Las orcas se encuentran en grave peligro debido a la persistente contaminación química del medio ambiente, afirman científicos.
Un nuevo estudio indica que la viabilidad a largo plazo de más de la mitad de los diferentes grupos de orcas en el mundo está en duda.
Algunas poblaciones, como las que habitan en torno de Reino Unido, el estrecho de Gibraltar, y frente a las costas de Brasil, Japón y California están condenadas a desaparecer.
La investigación se publicó en la revista especializada Science y apunta a un problema:
Los bifenilos policlorados o PCB, por sus siglas en inglés.
Son compuestos químicos que, en una época, se produjeron en vastas cantidades y fueron utilizados en la producción de innumerables artículos, desde plásticos hasta pinturas, equipos eléctricos y selladores.
Pero son altamente tóxicos y, aunque fueron prohibidos hace décadas, se han acumulado en el medio ambiente y filtrándose en los océanos.
Los PCB entran en los organismos marítimos a través del sistema digestivo. Pero, como las orcas son máximas depredadoras, éstas absorben toda la contaminación de PCB acumulada en las presas de su cadena alimenticia, desde peces hasta focas y tiburones.
Los PCB atrofian los ovarios de las orcas hembras, limitando su capacidad de dar crías. Los químicos también reprimen el sistema inmune.
El nuevo estudio creó un modelo a futuro del éxito reproductivo y supervivencia de las orcas frente al desafío químico.
Para aquellas poblaciones viviendo en aguas limpias, el pronóstico es positivo. Las orcas en sitios como el Antártico y el Ártico deberían aumentar en números.
Pero para aquellas viviendo en los mares más contaminados, los próximos 30 a 50 años serán sombríos.
Las orcas que habitan en la costa occidental de Escocia, por ejemplo, se han reducido a sólo ocho individuos y no han producido una cría en más de 20 años.
Paul Jepson, de la Sociedad Zoológica de Londres, asegura que ese grupo “desaparecerá durante mi vida”.
“Más de 50% de las poblaciones de las que tenemos datos colapsarán según nuestro modelo”, expresó al programa de la BBC Science In Action (Ciencia en acción).
“Los PCB son químicos altamente tóxicos que persisten en el medio ambiente. Y son las orcas las que, por mucho, están más expuestas a altos niveles que ninguna otra especie en la Tierra; definitivamente más que cualquier otra especia mamífera”.
La maldición de los bifenilos policlorados o PCB
Toda esta situación va en contra de las orcas.
No sólo acumulan los contaminantes por los principales depredadores acuáticos, pero los efectos tóxicos las afectan donde están más vulnerables: su habilidad de reproducción.
Estos animales toman mucho tiempo antes de alcanzar la madurez sexual y, aún entonces, apenas tendrán una cría cada varios años. Esto aplica una presión muy precisa contra la población.
Además, los PCB son solubles en grasa y las orcas son organismos con un alto contenido de grasas. La leche materna estaría cargada de PCB que pasará a su cría durante la lactancia.
La mayoría de los PCB no han sido destruidos ni almacenados de forma segura.
En ese sentido, algunos países han respondido mejor que otros. En Estados Unidos, donde se han destinado “superfondos” federales para la limpieza de las áreas más contaminadas, el nivel de PBC entrando al océano ha bajado.
Pero se necesitan más medidas urgentes en lugares como Europa.
“La eliminación inapropiada de equipos que contienen PCB en vertederos puede generar filtraciones y desagües hacia arroyos, ríos, estuarios y océanos cercanos“, explicó el director del informe, Jean-Pierre Desforges, de la Universidad Aarhus, en Dinamarca.
“Sabemos que los PDB están en las pinturas y selladores de antiguos edificios y en las capas externas de los buques así que, si el material contaminado se elimina inapropiadamente, puede entrar al medio ambiente, y la demolición de edificios hace que los PDB entren al aire”.
Es muy poco lo que se puede hacer para recuperar los PCB una vez penetran el océano. La robustez de los químicos significa que rondarán en el medio ambiente durante muy largo tiempo.
Pero hay problemas paralelos que muy probablemente podríamos corregir, según la coautora del informe Aisla Hall, de la Unidad de Investigación de Mamíferos Acuáticos, de la Universidad de St. Andrews, Escocia.
“Debemos reconocer que este es uno de muchos factores de estrés para los animales”, comentó a la BBC.
“Hay factores como el ruido, cambios de hábitat, cambios en disponibilidad de presas, en los que podemos influir. Si hacemos algo al respecto, tal vez podríamos reducir la carga total de estrés y, tal vez, nuestras predicciones no serían tan nefastas”.
Paul Jepson añadió: “No creo que jamás se volverá a dar una historia como la de los PCB”.
“Me parece que las industrias químicas han aprendido la lección: sabemos que el ser soluble en grasa es un factor de alto riesgo, porque eso es lo que permite la bioacumulación (de los tóxicos)”.
Aunque el científico asegura que hoy en día no se permitiría el uso de un químico con esas propiedades, “los PCB son tan difíciles de eliminar que estaremos lidiando con ese legado durante mucho tiempo”.