Las avispas causan aversión en gran parte del público, mientras que las abejas son apreciadas por la mayoría de las personas, encontró un estudio reciente.
Y esa visión nada positiva de las avispas es “injusta” porque ambos insectos son igualmente beneficiosos para el medio ambiente.
El estudio, que se basa en una encuesta a 750 personas en 46 países, fue realizado por investigadores en Reino Unido e Italia y publicado en la revista Ecological Entomology.
Los autores del trabajo señalaron que las avispas necesita una campaña de publicidad para restaurar su imagen, y aseguran que estos insectos merecen no solo el mismo aprecio que las abejas, sino los mismos esfuerzos en materia de conservación.
En la encuesta se pidió a los participantes que calificaran diferentes insectos en una escala desde menos cinco (emociones muy negativas) a cinco (emociones muy positivas).
La mayoría de las respuestas en el caso de las abejas se situó por arriba de 3, pero lo contrario ocurrió con las avispas, que recibieron mayoritariamente calificaciones de menos 3 o inferiores.
Los científicos también pidieron a los encuestados que pensaran en palabras asociadas.
En el caso de las abejas los términos más populares fueron “miel”, “flores” y “polinización”.
Pero las palabras más asociadas a las avispas fueron “peligrosas”, “picadura” y “molestas”.
La visión popular de las avispas no tiene fundamento, afirma Seirian Sumner, investigadora de University College en Londres, quien lideró el trabajo.
Las avispas también polinizan flores y cumplen un papel clave para el medio ambiente matando y comiendo otros insectos considerados pestes.
El problema es que las avispas han sido representadas erróneamente en artículos de divulgación, aseguró Sumner, quien se especializa en la vida social de los insectos.
“La gente no está al tanto de las increíbles funciones que cumplen las avispas en términos ecológicos”, señaló Sumner a la BBC.
“Aunque muchos piensan que las avispas solo quieren molestarlos persiguiendo su sándwich durante un picnic, en realidad esas avispas están mucho más interesadas en cazar insectos que puedan llevar a su nido para alimentar a sus larvas”, explicó.
Sumner descubrió también que hay pocos estudios científicos sobre el impacto positivo de las avispas en el medio ambiente.
La investigadora analizó presentaciones en conferencias y estudios científicos sobre abejas y avispas.
De 908 estudios analizados, solamente el 2,4% de las publicaciones desde 1980 eran sobre avispas, en comparación con un 97,6% sobre abejas.
Y de 2.543 presentaciones sobre avispas y abejas en conferencias científicas en los últimos 20 años, el 81,3% fueron sobre abejas.
Esta falta de investigación tiene consecuencias importantes, ya que dificulta el diseño de estrategias de conservación.
Y esto es crucial porque, tal como apunta Alessando Cini, investigador de la Universidad de Florencia y coautor del estudio, las poblaciones de avispas están declinando debido a la pérdida de hábitat y al cambio climático.
“La preocupación del público por el declive en el número de polinizadores ha resultado en un enorme interés en las abejas. Sería fantástico que ese apoyo también existiera para las avispas, pero eso requeriría un cambio de actitudes”, afirmó Cini.
“El primer paso es que los propios científicos aprecien e investiguen más la importancia económica y ambiental de las avispas, para que luego ayuden al público a entender la importancia de estos insectos”, agregó el investigador.
Para Sumner, “cuanto más comprendamos el papel de las avispas como predadores de insectos dañinos, menos las odiaremos”.
La científica de University College señaló que “las personas con un gran interés en la naturaleza aprecian más a las avispas que aquellos con poco interés”.
“Necesitamos que la prensa nos ayude a cambiar las percepciones sobre estos insectos de actitudes de desagrado a sentimientos positivos y tolerantes”, dijo.
“Un mundo sin avispas sería un mundo en el que deberíamos usar muchos más pesticidas y plaguicidas”, explicó.