como fuente.
Con base en las estimaciones de población para 2018 del gobierno de Baja California en esos municipios, la tasa es menor que la reportada por el CCSPJP, pero no da la razón al municipio de Tijuana.
Tijuana tiene una tasa de 125,56 si se evalúa solo el municipio, mientras que si se le suman los casos y población de Playas de Rosarito, la tasa es de 123,66 (solo la de éste último es de 93,05).
La variación del número de homicidios contabilizados en el SNSP -menor en la revisión de BBC Mundo- es algo normal, pues las bases de datos de meses anteriores son actualizadas conforme se confirman o descartan registros erróneos.
Tasa de casos por cada 100.000 habitantes solo para este municipio (sin incluir a Playas de Rosarito).
Francisco Rivas, un experto en los índices de violencia de México consultado por BBC Mundo, señaló que “no es correcto” sumar municipios diferentes en estudios sobre estas problemáticas.
“Es como si yo dijera que en el caso de Londres con algún municipio aledaño, yo le estuviera agregando las tasas de incidencia”, dijo el presidente del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
Su ONG encontró que hay una tasa de homicidios dolosos de 125,26 para Tijuana, es decir, 13 puntos menos que la determinada por el CCSPJP y 0,30 menos que el cálculo de BBC Mundo.
Las autoridades de Tijuana parten de un reconocimiento: la situación de inseguridad que vivió la ciudad fue grave.
“Debemos iniciar aceptando la problemática generada por la rivalidad entre grupos delictivos que provocó que las cifras de homicidios aumentaran significativamente el año pasado en Tijuana”, indicó el secretario Sotomayor.
Pero critica que el estudio del CCSPJP solo considere al homicidio doloso como síntoma de una ciudad violenta.
“La violencia se debe medir con base en todos los delitos“, sostiene Sotomayor (en lo cual coincide parcialmente el experto Francisco Rivas, del ONC).
“También deben ser consideradas el alto número de desapariciones forzosas que se presentan en otras regiones de México y que no están considerados como homicidios, pero en la práctica desafortunadamente lo son, situación que no prevalece en Tijuana”, añade el funcionario.
El CCSPJP sobre esto indica que solo compara el homicidio doloso “ante la imposibilidad de obtener datos sobre otros delitos violentos de urbes de todo el mundo”.
El secretario Sotomayor también apuntó a que Tijuana vive una situación especial al tener una “población flotante” -las personas que entran y salen de la ciudad día con día- particularmente especial.
“Tijuana por su ubicación geográfica en la frontera tiene una población flotante importante, por lo que el número de habitantes es mucho mayor al establecido”, dijo el funcionario.
“La asociación que publica el estudio (el CCSPJP) utiliza como base las cifras oficiales que están alejadas de la realidad”, añadió.
Ante esto Ortega afirma que su asociación necesariamente tiene que trabajar con cifras de población residente, pues esto es básico para dar certidumbre en el caso de Tijuana y otras urbes de más de 300.000 habitantes consideradas para su estudio.
“No importa que dicho retórico intente el secretario Sotomayor, eso no va cambiar el hecho de que Tijuana es la ciudad más violenta del mundo”, critica Ortega.
Desde la perspectiva del Observatorio Nacional Ciudadano, que cada mes presenta cifras de incidencia delictiva en México, el estudio del CCSPJP presenta “muchas debilidades” de metodología.
Francisco Rivas señala que entre varias falencias observa que el estudio “analiza los datos oficiales e incluye otras fuentes no oficiales” ante la falta de información de algunos países.
“Venezuela hace años que no presenta ningún dato sobre seguridad”, señala Rivas.
En su metodología, el CCSPJP dice que toma como base que “las cifras de homicidios deben provenir de fuentes oficiales o fuentes alternas”, como notas periodísticas, y que deben ser “asequibles a través de internet”.
Pero Rivas indica que al no haber homogeneidad en los datos que reportan los crímenes en cada país, es imposible afirmar cuál es “la ciudad más violenta del mundo”.
“Tijuana vive una crisis absolutamente terrible, pero para mí es igualmente grave que afirmemos cosas con la información incorrecta o falsa“, señala.
“Es tan negativo encubrir datos como falsear sistemas de información para castigar a una autoridad”.