Redacción / BBC News Mundo
Tal vez hayas visto estas imágenes divertidas en internet: una casa que parece Hitler, el perfil de Donald Trump en la oreja de un perro, o una golosina que se asemeja a Kate Middleton, la esposa del príncipe William.
Estos casos curiosos de rostros famosos en sitios inesperados son ejemplos de “pareidolia“, un fenómeno psicológico que consiste en reconocer patrones significativos (como caras) en información aleatoria.
La pareidolia tiene sentido desde un punto de vista evolutivo, asegura el psicólogo Rob Jenkins, de la Universidad de York en Inglaterra.
“Si hay un rostro cerca, hay una mente cerca. Y eso significa que hay alguien que potencialmente puede causarte mucho bien o mucho daño”, dice.
En un experimento, bebés recién nacidos pasaron más tiempo mirando patrones de puntos y rayas que se asemejaban a un rostro, que otros patrones aleatorios.
Y no hace falta recibir mucha información o estímulos visuales para que descifremos un rostro. Unas marcas oscuras en la posición de los ojos y la boca ya es suficiente.
Esta “habilidad”, sin embargo, no parece ser exclusiva de los seres humanos.
Un estudio de 2017 constató que las ovejas tienen la capacidad de reconocer rostros humanos familiares.
Investigadores de la Universidad de Cambridge en Inglaterra lograron entrenar ovejas para que reconocieran los rostros de los actores Jake Gyllenhaal y Emma Watson.
También los del expresidente de Estados Unidos Barack Obama, y de la expresentadora de noticias de la BBC Fiona Bruce.
Y aunque los humanos tenemos una gran habilidad para reconocer rostros familiares, no somos tan buenos con las caras extrañas.
Cuando investigadores mostraron a los participantes en un experimento rostros desconocidos, el margen de error fue de 20%.
Con caras que no conocemos, diferencias sutiles en expresión, iluminación, maquillaje o peinado pueden afectar nuestras habilidades de reconocimiento.
Los software de reconocimiento facial existen desde hace tiempo, pero no han logrado el nivel de exactitud esperado, según el corresponsal de tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones.
Cuantas más imágenes procesa una computadora, menos preciso tiende a ser el reconocimiento.
“Hay una extraordinaria variación en la información que contienen las imágenes usadas para entrenar computadoras”, señaló Rory Cellan-Jones.
¿Quién ganará entonces la batalla de la pareidolia? ¿Los seres humanos o las computadoras?
“Depende de la tarea”, aseguró Rob Jenkins. “Si se trata de una persona que reconoce un rostro familiar, apuesto por los seres humanos. Pero si la cara es desconocida, habrá situaciones en que la máquina compita de igual a igual”.
Jenkins cree, sin embargo, que con el rápido avance de la tecnología, en algún momento no muy lejano las máquinas serán más eficientes que las personas en el reconocimiento facial.