Al final, terminó por costarle la vida a él y a sus leones.
Prasek, un hombre de 33 años residente en la localidad de Zechov, en el noreste de la República Checa, fue hallado muerto por su padre dentro de una de las jaulas.
Según las autoridades, su cuerpo quedó destrozado tras haber sido atacado por el animal de 9 años de edad.
Prasek había adquirido El león en 2016 y, un año más tarde, compró una leona más joven con el fin de que se reprodujeran.
Ambos animales eran mantenidos en jaulas separadas construidas por él mismo, en el patio de la casa de su familia.
La crianza de estos animales generó preocupación por parte de los vecinos y derivó en una intervención fallida de las autoridades, que no encontraron motivos legales para obligarlo a renunciar a su propósito.
A Prasek le negaron los permisos para construir las jaulas y, en consecuencia, fue multado por crianza ilegal de animales pero pudo conservarlos al negarse a permitir que nadie entrara en su propiedad.
Dado que no existían instalaciones alternativas para reubicar a los leones y que tampoco existían evidencias de que estuvieran siendo maltratados, las autoridades no podían llevárselos por la fuerza.
Eso, sin embargo, no solucionaba ningún problema.
De hecho, en el verano pasado, el caso fue reseñado por la prensa local luego de que un ciclista chocó con la leona cuando Prasek la sacaba a pasear atada con una cadena.
Entonces, la policía intervino pero el incidente fue considerado como un accidente de tráfico.
Este martes en la mañana, el padre de Prasek encontró a su hijo muerto dentro de la jaula del león, que estaba cerrada por dentro.
Tras avisar a la policía, las autoridades decidieron ejecutar a ambos leones asegurando que era la única manera de recuperar el cuerpo.