Llegan en embarcaciones pequeñas con potentes motores fuera de borda y capaces de evadir los radares.
Los tripulantes suben a las plataformas marítimas que extraen petróleo o gas, y en minutos roban luces, tubos, válvulas o equipo electrónico.
Luego regresan a la costa para descargar la mercancía. Pocas veces son detectados.
El ataque de piratas a plataformas marítimas y barcos varados en el Golfo de México es un problema creciente en el país.
Desde hace cuatro años existen reportes de robos o intentos de abordaje a plataformas y embarcaciones, pero el problema se agudizó desde 2017.
Según organizaciones de marinos mercantes, en los últimos años se han cometido al menos 276 robos de este tipo. En lo que va de 2018 ocurrieron 24.
La zona más afectada es la Sonda de Campeche, un área de unos 11.000 kilómetros cuadrados del Golfo de México frente al litoral de Tabasco, en el sureste del país.
Allí se encuentran algunos de los yacimientos más importantes. Petróleos Mexicanos (Pemex) opera en el lugar a más de cien plataformas marítimas.
La Secretaría de Marina (Semar) es la responsable de vigilar la región, pero hasta ahora no ha logrado contener el asedio de los piratas señala Faustino Suárez Rodríguez, presidente del Frente Nacional de Marinos Mercantes.
“La Armada de México no ha hecho lo propio”, dice a BBC Mundo. “No sé si cuente con el equipo de protección necesario, pero no están haciendo la función como se debe”.
BBC Mundo solicitó a la Semar información sobre su estrategia de seguridad en las plataformas marítimas en el Golfo de México, pero no hubo respuesta.
De acuerdo con organizaciones de marinos, los piratas usan embarcaciones parecidas a las de pescadores de la zona, a las que se colocan motores fuera de borda.
Santiago García, del Cuerpo Consultivo Marítimo Mercante, dice que es “una extensión marítima del crimen organizado”.
Las bandas suelen contratar personas que conocen la región, como pescadores ribereños, desempleados de embarcaciones que apoyan a las plataformas marítimas o incluso técnicos petroleros.
Y es que en muchos casos los piratas conocen el equipo más valioso, el cual desmantelan en pocos minutos.
“Es una zona muy extensa” dice García a BBC Mundo. “Hay que saber qué plataforma está habitada, cuál se dedica a perforación o a exploración” por ejemplo.
“Sería muy difícil que alguien que no conozca la Sonda de Campeche se pueda mover con esa facilidad, saber que equipos hay en las plataformas o las que están vacías”.
Según Faustino Suárez muchos de los robos se cometen en plataformas sin personal, pero también se han reportado incidentes en otras donde hay trabajadores.
Otro caso son las embarcaciones varadas, algunas incluso durante varios años.
“Las unidades están desprotegidas sin tripulación y sin alumbrado, eso provocó que alguien se le ocurra robar y al ver que fue algo productivo otros hicieron lo mismo”.
Tanto en las embarcaciones como en las plataformas existe equipo muy especializado o una cantidad importante de elementos metálicos.
No está claro el destino de lo robado pero el mercado para estos aditamentos no es muy grande, señalan los especialistas.
En muchos casos se trata de equipo costoso. Un ejemplo son las luces de navegación que existen en los barcos y las plataformas, cotizadas en más de US$100.000.
La senadora Margarita Sánchez García dice que los robos en plataformas marítimas provocan daños graves.
“Tenemos reportes de trabajadores de que la situación es tan grave que incluso se han cerrado plataformas completas por esa causa” dijo al diario Reforma.
“Los que hacen esto conocen los aspectos técnicos, porque han sido capaces de entrampar válvulas de seguridad”.
BBC Mundo solicitó a Pemex datos sobre los incidentes en las plataformas. No hubo respuesta.
Desde enero pasado la Semar estableció un programa especial para reforzar la seguridad en la zona donde se encuentran las plataformas.
El plan contempla restringir la navegación en los alrededores de las instalaciones petroleras, así como vigilar con aviones y helicópteros.
A pesar de la estrategia los incidentes con piratas no cesan, revelan los especialistas. Y el problema puede rebasar la frontera mexicana.
Tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, la Organización Marítima Internacional estableció un protocolo para reforzar la seguridad en las embarcaciones y mares internacionales.
La OMI es el organismo de Naciones Unidas responsable de la seguridad en la navegación, así como de prevenir la contaminación marina por las embarcaciones.
El protocolo es el Código Internacional para la Protección de Buques e Instalaciones Portuarias (PBIP), que refuerza la seguridad en los puertos y embarcaciones.
Cumplir el PBIP es obligatorio para todos los miembros de la ONU, y eso incluye evitar el ataque de piratas recuerda Santiago García.
Los incidentes deben reportarse a la OMI, pues sirven para elaborar alertas a la comunidad naviera para evitar la navegación en zonas de riesgo.
Un tema especialmente sensible para el principal socio comercial de México, Estados Unidos.
“A los estadounidenses les conviene tener la cooperación de su vecino, para que en caso de una amenaza no llegue a su país y sea contenida en aguas mexicanas”, insiste.